¿Destino? (MyungYeol)

Epílogo.

«Para SungYeol».

Nunca sé cómo empezar una carta, sobre todo, una que quizá nunca sea leída. En fin.  

Hola, Yeol ¿Cómo es donde tú estás?, ¿Hay personas guapas como yo? Supongo que no.  Ya ha pasado un año desde que decidiste emprender viaje, y nunca pude decirte lo bien que lo hiciste en la obra.  Eras el que mejor lucía. Me hubiera gustado ver más de tu actuación, y quizá deba esperar mucho tiempo para que eso pase.  

Me he dedicado a la música y fotografía, después de todo,  abandoné mi idea de ser chef, aunque tu mamá dice que lo hago bien. Por cierto, ella está muy bien, trabaja mucho como siempre pero me encargo de darle sus vitaminas. Ambos estamos bien. 

Aunque ¿sabes?  Me haces mucha falta;  tus risas de idiota, tus sonrisas bobas, tu alegría.  Eras como ese pedacito de tarta de manzana que me como por las noches. 

Hay muchas cosas que me faltaron decirte, y es que sabes que nunca fui muy romántico. Lo siento por eso. 

¿Sabes qué día es hoy?  Hoy cumpliríamos un año  de pareja, y es tu cumpleaños.

¡Feliz cumpleaños! 

He tomado como hobbie, el ver las estrellas por las noches; es mi broche de oro cada que tengo un buen día, o es lo único que me hace sonreír cuando un día es malo. Gracias por ese regalo.  

¿Te dije que leí El Principito? 

Se ha vuelto mi libro favorito.  

¡Oh! Y SungKyu todavía sigue con WooHyun, esos dos van para largo. SungJong y Hoya también siguen juntos, aunque su amor es muy azucarado para mis ojos. Todos en la cafetería estamos muy bien. Cuando vamos a beber hablamos mucho de ti, así que donde quiera que estés, sonríe y no te sientas solo.

Hubo un tiempo en el que no me pude levantar de mi cama, no quería aceptar el que ya  no estuvieras conmigo, pero prometí que eso ya no sería así;  prometí que sería feliz, y eso es lo que he estado intentando. 

A veces me pongo a recordar todas las cosas por las que pasamos,  desde el principio caótico que tuvimos,  las veces en que yo me sentía enfadado porque tú eras lo único que rondaba mi cabeza, cuando te molestaba y tú me odiabas. Tantas cosas que hoy en día me sacan una sonrisa. 

Me hiciste feliz, y ahora lo sigues haciendo. 

Alguien me dijo un día, que cuando quiera que un ángel lea mis palabras, debo escribirlas y después quemarlas, así llegarían a manos de ese ángel. 

Te escribo para decirte algo que no alcancé a decirte antes:

Te quiero, y adiós.