Salimos del coche y Daniel enseguida se acerca a mí para colocarme una tela sobre los ojos... ¡Apenas me da tiempo a reconocer en que parte de la ciudad estamos!
Ayer fue increíble, hace tiempo no me sentí tan bien con alguien. Me veo pasando todas las tardes de mi vida así con Daniel, juntos y sin preocupaciones de ningún tipo. Me siento flotando en una burbuja de felicidad, y nada podrá pincharla.
—¿Es necesario tapar mis ojos? —inquiero, aunque en el fondo me gusta la situación.
—Sí —dice. Siento un beso en mi mejilla y después un ligero empujón que me anima a moverme.
Camino con precaución y a paso de tortuga, con miedo a caerme.
—Puedes andar más rápido, no te dejaré caer —lo oigo decir.
—No puedo.
De pronto siento que me eleva y siento sus brazos a mi alrededor.
—Así acabaremos antes.
—Vale, pero bájame si te cansas, sé que peso...
—Estás perfecta —besa mis labios y yo río contra él.
Camina durante un rato y me sorprende no oír tanto ruido como debería. A juzgar por eso, debemos estar en una zona algo apartada del centro de Atlanta.
Siento que entramos a un edificio cuando empiezo a escuchar sus pasos contra las baldosas del suelo. De repente para y sé que estamos en un ascensor. Me remuevo un poco para que me baje y él lo hace al saber mi intención.
Hago ademán de quitarme el trozo de tela pero Daniel no me deja.
—Un poco más —dice. Asinto sin más remedio.
Cuando el ascensor para nos movemos para salir y después paramos. Siento como Daniel vuelve a cogerme y camina hacia alguna parte. Un instante después para y me baja. Oigo como saca unas llaves y abre una puerta.
Me empuja para entrar y después deshace el lazo que tapa mis ojos. Cuando estos están libres parpadeo varias veces para acostumbrarme a la luz que me da de golpe en los ojos.
Cuando puedo mirar con más claridad enfocó la imagen que veo a mi alrededor. Estamos en la entrada de lo que parece un apartamento amueblado y muy iluminado por las ventanas colocadas en lo que parece ser la sala de estar. Camino hacia delante sin comprender que sentido tiene traerme aquí, cuando ni siquiera parece vivir alguien.
Una idea me hace abrir los ojos sobremanera. Pero cómo no me quiero ilusionar en vano otra vez, giro mi cuerpo hacia Daniel y espero una respuesta.
—Esta casa es mía —dice—. Mi nueva casa.
—¿Qué... quieres decir? —pregunto sintiendo mi corazón palpitar más fuerte por la emoción.
Daniel se acerca a mí y coge mis manos, después las besa suavemente sin dejar de mirarme a los ojos.
—¿Cómo vamos a poder empezar algo si yo me encuentro en la otra punta del océano? Prefiero estar más cerca de tí para que aumenten mis posibilidades.
Sonrío con felicidad incontenible y lo abrazo con fuerza. Él me envuelve con sus brazos y me hace sentir que esto es muy real, y no es producto de algún mal sueño creado por las tantas historias románticas que me he tragado a lo largo de mis años de vida.
—¿Te quedarás aquí para siempre?
—Sí —me responde.
—¿Y qué pasa con tu trabajo en esa empresa?
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Deseo Devastador © (Deseo Libro #1) [Terminada]
ChickLit[#22 en Chick-Lit 23/6/2018] Un encuentro inesperado. Recuerdos que acuden confundiendo la razón. Personas en medio de la línea que los separa. Una relación pasada llena de dolor. Sentimientos que afloran y trastornan decisiones. Y d...