Capitulo 19: Espias por todas partes [2/3]

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¿Adivinen que? Creo que acabo de encontrar al siguiente mediallista olímpico norteamericano en la categoría de ciclismo.

Dylan y Betzy son un verdadero dúo dinámico.

Subirme a la bicicleta había sido una total odisea debido a mi apretada falda lápiz de color negro, pero luego de luchar y luchar finalmente había encontrado una posición cómoda en la barra de Betzy. Dylan había pedaleado como todo un profesional zigzagueando a través de los autos que sonaban sus bocinas atrapados en un embotellamiento. El viento soplaba en mi rostro agitando mi cabello, estoy segura de que en cuanto llegue a la oficina voy a parecer un desastre de cabellos rojos y sudor, pero eso no es nada que una buena sesión de maquillaje en el baño de chicas no pueda arreglar ¡Bendito sea Liam y su idea de enseñarme a maquillar rápidamente!. Por otra parte, estaba disfrutando del paseo en Betzy, las vistas de la gran manzana eran alucinantes, grandes rascacielos alzándose uno tras otros como en una competencia por ver quien podía llegar mas alto. La verdad es que aunque estaba acostumbrada a ver edificios por todas partes, aun no dejaban de sorprenderme las intrincadas estructuras que hacían original cada uno de ellos, cada uno era alucinante a su manera, supongo que soy una adicta a las pequeñas cosas de la vida.

Mientras me aferraba a Dylan para no caer de Betzy y tener un final trágico, la canción "La bicicleta" de Carlos Vives y Shakira comenzó a sonar en mi cabeza. Extraño y estúpido, lo se. Tarareé un poco la letra de la canción y observé con sorpresa como luego de un rato Dylan se me unía. Para cuando nos detuvimos frente a la editorial, ambos estábamos cantando a gritos, el tomando el rol de Carlos y yo el de Shakira, una Shakira totalmente desafina, fuera de tono y con voz de morsa, pero una Shakira al fin.

- Jamas me había divertido tanto pedaleando ¡Deberiamos repetirlo! En una situación menos urgente, claro- Dylan me brindó una sonrisa que me calentó el corazón. El chico era lindo, hermoso cabello castaño artísticamente desordenado, labios rosas y totalmente besables y un par de ojos de color verde esmeralda que parecían despedir cierto calor. Bastante lindo, pero no era la misma belleza inalcanzable de Miles, era mas una belleza simple, la que encontrarías en tu vecino de al lado o en un chico en algún centro comercial. Una belleza al alcance. A mi alcance.

- Claro, deberíamos- Le dediqué una dulce sonrisa.

Su sonrisa pareció ensancharse mas, si es que eso era siquiera posible.

- ¿Te parecería bien intercambiar numeros?- Asentí y el sacó su teléfono del bolsillo- Aquí, dame tu numero y luego yo te escribiré para que puedas guardar el mio.

- Vale- Le Dicté lentamente el numero mientras el lo guardaba entre los contactos de su telefono- Dylan, gracias por traerme, se que debiste haber estado ocupado, y aun así te has tomado la molestia de traerme hasta acá, me salvaste de ser despedida y además me hiciste pasar un rato genial ¡Gracias!

El sonrió dulcemente.

- No fue nada.

Me abalancé sobre el y le plante un suave beso en la mejilla en señal de agradecimiento. Para cuando me separé, sus mejillas podían ser confundidas con un par de tomates maduros ¡Se había sonrojado! ¡Cosita mi vida, la cosa mas tierna del mundo!

- Adiós Dy, nos vemos luego.

- Adios- Respondió el aun medio atontado.

Me giré y camine directo a la oficina, atravesé las puertas de la editorial y me detuve en la recepción para saludar a Jenna.

- ¡Buenos días Jenna!- Dije quizás con demasiado entusiasmo.

- Parece que alguien ha tenido una mañana bastante animada- Respondió ella con una sonrisa coqueta en el rostro- Por cierto, lindo chico tu novio.

La Bella Y...¿La bestia? [PROXIMAMENTE EN CONTINUACION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora