64: Cómo quedar mal delante de los dioses olímpicos, por Tala Guerrero

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-Me estoy mareando hasta yo de mirar -se quejó Mishell.

Oliver había encontrado un puntero láser y estaba apuntado con él al suelo. Su hermana, en forma de gato negro, trataba de cogerlo.

-¿Cuánto más tendremos que esperar? -preguntó Michael, impaciente.

La verdad era que en cualquier otro momento yo también lo estaría pero no lograba concentrarme en nada después de lo que había pasado.

Estábamos en el Olimpo. Los dioses iban a felicitarnos por nuestro trabajo y por vencer a la pesadilla.
Yo no podía sacarme de la cabeza las imágenes de la guerra.

El hogar de los dioses era un sitio increíble (evidentemente, son dioses). Todo construido en mármol. Esculturas enormes por todas partes. Fuentes preciosas. Dioses menores caminando por aquí y allá.

-Nos toca pasar -avisó Nilrem.

Las grandes puertas blancas se abrieron ante nosotros. No permitieron ver la sala de los tronos. Estos, esculpidos también en mármol por lo que debían ser muy incómodos, estaban dispuestos en forma de "U". En el centro Zeus, a sus lados Hades y Poseidón. Los otros nueve dioses principales estaban junto a ellos.

Me vais a odiar mucho por esto, pero no recuerdo prácticamente nada de lo que nos dijeron.
Zeus habló y nos felicitó. Atenea y Ares elogiaron nuestras estrategias. Afrodita me miraba un poco mal. Alice rodaba los ojos de vez en cuando. Hermes estaba orgulloso de sus hijos. Apolo acosaba a Laia con la mirada.
No me acuerdo de mucho más, no estaba presentando atención.

Visiones de lo que había ocurrido dos días atrás se repetían: mi cuchillo hundiéndose en el pecho de Yura, los fantasmas de Álex y mi madre ayudándome, Alice destrozando a Natalia, Fin muriendo a mi lado...

Recibí un codazo por parte de Oliver y como acto reflejo dije:

-¡Morado!

Soné muy convencida, pero creo que no era lo que esperaban escuchar.

Apolo y Hermes rieron por lo bajo mientras Zeus negaba con la cabeza.

-El padre de los dioses te estaba felicitando por tu gran labor y por haber conseguido acabar de una vez por todas con la pesadilla -aclaró Artemisa. Sus ojos plateados reflejaban orgullo.

Se me encogió el corazón, y no por algo bueno. Sí, yo había acabado con ella, pero había caído mucha gente para que eso fuera posible.

-No he sido solo yo -repliqué con toda la amabilidad que pude.

-Aún así, has sido tú la que ha cargado con el mayor peso de todos -continuó Zeus. La voz del dios retumbaba por toda la sala-. Por ello queremos ofrecerte un... regalo.

Los tres grandes intercambiaron una mirada.

"Ya verás..." Pensé, rodando los ojos internamente. Alice lo hizo más externamente.

-Podrás elegir entre la inmortalidad -dijo Poseidón. Yo tragué saliva. Vaya, eso era algo muy importante.

-O delvolverle la vida a alguien -terminó Hades. Se me escapó el aire de los pulmones. Eso era también muy muy importante.

Abrí y cerré la boca varias veces.
¿Tenía que elegir en ese momento?
La inmortalidad era algo increíble, algo que solo los dioses y algunas criaturas muy concretas poseían, pero...

-Por supuesto que no lo soy, ni quiero serlo -las palabras de Oliver resonaron en mi mente-. Sería horrible ver como Lara, mi madre o como tú envejecíais y moríais sin yo poder hacer nada. No creo que pudiera soportarlo.

Flecha Temporal [CS#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora