Déjame curar tus Heridas con "el fuego de mi corazón"

Noticia

Hola y como dije, aqui el cap 29 :)

***********************

CAPÍTULO XXIX

El ambiente de la fiesta se iba tornando mucho mejor a medida que pasaban las horas, Camus se sentía bastante emocionado al compartir un momento tan alegre con su novio, Milo sonreía varias veces al ver como los jóvenes se divertían mientras bailaban y otros conversaban, aquello le hacía feliz, sin embargo, algo dentro de él se removía al pensar que no podía divertirse como los demás. Estuvo a punto de sumergirse en un mundo de pensamientos cuando de pronto sintió la mano de Camus sobre la suya, al girar su rostro hacia el contrario se encontró con unos zafiros que lo miraban con amor y dulzura.

_sabes que es lo mejor de esto_ Milo parpadeo varias veces intentando descifrar lo que el peli turquesa le había dicho._ tu compañía Milo...

Antes de que pudiera responder, los labios del francés se posaron sobre los suyos, algunos de los compañeros de Camus habían observado la escena, Aioria estaba dentro de ellos y al verlos sonrió, Camus le caía muy bien y le daba tanto gusto que sea feliz, además le agradaba el tal Milo, ya que gracias a él presentaron un buen número en el aniversario de su institución.

_¡bueno chicos, llegó la hora de escuchar a Saga!_ Saga gritó muy fuerte para que todos lo escucharan, fue entonces que la música se detuvo.

_Saga, ¿Qué haces?_ susurró Kanon muy preocupado de lo que vaya a hacer su gemelo

_shhh, no ves que soy el centro de atención_ acercándose al otro

_bien_ se aclaró la garganta_ primero empezare con una historia de terror, resulta que..._ empezó a narrar su historia que había inventado hace unos minutos, mientras tanto, los invitados rezaban porque se callara.

Aioria hablaba con su hermano mayor planeando la manera de sacar a Saga ya que estos sabían lo que venía, Saga era muy conocido por todos ya que le encantaba llamar la atención, ni que decir de los pobres dueños de la fiesta cuando invitaban a Saga y se quedaban sin protagonismo.

Milo entendió que si él era malo contando chistes, aquel muchacho llamado Saga era pésimo contando historias de terror que por cierto carecían de total sentido.

_Camus, tu compañero es muy raro_ habló lo más despacio que pudo para no ser escuchado por los demás.

_recién lo notas_ murmuró siguiéndole el juego_ quieres que demos una vuelta.

Milo asintió con la cabeza y ambos se retiraron de la sala mientras todos los demás sufrían pensando cuando continuaba la fiesta, está de más decir que muchos estaban pensando abandonar el lugar debido a lo aburrido que se había tornado.

Aquella casa contaba con un hermoso jardín, la noche era perfecta, las estrellas actuaban como luces adornando el ambiente mientras que la briza acariciaba sus rostros en un cálido soplo.

Tanto Milo como Camus sintieron esa paz llenarse en sus pulmones junto con el aire, Camus tomó asiento en una de las bancas y Milo se posiciono a su lado. Permanecieron en silencio por unos largos minutos, aquel silencio cómodo y relajante desapareció cuando el francés susurró una frase casi inaudible pero de igual forma llegaron a los oídos del heleno.

_quisiera que este momento sea eterno...

Milo tomó la mano de Camus depositando un suave beso sobre su piel nívea, los ojos del francés buscaron a los suyos y cuando fueron encontrados quisieron nunca separarse.

_no puedo hacer que este momento dure para siempre, pero si puedo hacer lo posible para que los momentos que estemos juntos sean los mejores...

_Milo...¿qué sucedería si llegara el momento de alejarnos?_ aquello resonó en la cabeza del heleno, por más que se tratare de solo una pregunta, fue lo suficiente como para sentir una terrible tristeza.