Capítulo VI: Despertar

15 2 0
                                    

Me encontraba rodeado, con Alice desmayada, podía ver en esos Ogros ese sucio deseo de ver sangre, mi sangre. No iban a retirarse, estaban decididos en matarnos a ambos, desde el principio me imaginaba que algo así pudiese suceder. Pero también contaba con que Dseta y Omega estuvieran aquí conmigo en el momento. Intente huir, intente alejarme, pero ellos no me dejaron. No podía hacer más, sabia que este era mi momento de luchar, de hacer correr sangre.

Deje a Alice en el suelo y sin ánimos saque mi espada. Suplique no pelear, pedí que se marcharan, pero ellos no escucharon. Siempre lo he dicho, yo no quiero esto, yo quiero la paz. Pensaba que con palabras se podía llegar a ella pero estaba equivocado, o creo haber estado dormido y ese era el momento de despertar. En la realidad, la vida no es un cuento de hadas, los deseos no se cumplen, el mio no se cumpliría así como así. Tampoco es que se deba pedir un deseo, uno debía realizar su propio deseo. Y para eso, estos primeros 5 infelices debían morir. Es algo muy irónico, si quieres paz entonces haz la guerra, hace 100 años había habido una guerra y fue cierto, hubo paz. Pero en esa primera guerra no murieron todos los malos. Ya esta era la segunda, pero la ultima. Después de esta, la paz reinaría. Debería existir otro método para llegar a ella.

Lo Ogros comenzaron atacando de uno en uno por 5 direcciones distintas, este era mi momento de probarme, de ver que tan fuerte soy, a que tanto podía llegar, ver que vio Rusford en mí para enviarme a semejante misión.

Recibía uno a uno el impacto de sus pesadas hachas, ellos tan solo se divertían conmigo, pero lo que de verdad no sabían, es que era yo quien me divertía, si eres fuerte demuestra debilidad, si eres débil demuestra fortaleza.

Espere el momento tal en que ellos se confiaran, cuando sus burlas crecieron más, era mi momento de actuar. Tomé a Alice con mi brazo izquierdo, y desviando sus ataques logré salir del circulo en que me rodeaban. Ahora estaban de frente a ellos. Puse a Alice en un lugar seguro y me preparé para pelear. Yo solo pensaba en hacerlo lo mas rápido posible.

-Ustedes no tienen ninguna posibilidad de ganar-dije.
-¿Escucharon lo que ha dicho?- respondieron entre risas.
-¿Por qué arriesgan sus vidas?
-Simple, por dinero.

Un Ogro inició atacando, con pies ágiles me desplace para esquivarlo mientras mi espada busco el cuello del lobo, después de cortar ambos cayeron tras de mí derribando un árbol.

En ese instante intentaron atacar 2 Ogros mas. El primero lanzo su hacha hacia mi y después de esquivar, esta impacto con el suelo. Mi primer objetivo eran los 2 últimos Ogros que se quedaron rezagados. Al acercarme a ellos, sin compasión corté el cuello del primero y salté a atacar al otro, este se defendió con el mango de su hacha y detuvo mi ataque.

Los 2 Ogros que anteriormente me habían atacado se reincorporaron a la pelea, esta vez fue igual, uno atacó y luego de esquivarlo su hacha impactó contra el suelo. Aprovechando la oportunidad corté sus 2 brazos. El Ogro que anteriormente detuvo mi ataque intento atacar a mis espaldas, lo detuve colocando mi espada tras mis hombros. Salté a atacar al Ogro que se encontraba al lado del que tenia los brazos amputados, se defendió y nuestras armas hicieron contacto. Solo que el era mas una distracción que mi objetivo. Mi objetivo principal era el Ogro que había caído junto con el lobo en el primer ataque.

Y dirigiendome rápidamente a él, enterré mi espada justo en su corazón mientras recibía la sangre que salia de su boca. Saqué mi espada y la sacudi.

Ya había un lobo muerto, 2 Ogros sin vida y uno sin brazos y yo, yo aun no había recibido ni un solo rasguño.

-Les dije que no tenían oportunidad de ganar. Creanme, no quería llegar a esto.
-¡Maldito! ¡Maldito! ¡Malditooo!-su frustración se les notaba a simple vista, sabían que todo había terminado.
-Ustedes participaron en el ataque al pueblo de Kali. Por eso no dejaré a ninguno con vida.
-Tu... Majino ¡¿Como puede ser tan fuerte?!
-Eso es algo que ni siquiera yo lo sé-respondiendo- por ahora solo sé que ustedes 3 morirán.
-¡Nooo! ¡Nunca! Ganaremos por el General Mercado él nos prometió riquezas, gloria así que-enfadado grita- ¡Te mataremos Majino!
-Lo siento, ese Mercado de quien hablan no les podrá cumplir.

Ataqué por la derecha de el Ogro, ese que estaba al lado de quien tenia los brazos amputados. Este mientras tanto detuvo mi ataque. Di un giro y busque cortar su cuello atacando por la izquierda, el Ogro con su brazo derecho lo detuvo, pero no obstante sacrificó ese miembro de su cuerpo. Vi su sangre morada correr mientras que el estúpido sin brazos intento atacar.

-Tú no molestes-dije mientras enterraba mi espada en su corazón.

Los 2 Ogros restantes sentían miedo. Estos incluso intentaron huir ¿Un Ogro huyendo? Pero yo ya estaba decidido. Tomé el hacha de el que había matado recién y la arrojé al Ogro que aún no tenia heridas, la enterré en su cabeza. El ultimo en pie desangrándose se dio la vuelta e hizo lo que un verdadero Ogro haría, no huir e intentar vencer al enemigo. Corrió hacia mí buscando hacerme daño con su hacha que sostenía con su brazo izquierdo. Yo de verdad me arrepiento de no haber acabado esto más rápido. Levanté mi espada y la clave en su pecho. Fin. Todo había terminando... Los lobos que quedaban se fueron del lugar, cuando envaine mi espada el ultimo Ogro cayó al suelo.

Phoenix: Un Sello RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora