➡ Capítulo 13

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Capítulo XIII

Ha pasado una semana desde que vi a Daniel, y mis sentimientos están asentados tranquilamente en mi mente y corazón, sin ninguna confusión. Todo ha vuelto a la normalidad y hasta con Thomas, que en los primeros días ha estado tenso conmigo. Evito pensar que puede haber sido por el encuentro con Daniel.

Me ha sorprendido darme cuenta de que Thomas parece querer pasar a la siguiente fase en nuestra relación, pues así me lo ha demostrado con actitudes diferentes, no para mal, pero sí extrañas. Como insistir en que me quede a dormir con él, o acercarse de una forma que me incomoda. Quizás tenga razón, y después de casi cuatro meses las cosas tengan que avanzar, pero no me siento preparada. Quizá nunca lo este mientras piense que si me acuesto con él las cosas cambiarán, pasaremos a un punto invisible marcado en nuestra relación, y todo se empezará a complicar. Para bien o para mal.

La única que sabe de esto es Elisa, ella es consciente de mis miedos e insiste en que todo eso son frutos de mi relación con Daniel. Pero es que con Daniel las cosas empezaron a cambiar cuando comenzamos a vivir juntos, y no cuando nos acostamos por primera vez. Pff, esto es un mareo mental. Suena mi móvil sacándome de mis pensamientos.

—¿Thomas? —respondo.

—Hola cariño, ¿qué haces?

—Estoy trabajando.

—Bueno, no quiero molestar así que seré rápido. Tengo este fin de semana algo así como... una junta de editoriales. Tengo que ir a Phoenix y encontrarme con otros directores, editores y escritores. Quiero que me acompañes. Sé que tienes trabajo y que tienes que sacar una nueva colección, pero quiero que me acompañes aún así. Por favor —acaba. Pienso durante un rato. Es verdad que estoy trabajando en una nueva colección y que últimamente estoy un poco estresada. Pero también sé que para Thomas son importantes este tipo de reuniones... No sé. Además aunque no lo ha dicho, sé que puede estar viendo este viaje como una oportunidad a nuestra relación.

—No sé Thomas.

—Por favor Sheila.

—Vale —suspiro.

—¿Qué? ¡En serio! —parece sorprendido y aliviado— Gracias por no dejarme solo.

—¿Cuándo partimos? —pregunto.

—Mañana viernes.

—Vale, estaré preparada a las seis, ¿esta bien?

—Sí. Gracias de nuevo.

—De nada —digo con una sonrisa.

Cuelgo después de hablar un poco más. Luego me encargo de informar a todos que mañana saldré una hora antes para estar preparada a las seis. Trabajo con más insistencia para adelantar trabajo y a las seis de la tarde, hora de salir, ya tengo bastante. Cuando entro a casa Elisa esta en su habitación escuchando música, y yo voy a la mía para empacar ya que mañana no tendré tiempo. Espero que todo salga bien en este viaje. A lo mejor podría llevarme algunos diseños y acabarlos allí.

—¿Sheila? —escucho la voz de mi amiga— ¿Ya llegaste?

—Obviamente si estoy aquí es que ya llegué. Y hola, por cierto.

—Hoy te toca a tí preparar la cena —dice. Después ve la maleta encima de mi cama y se lleva las manos a la cara horrorizada—. ¿Qué? ¡Te irás y me dejarás sola! —grita. Yo la miro sorprendida.

—¿Qué dices Elizabeth?

—Estás preparando la maleta por qué te vas, ¿no? ¡Me dejarás!

—No. ¿Qué dices? Solo estoy empacando porque me voy con Thomas este fin de semana —ella parece aliviada, pero enseguida se le ilumina la mirada.

—¿Estáis adelantando la luna de miel? —pregunta con una sonrisa insinuadora.

—¿Pero qué...? —ella se ríe de mí— ¡Elisa! Las lunas de miel no duran un fin de semana.

—¿De verdad solo se te ha ocurrido decir eso? Bueno, da igual. ¿Qué van a hacer yéndose por allí solos?

—No es eso, pervertida.

—¿Qué? ¿Yo? Tú qué te vas por allí a hacer con tu novio no se qué...

—Tú ni te molestas en irte —digo.

—Oh —enrojece violentamente— Es verdad —ahora soy yo la que se ríe de ella.

—Me voy solo a Phoenix ha acompañarlo a una reunión de editoriales o algo por el estilo.

—Ah. ¿Estáis en la misma habitación de hotel?

—¿Otra vez? ¿Por qué no paras de pensar cosas sucias?

—No he pensado nada —se queja fingidamente—. Solo era una pregunta inocente.

—Por supuesto —concuerdo divertida.

—Bueno, responde.

—No estaremos en la misma habitación —digo.

O eso creo, pues Thomas no ha dicho nada sobre eso.

—Oh —finge tristeza—. Entonces ya no mola —la miro mal—. Vale me callo.

Sigo empacando mientras Elisa se pasea por mi habitación recordándome que tengo que hacer la cena. Meto un par de vestidos de noche y otro par formales. Después cogo pantalones y blusas. Y un par de suéters, nunca se sabe.

Al final la maleta queda muy llena y yo solo medianamente satisfecha, pues soy de las personas que no se quedan tranquilas hasta que no han cogido medio armario. Bueno, puede que no tanto.

—Vamos Sheila. O de paso llévate el armario entero —se queja mi amiga.

—Créeme que si pudiera, lo haría.

—Pff —bufa tirándose sobre mi cama.

—¡Oye! —le grito.

—Vale, vale —se levanta riéndose.

Cuando voy a la cocina me siento pensando en que hacer. Al final me decido por unos espaguetis fáciles. Cogo la pasta y la meto en el agua caliente. Luego cogo una sartén y corto un poquito de cebolla que echo a freír. Le sigue el tomate frito y la carne picada. Listo. Sirvo la pasta en platos y echo encima el contenido de la sartén. Después pongo queso rallado en el plato de Elisa, se que le encanta.

—¡Ya está! —grito.

—Mmm, que bien huele.

—Siéntate y cuenta.

Ella empieza a hablarme sobre los cotilleos de la temporada mientras yo escucho y ocasionalmente río. Al final ella lava los platos y yo me voy a dormir. Estoy cansada y más al pensar que mañana tendré que viajar... Con ese pensamiento me duermo.










Deseo Devastador © (Deseo Libro #1) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora