Capítulo V: Las dos caras de la moneda

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Parte I

Hola, mi nombre es Valter, y soy el Paladín del pueblo Kali, espero que no me juzguen por lo que contaré, yo solo tome la desición que creía mejor, pero tranquilos, diré que fue lo que sucedió y ustedes tienen la libertad de juzgar mis actos.

Todo empezó con la noticia de Drun. Sabíamos que la paz iba a terminar, fue algo muy inesperado para todos en el pueblo, la noticia nos llegó a través de un comerciante mientras intercambiamos alimentos con el Pueblo de Lija. El encargado de traer la mercancía nos dijo que Drun había despertado, nadie sabia como, nos contó que el sello de Plutón había sido roto lo que significaba que los Drogos andarán libre por todo el Phoenix. Quise pensar que era mentira, Drun no había de despertar y de hecho no creí en nada de lo que el hombre me dijo si no hasta poco después que reaccioné, tuve que poner todo en orden, intuí lo que podía suceder, pensaba que podría hacer... Somos un simple Pueblo no un Reino, no contaba con un ejercito que defendiera nuestras tierras, Idios el Herrero vivió aquí y muchos saben de eso, también saben que es el ultimo que ha tenido contacto con el Árbol Azul. Aunque él se marchó y no sé a donde, entendía que muchos vendrían a preguntar donde se encuentra y así fue. Por eso tuve que proteger más el Pueblo y no dejar entrar a nadie. Ya nadie podía entrar o salir de el Pueblo.

La tención aumento después de una noche, la noche en el que el cielo se puso color verde. Drogos. Era lo único que se podía decir, se podía ver el fuego de los Drogos reflejado en los cielos, ese día algo increíble pasó. La Isla Colonial explotó. Los rumores se esparcen rápido, ya sabíamos que no se podía esperar más, debía pensar en algo rápido, los Drogos estaban moviendose sin contratiempos, los Ogros era lógico que también lo harían, la alianza de los Colonos con los Elfos no sé que tramaban, los Enanos no sé como estaban y los Tritones siempre han sido neutrales. En el Phoenix se esparció otro gran acontecimiento, el de un chico prodigio llamado Thomas, que con 16 años se ha graduado de Majino 3. Para mi era algo muy inverosímil era sorprendente, muchos de los pueblos vecinos decían que el era un próximo Rusford que era la esperanza de la paz, que podían refugiarse en el Reino Colono, que todo podría volver a ser como antes, pero yo no les creí. Lo ultimo que pasó por mi cabeza fue refugiarse en el Reino Colono. Tuve que aceptar lo de un Majino 3 con 16 años aunque me avergonzara. También había noticias de ataques en ciertos lugares, muchos de Ogros. Pueblos arrasados, y muchas muertes. Y el nuestro estaba próximo. Para nosotros fue en una tarde. Llegaron unos 20 Ogros, no lo sé, en ese momento yo estaba en el lago, como me encanta estar ahí, escuche un fuerte ruido desde la entrada, estaba nervioso, tenia miedo de que algo así sucediese pero así fue, escuchaba gritos de los soldados diciendo "Ogros" vi a los aldeanos refugiarse en sus casas y corrí a la lucha, cuando llegue ya había dos arqueros en el suelo, uno con un hacha enterrada en su cabeza y el otro con una hacha en su pecho, este agonizaba y suplicaba ayuda. Los Ogros son muy fuertes y pesados, su líder se acerco a el, puso su pie izquierdo sobre su cabeza e hizo presión. Lastima, destruyo el cráneo del Elfo. A la izquierda de él había 8 Ogros, a su derecha había unos 10, la lucha seguía y mis hombres caían, primero uno, después dos, uno mas, otro, otro... Solo pudimos contra 5 de esos miserables Ogros, 3 fueron asesinados por mis arqueros, y los otros dos lo acabamos en grupos de 4, su líder se burlaba de nosotros, eran unos 20 y solo dejó luchar a 10, después de haber matado a 5 Ogros y ellos a 12 de los nuestros el siguiente en caer fui yo, me atraparon entre 2, me arrastraron a su líder y todos dejaron de pelear. Su líder me golpeo, escupió, humilló y se burlo de mi, de Valter. Mis hombres intentaron retomar la pelea y fue cuando el líder Ogro me levanto y puso su gran hacha en mi cuello, se detuvieron de inmediato, se acercó a mi oreja y susurro "¿Donde esta Idios?" su aliento apestaba a mierda. Le respondí que no sabia donde se encontraba, el señaló a un colono y otro Ogro hizo el trabajo, sin que nadie se diera cuenta este enterró su hacha en su cabeza. Estábamos en desventaja, ya eran 13 hombres nuestras bajas, si alguno hacia algo su líder me mataba, me puso de rodilla y volvió a preguntar.

Phoenix: Un Sello RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora