Capitulo XIX: El fin sólo es el comienzo.

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Al día siguiente de ocurrir la pelea y el mal rollo con Kyle, Adam nos contó lo que su padre le hizo saber; en primer lugar, lo amenazó con que si se volvían a pelear de aquel modo los metería en lo militar, ya que tenía contactos para hacerlo. En fin, también le dijo que Kyle se marcharía el fin de semana siguiente fuera del país, por lo menos durante un año, ya que a parte de haber hecho lo que hizo el día del juego, tenía algunos problemas de dinero con personas de mala calaña.

Para nuestra sorpresa y la de Adam, su padre no le dijo más nada y no le reprendió más.

Por otro lado, al pasar las semanas, todos nos relajamos y volvimos a lo habitual.

Así empezaron a pasar los meses restantes sin nada relevante, solo diversión, amigos, romance, ya saben algunas cosas del estilo; hasta que llegó el día en que nos graduaríamos del instituto.

Mi mamá había llegado temprano y me sorprendió verla sentada en mi cama, yo me encontraba en el baño duchándome, así que estuvo un tiempo hablando con los chicos, la encontré riendo a carcajadas, no tenía ni idea de qué se reían todos, pero cuando me vió, rápidamente me envolvió en un abrazo.

-Lu, mi bebé bonita, me alegra tanto que te gradúes. - dijo ella aún envolviéndome en un abrazo de esos que sólo saben dar las madres.

- Sí mamá, lo sé, lo sé- dije yo, mientras besaba su mejilla y me separaba de ella.
Los chicos se sonreían divertidos ante la escena, malditos, después se estarían burlando de mí.

- ¿Qué haces aquí?, pensé que vendrías más tarde, a la hora de la graduación, y faltan dos horas- dije yo mirando el reloj de mi mesita de noche.

- Es que quería desayunar contigo y darte una gran noticia- dijo mi mamá mientras sus ojos se iluminaban. Debía de ser una muy buena si estaba tan contenta por ello.

- Chicos, nos vemos luego- dije arrastrando a mi madre fuera del dormitorio, dejando a los chicos intrigados con la noticia; lo sabía por la cara que pusieron cuando mamá lo dijo.

Se despidieron de mi madre, que al parecer estaba más que fascinada con ellos y nos fuimos a un restaurante cerca del instituto.

Habíamos terminado de desayunar hacía unos minutos y mi madre seguía contándome cosas que habían pasado en casa, chismes y esas cosas que en realidad no me importaban. Ya no aguantaba más, quería saber qué era eso tan bueno que tenía que decirme.

-Vamos mamá, ¿recuerdas que tenías algo que decirme?, ya es tarde, tengo que regresar para prepararme y tú también, vamos, suéltalo. ¿Cuál es esa noticia buena?- dije impaciente.

- ¿Te acuerdas que aplicaste para una beca en esa universidad que tanto te gusta?- dijo ella con una enorme sonrisa en el rostro. No podía creerlo. Había aplicado antes de haberme cambiado de instituto, de llegar aquí. Lo había hecho gracias a mi madrina que me animó objetando que seguro me aceptarían por mis buenas notas.

- ¿Me aceptaron?- dije con la emoción palpitante en el aire.

- ¡Sí!- dijo mamá. Estaba tan alegre, que paré a mi madre del asiento, la abracé y empecé a dar saltos de canguro con ella, los demás nos miraban extraño, pero no me importaba. Me habían aceptado en la mejor universidad.

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Al regresar, seguía demasiado contenta y los chicos lo notaron.

- Debió ser buena la noticia- dijo Adam mientras me atrapaba en un abrazo por la espalda.

¿Internado para señoritos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora