1: Estoy en cuarentena voluntaria

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¿Os he dicho alguna vez el calor que hace en Zaragoza en verano?

Es horrible. Sobre todo teniendo en cuenta que llevaba las dos últimas semanas encerrada en casa como si tuviera alguna clase de enfermedad rara que necesitara estar en cuarentena.

Creo que la factura del aire acondicionado iba a ser mayor incluso que lo que mi padre paga en la carnicería.

Supongo que ahora mismo estaréis un poco perdidos y tendréis en mente preguntas como:

"¿La última vez que nos dijo algo no necesitaba nuestra ayuda urgentemente?"

"¿Qué ha pasado con todos los cazadores después del ataque?"

"¿Sigues teniendo reservas de comida o ya te has tragado a Claudia?"

Para evitar explosiones o lapsos cerebrales voy a poneros al día de lo que ocurrió después del ataque.

Sí, después, el durante es muy desagradable y me gustaría olvidarlo, gracias.

Los que pudimos huir fuimos a nuestras casas y avisamos a todos los cazadores que conocíamos, y que sabíamos que no estaban durante el ataque en el campamento, de lo ocurrido.

Gracias a los contactos que teníamos hicimos más o menos una lista de los fallecidos.

Tuve suerte de que los gemelos, Mishell y Lara estuvieran de misión, y solo me tuve que preocupar de huir con Oliver.

Gran parte de los supervivientes a la guerra de la bruja murieron, como Orion y Ophélia Ballan, Jhon Newman; Tomaso, el primo de los Pedrolli que no murió hace dos años o Ana Lucía Martín.

Sé que Charlotte y la hermana de Jhon, Riley, están bien. Recibí un mensaje de la primera, diciendo que eran la únicas chicas de los que estaban en la sala de armas durante el ataque que habían sobrevivido. Eso significa que a mi lista de muertos tenemos que añadir como mínimo ocho personas más.

De los nuevos cazadores cayeron la mayoría; muchos no tenían demasiada formación o simplemente se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

No sé qué es lo que le ocurrió al líder, desapareció durante el ataque, puede que esté muerto o puede que no.
Tengo la corazonada de que no lo está, pero tampoco me jugaría el páncreas a que tengo razón.

Cuando llegamos a nuestras casas y supimos aproximadamente quiénes quedábamos cortamos las comunicaciones. No queríamos arriesgarnos a que nos volvieran a encontrar.
No he vuelto a hablar con ningún cazador desde que me despedí de Oliver, asustada y temblando, en la puerta de mi casa.

Él no estaba mucho mejor que yo, pero se las apañó para acompañarme y contarle a mis padres lo ocurrido, yo no era capaz de articular palabra.
Prácticamente fue él quien consiguió sacarme arrastras del campamento y llevarme a casa antes de que la criatura nos alcanzara.

-A partir de ahora tenemos que cuidarnos nosotros solos para no llamar mucho la atención -dijo sujetándome las manos y mirándome con unos ojos negros que reflejaban terror en estado puro-. Yo me encargaré de mantener a mi hermana a salvo, pero no puedo hacer demasiado por ti. Aunque, ya sabes, si necesitas cualquier cosa llámanos a Lara o a mí -cuando logré asentir me dio un último apretón en las manos y un fuerte abrazo-. Ten mucho cuidado.

Creo que nunca lo había visto tan asustado. Siempre había tenido en su mirada aquella chispa de confianza en si mismo me hacía pensar que si él controlaba la situación yo también podía. Pero aquella vez era diferente, parecía verdaderamente desesperado y aterrorizado. Supongo que era por la masacre que acabábamos de presenciar, y supongo también que lo que consiguió que siguiera adelante y nos sacara de allí fue ese instinto protector que solía tener tanto con su hermana como conmigo.

Volviendo al lío, después de cortar las comunicaciones me encerré en mi casa. Salía solo para lo justo y necesario, agradeciendo que ya fuera verano.

Le conté a Raul lo ocurrido por teléfono, no me atrevía a visitarlo y ponerlo a él también en peligro. Aunque ya sabéis que es cabezón.
Tardó solo una mañana en aparecer por casa armado con su teléfono y helado para que yo le contara en persona, con pelos y señales lo que había pasado.
Fui suave a la hora de describir las muertes porque vi que cada vez estaba más pálido, pobrecillo.
A partir de entonces me visitaba casi todos los días. No había forma de hacerle cambiar de opinión.

-Si porque tú te quedes encerrada en casa no voy a poder verte me mudaré aquí temporalmente si hace falta -dijo, levantando la barbilla, muy seguro de lo que hacía-. Además, así si te atacan estaré para ayudarte, sabes que no es la primera vez -razón no le faltaba, habíamos sufrido algún que otro ataque estando juntos y él se había defendido sorprendentemente bien para no tener ni idea-. Y tengo el CD de la última película de Marvel -aquello fue mi perdición, pero es que tenéis que mirarlo desde mi punto de vista. Raul, junto con un bote de helado, palomitas y una película de superhéroes es como el cielo.

Con mis padres no podía hacer nada, ambos insistían en ayudarme en todo lo posible y quedarse siempre uno conmigo para estar más protegida, lo que solo conseguía ponerme más nerviosa. Ellos tampoco estaban a salvo.

La parte buena de todo esto es que las bestias se han debido de olvidar de atacarnos. Desde que estoy en cuarentena no he oído nada acerca de un animal enloquecido en ningún sitio, y no he tenido ningún visitante no deseado en casa.
Eso me consuela un poco, temía que al quedarnos todos los cazadores encerrados en nuestras casas las bestias aprovecharían para sembrar el caos. Veo que estaba muy equivocada.

En un principio pensé que podría aguantar en esta situación lo suficiente como para que a alguien se le ocurriera una manera de solucionarlo todo, pero digamos que la paciencia en este tipo de situaciones no es una de mis virtudes.

Así que cuando después de dos semanas encerrada decidí salir a una biblioteca que está dirigida por brujas no sorprendí a nadie.
Para mi sorpresa ellas no tenían ni idea de lo que podía ser la criatura que nos atacó en el campamento.

Si no tenía nada que ver con los cazadores y las brujas, ¿qué diablos era aquella cosa?

Flecha Temporal [CS#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora