–Estoy bien, sí, ajá, no hace falta. Mamá por favor, no es necesario, sí, nos vemos, cuídate, yo te quiero más. –Dallon colgó el teléfono y siguió el camino a su departamento. No le gustaba hablar de su enfermedad con su madre, ni él sabía que estaba pasando.
Faltaba un pequeño tramo, solo era cuestión de cruzar una calle y girar a la izquierda, pero entonces antes de que el indicador le diera el paso alguien lo tomo del brazo.
–Oye, wow, sí que eres rápido.
–¿Qué quieres? –Dallon se deshizo del agarre de una manera brusca.
–Quiero... pedirte, ya sabes...
–No, no lo sé.
Brendon rodó los ojos y después los cerró, apretándolos fuerte.
–Pedirte disculpas por mi estúpido comportamiento.
–Te disculpo, pero dile a tu madre que no era necesario. –con eso último Dallon siguió su camino, dejando a Brendon ahí parado como el estúpido que es.
