capítulo 2

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-¿Quién eres?

-Eso no importa.

-¿Qué quieres de mí?

-Odio que pregunten eso.

-¿Entonces?- mire a mi alrededor, y solo pude ver paredes, estaba en una habitación sin muebles, ni nada. Simplemente había una silla en el centro, y un foco colgando arriba de la silla. Donde estaba amarrada.

-Yo haré las preguntas.

-Estás enferma, ¿lo sabías?

-Solo responde, ¿está bien?- asentí- ¿Cómo te llamas?

-Perrie Edwards.

-¿Cuántos años tienes?

-Veintidós. –tragué saliva.

-¿Por qué salías con ese maldito imbécil?

-¿Tienes algún problema con eso? Lo amo.- entonces largó una risa, que en verdad me asustó.

-Lo amabas.

-¿A qué te refieres?

-Su nombre era Jack, ¿verdad?

-¿Cómo lo sabes? ¿Qué le hiciste?

-Se lo merecía.

-¿¡Qué le hiciste!?

-Lo asesine. – no sabía si era una broma, o si era verdad. Pero otra vez las lágrimas se desprendieron de mi rostro. Cada vez me ahogaba más en mis propias lágrimas.

-¿Por qué lloras? Es ridículo.

-¡Llorar por qué una maldita imbécil,  asesinó a la persona que amas, no es ridículo!

-Jade.

-¿Qué?

-Me llamo Jade.

-Ya no me interesa tú nombre.

-Ahora lo sabes.

-¿Qué le hiciste?

-Te dije que lo asesine.- Jade hablaba lo más tranquila posible, en cambió yo, estaba más desesperada que nunca.

-¿Cómo lo asesinaste?

-¿En verdad quieres saberlo?- levanto una de sus castañas cejas.

-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué haces esto?

-Demasiada charla por hoy- colocó una amordaza en mi boca, luego la venda que cubría mis ojos- Adiós.- pude notar que apago la luz y salió de la habitación.

Entonces comencé  desesperarme otra vez, me movía de un lado para el otro, e intente gritar. Todo en vano, nadie entró a la habitación. En lo único que pensaba era en por qué demonios me tenía ahí. Por que había asesinado a Jack, ¿Por qué me sucedía eso a mí? 

Desperté, no sabía si era de día o de noche, ya que en esa habitación no había ventanas, siempre estaba a oscuras. Movía mi cabeza hacia los lados, hasta que me canse de hacerlo, entonces solo miraba hacía el suelo. Luego escuche que abrieron la puerta de la habitación.

-Buenos días- retiró la venda que cubría mis ojos, luego la mordaza.

-¿Qué tiene de bueno?

-No seas tan negativa.

-Lo siento, es que una idiota me secuestro y estoy completamente depresiva.- dije con voz irónica.

-No tienes por qué estar depresiva, nadie te está haciendo daño.

Bloody hell//Jerrie Thirlwards.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora