El Dolor Y La Felicidad

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CAPÍTULO 33

Después de mucho al fin les traigo la continuación <3 espero sea de su agrado mis queridos lectores ~

Para los que no se acuerden de los personajes pues... - pat pat - xdd
Ya perdón :'v

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Toda su vida había deseado la atención de todos, Amor siempre anhelaba ser la prioridad, lo cual obtuvo durante sus primeros años de infancia hasta que llegó su hermano menor, Albafica, a quien acusa de arrebatarle todo.

Muchas veces se preguntó ¿Por qué soy tan diferente a ellos? Cada que veía su rostro, en especial sus ojos, en el espejo recordaba que era como una pieza de rompecabezas que no encajaba.

"Mamá, Papá ¿Qué va a pasar ahora"

Los oficiales apuntaban con sus armas insistiendo en que soltaran al niño, Alex tenía una expresión de miedo, sus brazos le temblaban sintiendo desvanecerse.

—No...no... —su voz era temblorosa, con la vista intentaba hallar un punto hacia donde correr, no iba a terminar en la cárcel — Nooo!! No dejaré que me atrapen-

Soltó un gritó alertando a los oficiales que el delincuente había perdido la cordura.

Manigoldo y Albafica querían acercarse para buscar a Alegría, desde sus posiciones no lograban visualizar lo que ocurría. Dentro de poco sus padres llegarían al lugar.

El grito de Alex sacó a Amor de sus pensamientos, todo sucedió tan rápido, Alex intentaba uir al sacar un arma de su bolsillo derecho, en su desesperación el peli rojo disparó hacia uno de los oficiales para luego disponerse a correr, no avanzó mucho pues las balas dirigidas a su cuerpo lo dejaron en el suelo mientras gritaba de dolor y desesperación. Su pierna y hombro sangraban.

El oficial que recibió la bala afortunadamente llevaba chaleco anti balas. Amor se mostraba aterrado, pequeñas lágrimas amenazaban con salir, aún sostenía del brazo al pequeño niño, quien cerraba sus ojos con fuerza.

—... No...yo...no hice nada malo... — el rubio observó a todos lados, su mirada se detuvo al notar como Albafica se habría paso entre los oficiales quienes le impedían avanzar, sin embargo era suficiente para que sus miradas se cruzaran.

Albafica se quedó estático al ver que su hermano estaba cerca del sospechoso y sostenía a un niño, miles de cosas pasaron por su cabeza, no quería. No quería pensar en lo peor, su hermano no sería capaz.

—Suelte al niño y ponga sus manos a la cabeza — la voz profunda de un oficial hizo que el rubio obedeciera, con lentitud soltó al pequeño y ubico amabas manos detrás de su nuca.

Los oficiales se acercaron a esposarlo a la vez que este caía de rodillas con la mirada perdida.

Manigoldo posó su mano en el hombro de Albafica al ver que este seguía con la mirada hacia su hermano, quien era arrastrado hacia una patrulla.

—No puede ser verdad... él...debe haber un error— prununció en voz baja.

Los padres de Albafica no tardaron en llegar y preguntaron a los policías por lo ocurrido. Quedaron aterrados al enterarse que su hijo mayor era sospechoso del secuestro.

Una oficial revisaba al niño para comprobar su estado, el cual era bueno afortunadamente.

Manigoldo jamás imaginó que las cosas terminarían así, imaginó un reencuentro feliz y lleno de bromas, algo muy distinto a la realidad.

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El rostro de Camus era serio, sus ojos llenos de sentimientos encontrados mientras que apretaba con fuerza el diario de su padre. El pasado de su familia no fue lo que imaginó.

Déjame curar tus Heridas con &quot;el fuego de mi corazón&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora