6: Aprendemos a sacar billetes de tren por internet

2.7K 225 10
                                    

Estuvimos en esa situación unos cuantos días.
Nos levantábamos temprano, desayunábamos café suficiente como para provocarle un paro cardíaco a un tiranosaurio rex, nos duchábamos y nos poníamos a investigar. Hacíamos una pequeña pausa para comer, o alguno de nosotros bajaba a cocinar y luego llevaba la comida arriba para no parar de trabajar.

Había hablado por teléfono con mis padres y con Raul, que llamaron preguntando cómo nos iba la investigación.
Todos nos dieron ánimos, pero estábamos empezando a perder la esperanza.

Por ello estaré eternamente agradecida con Lara por fijarse en todos los chicos y chicas con los que se cruza y no tener vergüenza.
Ya casi no quedaba nadie a quien llamar cuando escuché a la pequeña de los Abril murmurar:

-Estoy segura de que le pedí el número, ¿dónde lo habré metido? -mientras rebuscaba entre los montones de papeles y sus bolsillos.

Finalmente levantó triunfal un papel arrugado. Desde donde yo estaba sentada podía ver trazos de tinta azul pintados en él, supuse que era el número del chico en cuestión.
Emocionada, Lara cogió su móvil y marcó el número.

Como buena amiga que soy me preocupo porque los chicos que elija sean buenos para ella, así que me preparé para escuchar toda la conversación.
¡No me juzguéis! Por la cara que estaba poniendo Mishell, ella tenía los mismo planes que yo.

-¿Hola? -respondió una voz grave al otro lado del teléfono. El chico en cuestión no parecía tan chico.

-¡Hola, Álex! -exclamó mi amiga, muy contenta- Soy Lara Abril, no sé si te acordarás...

-Estás en mi clase de lucha cuerpo a cuerpo, sí -se aclaró la garganta, como si decidiera que decir a continuación-, insististe en quedarte allí aunque eras de un nivel superior.

-Ya, me gusta ganar -Lara descartó el tema rápidamente con un gesto de la mano que su amigo, Álex, no podía ver-. Te llamaba para saber... cómo te encontrabas -añadió rápidamente, quería parecer educada, o ligar-, ya sabes, después del ataque...

-Estoy bien, Lara -Álex no era tonto y se había dado cuenta de las intenciones de mi amiga, se notaba en su risueño tono de voz-, y me alegra que tú también lo estés, bueno, que todos los que están contigo lo estén. Desde aquí puedo oír a la mayoría hablar o reírse, está mal escuchar las conversaciones de los demás -parecía más divertido que molesto, aunque Lara abrió mucho los ojos, no se lo esperaba.

Por nuestra parte, todos los presentes nos echamos a reír y le pedimos que pusiera el altavoz, a lo que Lara accedió a regañadientes.
Parece que ninguno se salvaba de haber escuchado la conversación.
Lo que me pregunto es cómo había averiguado que lo estábamos oyendo todo, ni siquiera la pequeña de los Abril, que estaba con nosotros, se había dado cuenta.

-Álex -el hermano de nuestra amiga, que ahora parecía un tomate maduro, tomo la palabra-, soy Oliver, queríamos saber si tenías información sobre la criatura que nos atacó en el...

-¡Oliver! ¿Qué tal, tío? -parece que ya se conocían- La verdad es que sí que tengo algo -aquella frase hizo que todos nos inclináramos sobre el teléfono de Lara-, justo después del ataque pude ponerme en contacto con Selene, que está en el submundo con Rocío y Benjamin -yo ya conocía el paradero de mi mejor amiga, habían ido allí a refugiarse y a ayudar a la bruja en todo lo posible-, me dio una idea de qué podía ser la criatura y me mandó unos escritos en los que se supone que había información. No entiendo lo que pone, mi compañera está intentado descifrarlos, aunque le cuesta un poco...

-¡Pues hazlo tú, si te parece! -exclamó frustrada una voz femenina desde el otro lado de la linea.

-Selene me dijo que eran muy poderosos y que no los sacara de casa -Álex ignoró totalmente el comentario de su compañera-, podéis esperar a que consigamos algo o venir aquí y ayudarnos.

Se escuchó otra queja por el teléfono de Lara por parte de la amiga del cazador y el posible comienzo de una discusión, pero nosotros estábamos muy ocupados decidiendo qué hacer.

-¿Creéis que deberíamos ir con ellos? -preguntó Mishell, sentándose en la esquina de la mesa.

-Ahorraríamos tiempo -observó Michael-, ¿dónde viven?

-En Madrid -respondió nuestro nuevo amigo-, si vais a venir hacedlo en en tren -aquello nos sorprendió a todos, teníamos las piedras para transportarnos-, la magia atrae a la criatura y a sus esbirros. He oído hablar de los ataques de hombres a cazadores y luego las bestias, si viajais todos juntos con las piedras llamaréis demasiado la atención, es muy peligroso.

Tuvimos un pequeño duelo de miradas entre nosotros, hasta que al final Oliver respondió:

-Está bien, cogeremos el tren mañana para ir hasta allí. Te mandaré un mensaje con la hora de llegada.

-Vale, pues mañana os veo -estaba Lara a punto de colgar cuando Álex exclamó- ¡espera un momento! ¿Cuántos sois?

-Seis -respondí dejándome caer en la silla de nuevo, había estado levantada durante casi toda la conversación.

-Espero que no me mate -suspiró antes de colgar el cazador, imagino que se refería a su compañera.

Lo que siguió a eso fue una muestra de euforia grupal, que incluía a los gemelos cantando a coro "we are the champion", a Mishell bailando como si estuviera en una discoteca y acabaran de poner su canción favorita y a mí cogiendo a un hermano Abril con cada mano y pegando saltos cual cabra poseída por el diablo.

-¡Sois unos cotillas! -fue Lara la que nos hizo parar la fiesta.

-Pero mira el lado bueno -nos defendió Nathan-, ¡tenemos información!

Puede parecer exagerado pero, después de tantos días buscando y la depresión en la que estaban empezando a caer todos, esta noticia era fantástica. Que me quiten las Navidades, yo con la información ya era feliz. Bueno, ahora si que exagero un poco.

Siguiente problema: sacar los billetes de tren.

Ninguno de nosotros lo habíamos hecho antes, así que estábamos trabajando en equipo para conseguirlo.
Yo tenía a mi padre al teléfono, que me daba indicaciones; Oliver estaba en el ordenador con su hermana más pegada a la pantalla que él mientras le decía dónde llevar el ratón, aunque el chico lo sabía de sobras; Mishell transmitiéndoles lo que mi padre me indicaba y los gemelos intentando apañarse con el dinero.

Ahora que lo pienso, no fue nuestra más brillante idea dejar a Michael y Nathan a cargo del dinero, pero lo hecho hecho está.

Solo puedo decir que al final conseguimos un viaje Zaragoza-Madrid, a las once y media de la mañana, con llegada a la una menos cuarto.

Flecha Temporal [CS#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora