➡ Capítulo 17

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Capítulo XVII

Me despierto confundida y triste. Miro la hora, son las dos del mediodía. Veo que mi cuerpo ha decidido recuperar horas de sueño después de no haber podido dormir en toda la noche. Me levanto de la cama de hotel y miro alrededor.

Lo primero en lo que reparo es en el sol que entra de la ventana. Y lo segundo, en como ilumina las rosas rojas que tengo aún colocadas. Me quedo mirándolas y recuerdo anoche.

Flashback

-Espero que, por lo menos, te hayan gustado las flores. -Oigo que dice Daniel a mis espaldas. Me quedo quieta mientras absorbo la información.

Las flores, ha sido él, aún recuerda...

Me doy la vuelta con una sonrisa asomando en mis labios. Pero allí no hay nadie. Solo la lluvia cayendo. La sonrisa se me escapa tan rápido como ha venido, y un sentimiento frío se adueña de mí, mientras una lágrima se desliza por mi mejilla, mezclándose con las gotas de lluvia.

Fin flashback.

Camino hacia el baño y me deshago de la chaqueta para quitarme el vestido, que también tiro al suelo, pues anoche no tuve ganas de quitarme nada. Voy a meterme en la bañera, pero la ropa del suelo llama mi atención. Al lado del vestido esta la chaqueta de Daniel... Ni recordaba que la tenía.

Ignoro como mis manos quieren ir a coger la chaqueta y me meto en la bañera. Me lavo despacio y a conciencia analizando mis sentimientos. Hay solo una cosa que logró sacar en claro. Estoy triste. ¿Por qué? Hice lo que tenía que hacer. No quiero arrepentirme.

Inconscientemente, mi mano sube a mi cara y toca mis labios. El beso... Nunca un beso me pareció tan bueno. Quisiera volver al pasado y hacer todo lo posible para que no acabe, jamás. Nunca me he sentido igual, ni siquiera con Thomas o Daniel años atrás. Esto es completamente nuevo. Y ahora me encuentro llorando. Ni siquiera yo me entiendo a mi misma.

Decido salir del baño cuando siento la piel de mis dedos arrugada como una pasa. Además tengo que hablar con Thomas sobre lo de la otra noche. Tengo que explicarle porque no me quiero acostar con él. Aunque, ¿qué puedo decirle? No hay explicación.

Me visto con unos vaqueros cómodos y una camisa blanca. Me recojo el pelo en un moño y me siento. ¿Y ahora qué?

Salgo de mi habitación para ir a la de Thomas. Llamo pero no me responde. Puede que no este. Seguro que está en una de las reuniones. Recuerdo que me lo dijo ayer en la cena. Esa cena que ahora siento muy lejos. Vuelvo a mi habitación y decido llamar a mi mejor amiga. Tengo que contarle todo y que me ayude a despejarme.

Cojo mi móvil y lo enciendo. Veo una llamada de ella. La llamo inmediatamente.

-¿Sheila? Hola, ¿cómo estás? ¿Pasándolo bien? -Me responde.

-No.

-¿Por qué? ¿Qué pasa? Tu voz no me gusta.

-Han pasado algunas cosas y... estoy confundida.

-Dímelo todo.

Le cuento todo, desde las flores, hasta la cena con Thomas y lo que pasó después en el hotel. No me olvido de contar la parte en la que aparece Daniel.

-Uau, no me esperaba esto. Es muy fuerte, y es normal que te encuentres confundida. Hasta yo lo estoy.

-Pues eso es malo, porque yo esperaba que tu me aclares.

Ella ríe y consigue sacarme una sonrisa.

-No te preocupes, juntas aclararemos esto.

Seguimos hablando hasta que llego a la conclusión de que tengo que olvidar a Daniel, tirar las rosas e ir a solucionar mi relación con Thomas. Aunque Elisa no está de acuerdo conmigo.

-No creo que eso sea lo que tienes que hacer. Y te repito, estoy segura de que el hecho de que Daniel este allí no es casualidad ni nada de negocios.

-No creo que eso sea cierto Elisa. Esto no es una película.

-Te prometo que estoy pensando con claridad, y te digo que no estas haciendo lo correcto. No puedes obligarte a estar con Thomas. Lo intentaste y no pudiste.

-Déjalo ya Elizabeth. -La advierto.

-¡Agh! ¡Cómo quieras! Pero por lo menos no tires las rosas por favor.

-Me lo pensaré. -Después de eso nos despedimos y miro el reloj. Las cuatro de la tarde. Creo que es hora de hablar con Thomas.

Salgo de mi habitación y voy a la suya, esperando encontrármelo. Llamo a la puerta y espero. Thomas abre la puerta y me invita a entrar con un gesto de mano. Lleva uno de sus trajes, lo que me lleva a pensar que acaba se llegar de alguna reunión.

-Hola. -Digo.

-Hola. -Responde. Esto es muy incómodo. El ambiente es tenso y nosotros rehuimos nuestras miradas. Decido después de unos instantes levantar la mirada, decidida a cumplir con mi cometido.

-Thomas, yo siento lo que ocurrió ayer. No es tu culpa, soy yo que no sé que me pasa. -Y callo. Ya no se que más decir.

-Sheila, sí es mi culpa, yo debí darte tu tiempo y esperar. -Dice en voz baja. Algo en mí sabe que eso no es totalmente cierto, y siento que él se ha cansado de esperar.

-Entiendo que no puedas esperar toda la eternidad tampoco, ya son casi cuatro meses y nosotros aún...

Él suspira y se deja caer un sofá antes de mirarme.

-La verdad es que yo te había dicho que me acompañases porque quería pasar al siguiente nivel.

Su confesión me deja muda. Yo sospechaba algo de eso después de las últimas semanas que ha intentado acercarse. Pero me sorprende que lo admita.

-No creas que digo esto porque quiero cortar contigo o algo de eso. Solo quería que lo supieras.

-Ah. -Me limito a decir aliviada.

-Sheila, yo estoy demasiado enamorado como para pensar en dejarte por algo como el sexo.

Mi respiración cambia y abro los ojos como platos, clavados en su cara.

-¿Qu... qué?

-Sí, estoy enamorado. De tí. No es sólo tu clara belleza, sino tu carácter dulce con la gente, tu interés por tu trabajo y por lo que te gusta. Eres increíble toda tú. Eres una persona de la que es imposible no enamorarse. Una persona de la que es imposible que no me enamore.

Yo me siento en la otra punta del sofá y entierro mi cabeza en mis manos. Me siento la persona más horrorosa del planeta, a pesar de la bella descripción que acaba de hacer Thomas de mí. Él está aquí, confesándome que está enamorado de mí, sabiendo que yo no le correspondo, y sin saber que ayer yo estaba besando a otro hombre.

La culpa me está matando. Y el hecho de que no me arrepienta es otra culpa más que se me junta. Y yo ya no puedo mirarle a la cara, quiero convertirme en avestruz y enterrar mi cabeza en la tierra, y no sacarla en cien años como mínimo. ¡Dios! Me siento tan mal. Quiero llorar, soy horrible...

No noto como una lágrima se desliza por mi mejilla hasta que Thomas levanta mi cabeza y me lo limpia dulcemente. Eso hace que sólo quiera llorar más.

-Shh... No llores. No es necesario que correspondas mis sentimientos. Aún tengo mucho tiempo para conseguir enamorarte.

Yo sigo sin poder alzar la mirada. ¿Qué chica en este planeta llora cuando su novio dice que esta enamorado de ella? Yo.

Después de diez minutos seguimos así. Yo más tranquila y Thomas abrazándome. No le diré lo que pasó con Daniel. Fue solo un error y no volverá a ocurrir. Él no se enterará jamás.


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Deseo Devastador © (Deseo Libro #1) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora