Capitulo III: Llamadas, insultos y odio.

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Una vez que salí del gimnasio, me dirigí a la dirección, todo para responder la llamada de mi madre. La verdad se me había olvidado llamarla, desde que me dejó en la entrada del instituto, debe de estar furiosa. No tenía celular, desgraciadamente había muerto de causas naturales, bueno, algo así, lo que pasó es que accidentalmente chocó contra una pared, en fin, me encontraba caminando detrás de la secretaria por el largo camino hacia el edificio correspondiente a la dirección.

No le ponía mucha atención a nada alrededor de mi persona, estaba demasiado retraída en mis pensamientos, lo que pasó hace unos minutos con Adam, no lo sé, fue como si me fuera a..., NO, nada de eso, deja de alucinar. Intenté distraer mi mente, observando a grupos de amigos pasando y platicando animadamente, tratando de que mi mente no pensara en la situación minutos antes.

Por fin llegué a la dirección, donde tomé el teléfono del escritorio del director, el cual me había hecho pasar enseguida que me vio surcar las puertas del edificio.

Con un hola saliendo de mi boca, contesté aquel aparato que por cierto parecía muy antiguo, detrás de la línea escuché la voz de mi madre, enojada en un principio, pero avanzando la conversación tomó un tono dulce. Le conté algunas cosas y pregunté por otras, al final me despedía de ella jurándole que la llamaría seguido y me compraría un celular con el dinero que me iba a mandar mensualmente, genial, eso si que era una buena noticia.

Una vez que colgué, me levanté rápidamente, no me acordaba haberme sentado, pero en fin, ya me dirigía a la puerta de salida, despidiéndome del director, cuando éste habló.

- Toma asiento Luce.- Respiré hondo e hice lo que me pidió.

¿Ahora que quería?

- ¿Cómo te ha ido en tus clases? ¿Se comportan de un modo educado tus compañeros contigo?

Eh, ¿eso era todo?, ¿quería saber como me iba en esta escuela?, enserio, que no se da cuenta que soy una chica en un colegio para chicos, como cree que resultaría eso. Aunque no me quejo, no ha habido ningún problema, hasta ahora, todo toma su tiempo y no creo que ésta tranquilidad y la sorpresa de una chica aquí dure mucho tiempo.

- Me ha ido bien, tengo buenas notas. - esquivé la segunda pregunta, la razón era que no quería precipitarme diciendo que los chicos se portaban, ¿como había dicho el director?, ah si, "educados". ¿Quién en su sano juicio usaría esa palabra para describir a un adolescente?

- Me alegro que te sientas a gusto con tus clases, esa es una buena señal. - si claro y yo me pregunto en que momento le dije que me sentía a gusto, pufff adultos, alteran todo lo que les decimos.

A todo esto, lo único que quería era regresar a mi dormitorio, y darme una larga ducha, para después y gracias a lo único sensato en esto, podíamos salir los sábados y domingos del instituto, irme al cine o algo así, ya se me ocurriría algo, puede que hasta salga con los chicos, de seguro algo harán. Asentí y sonreí al director, con la esperanza que me dejara irme sin más preguntas. Así fue, salí como alma que lleva el diablo, hasta llegar a mi habitación.

Pensaba que los chicos ya estarían aquí, pero el dormitorio se encontraba vacío. Me metí a bañar, estaba toda sudorosa y olía a rayos.

El agua corría por mi cuerpo desnudo, estaba a la temperatura exacta.

No me quedó de otra que salir de la lluvia artificial, sequé mi cuerpo y mi cabello seguido de vestirme, me había puesto algo sencillo, unos shorts, camisa rosa y mis converse blancos.

Saliendo del baño me encontré con algo realmente agradable, aunque en un principio me asusté, ya saben, por la sorpresa, tampoco era idiota y ver a Dan, Josh y Adam en calzoncillos, era como el maldito paraíso, parecían ángeles muy bien esculpidos.

¿Internado para señoritos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora