➡ Capítulo 15: Parte 1

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Capítulo XV / Parte I

Al entrar al restaurante puedo notar rápidamente porque Thomas insistió en que nos pusiéramos ropa elegante. El ambiente y decoración interior son muy lujosos, un lugar que destaca.

—Vamos a sentarnos —dice mi acompañante guiándome de la mano. Me dirige a una mesa donde nos sentamos uno frente a otro. Cogemos el menú y leemos durante unos minutos.

—Yo ya sé que quiero Thomas.

—Yo también.

Esperamos a que venga el camarero y decimos nuestros respectivos platos. Cuando se va Thomas me mira y sonríe. Le devuelvo la sonrisa.

—Sheila yo... Sé que desde el principio me pediste tiempo pero, yo quiero avanzar en nuestra relación. ¿No es suficiente todo este tiempo? La semana que viene cumplimos cuatro meses.

—Lo sé Thomas, lo sé. Siento que te estoy haciendo perder tiempo que podrías estar con otra mujer más...

—Shh —me calla—. No sigas. No quiero estar con ninguna otra que no seas tú Sheila.

—Aún así —digo para después callarme. No sé que decirle, sé que es lo que me está pidiendo, pero no puedo darle una respuesta afirmativa porque simplemente, cada vez que lo pienso, la foto de un hombre, Daniel, para ser sinceros, parpadea en mi mente como una advertencia mandada directamente desde mi corazón. No puedo. Aunque puede que con mis comportamientos incomprensibles acabe perdiendo a Thomas.

El camarero viene entonces con los platos, salvándome de decir algo.

—Gracias —susurro cuando coloca mi plato delante de mí. Enseguida cojo el tenedor y corto la carne. Sí, comer para no hablar. Siento como Thomas me mira receloso.

—Mañana tendremos de nuevo una de esas reuniones de hoy, solo que tendré que hablar con algunos escritores que me interesan, así que probablemente que quedes sola durante un rato, ¿te molesta? —acaba preguntando.

—No, para nada. Estas aquí para trabajar y yo te he acompañado para que hagas justamente eso, no para tenerte como mi niñero.

Él ríe por la comparación y sigue comiendo. A partir de allí los temas que sacan son más banales, lo que hace que me relaje completamente, y hasta aprecie con gusto la rica comida del restaurante.

—¿Quieren postre? —pregunta el camarero.

—Sí —responde Thomas por los dos. Él sabe perfectamente por otras ocasiones que a mí me encantan los postres. Pedimos algo no muy pesado o dulce y seguimos hablando.

Cuarenta minutos después estamos preparados para irnos. Montamos en un taxi que nos lleva directamente hasta el hotel. Durante el trayecto Thomas esta callado y pensativo. Ha provocado mi curiosidad. Subimos en el ascensor y paramos delante de su habitación.

—¿Entras? —me ofrece él. Asiento. Thomas toma mi mano y abre la puerta para adentrarnos en la habitación. Esta tenuemente iluminada por una sola lámpara que no produce mucha luz. Todo esto hace que el ambiente que se respira en la habitación sea más romántico y sensual de lo que me gustaría. Me recuerda al tema que sacó Thomas mientras cenábamos... Y a mi aversión a este mismo.

Camina lentamente hasta llegar al sofá, dónde sitúa la parte superior del traje, quedando solo en al camisa blanca y pantalones negros. Un contraste interesante.

Avanzo hasta la cama para no sentirme tan desamparada y me siento. Él me observa impertérrito, con la misma expresión pensativa. Y poco a poco puedo intuir que es lo que pasa por la cabeza de Thomas. Sobretodo cuando se levanta, se acerca a mí y me coge de las manos. Hay una determinación en los ojos de Thomas que hace que me levante y lo mire. A la espera de algo.

Se aproxima a mí y me besa, despacio como siempre, pero con el paso de los segundos la fuerza aumenta y me obligo a dejarme llevar, respondiéndole al beso con la misma fuerza.

Para por falta de aire y me mira antes de situar las manos sobre mis hombros, haciendo que sienta el calor que emanan sus palmas a través del encaje. Sube las manos por mi cuello hasta que las deja en mis mejillas suavemente.

—Eres tan guapa —dice bajo.

—Tú no te quedas atrás —digo con el mismo tono de voz, a lo que ríe. Se inclina y me besa de nuevo, con pasión.

Levanto mis manos para pararle, pero como si lo hubiera sabido, dirige sus manos en dirección a mi cintura, donde las posa suavemente, y me acerca a él con un leve empujón.

Hago un ruido de asombro que el interpreta incorrectamente, haciendo que su beso se intensifique.

Vale Sheila. Déjate llevar por tu novio.

Respondo a su beso y hasta coloco mis manos en su nuca, rozando con los dedos su pelo. Muy suave. Poco a poco nos vamos sentando en la cama, pero no me siento cómoda.

No, no... Daniel.

Algo raro se apodera de mí y empujo a Thomas sin delicadeza alguna. ¿Pero qué...?

—Sheila —musita Thomas.

—No puedo —me sorprendo diciendo.

—¿Qué?

—No puedo —repito.

—Pero, ¿por qué? ¿Por qué no lo intentamos?

—Perdón —digo al darme cuenta de mi estupidez. ¿Qué hago recordando a mi exnovio? ¿Qué ni siquiera esta aquí? ¿Qué seguramente no piensa en mí mientras está con otra?

—No pasa nada —dice antes de besarme más suave esta vez, lo que acentúa mi sentimiento de culpabilidad por estar pensado en otro.

No. Thomas merece que este con él por completo. No puedo estar con él solo en cuerpo. Me siento mal porque no voy a poder, pero es lo que hay.

—Para Thomas.

—¿Por qué Sheila?

—Dame tiempo, pero no quiero que te sientas mal —digo en un susurro. Yo no quiero perderlo pero, ¿hay algo más egoísta que no querer perder a tu novio mientras piensas en otro y la culpa te atenaza la garganta?

Nunca pensé que me vería en esta situación. Las lágrimas me piden liberarse, pero yo sé que lo más ridículo que podría hacer ahora es ponerme a llorar.

—¿No quieres? —pregunta.

—Dame tiempo —pido.

—Vale —dice levantándose sin mirarme—. Tengo que ducharme.

Me está hechando. Ya está. Lo he perdido.

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Deseo Devastador © (Deseo Libro #1) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora