capítulo 15

554 54 11
                                    


 Por qué no me creía?, ¿Por qué me dijo eso?, ¿Por qué tiene que ser tan rotundamente fría e idiota?Ni siquiera me dio tiempo para explicarle, no quiso escucharme. Dios, esto es tan frustrante.

 Caí al suelo con Amelia en manos y sollocé, fue lo único que se me ocurrió hacer. Y a medida que el llanto seintensificaba Amelia comenzaba a gruñir de dolor, fue entonces cuando me di cuenta que la estaba apretando confuerza y eso le dolía.

 -Perdón Amelia. –dije entre lagrimas, para comenzar a acariciar su suave pelaje y rascarle detrás de las orejas.Y así intenté controlar mi llanto, tardé entre diez y quince minutos para lograrlo, pero de todas formas estabacondenadamente destrozada.

 <Ella no siente nada por mí>, pensé. 

Si sintiera algo por mi me habría escuchado, habría asumido la culpa dehaber dejado la puerta abierta y se habría disculpado por haberme gritado. Pero claro, hizo todo menosmantener calma.

-Maldita idiota. –espeté rabiosa.¿Por qué tiene que tratarme así?Me levanté del suelo y caminé hacía las escaleras.

 << "... no mereces usar el ascensor..." >>, nuevas lágrimas brotaron por mis ojos. 

De repente recordé los libros. No los habría de sacar para nada, pero tampoco podría llevar todas las cajas de unasola vez, y no estaba de ánimos para hacer más de un viaje. Por lo tanto deje a Amelia en el suelo para recoger loslibros y dejarlos en la caja. 

<No era necesario que los pateara>, pensé. Luego de dejar todos los libros en su lugar levanté la caja paraverificar cuando pensaba, no pesaba mucho, quizás podría llevar dos cajas y Amelia podría seguirme por lasescaleras.  Acerqué la caja con los libros de Historia a las demás cajas y tómela decisión de llevarme algunos libros defantasía. Encime la caja de los libros de Historia sobre la caja con los libros de fantasía y las levanté. 

-Mierda, que pesado. –bufé. No creo que pueda llevar ambas.Suspiré de mala gana y solo llevé la caja con los libros de historia junto con dos libros de fantasía.-Vamos Amelia. –llamé a mi amiguita peluda y comencé el trayecto por las escaleras.

 Amelia apenas podría seguirme el paso porque los escalones eran demasiado grandes para ella y debía detener elpaso para esperarla.En un momento no vi a Amelia y tuve que dejar la caja en el suelo para volver a buscarlo. Lo levanté con unamano volví a donde estaba la caja. Dejé a Amelia arriba de los libros y así seguí el paso, rogando porque la perra no se cayera.

 Al llegar recordé que dejé el manojo de llaves sobre la caja que contenía las novelas. No le preste importancia yabrí la puerta que me llevaba a la habitación de la puerta roja. Cuando entré me asusté de ver a Jade ahí, estabaparada frente a la gran mesa metálica, revisando un... ¿expediente?Estaba mirándome fijamente, con un rastro de enojo y desprecio en su rostro. Luego volteó y siguió con elexpediente.Caminé avergonzada hacía la puerta y salí de aquella habitación. 

Por suerte la puerta estaba abierta y no tuve quequedarme más tiempo ahí dentro, que alivio. 

Abrí como pude la puerta de mi habitación y dejé la caja en el suelo. Sentí un gran alivio en mis brazos al no sentirmás peso en ellos. Luego dejé que mi cuerpo descansara sobre la cama, estaba agotada. No por el hecho delevantar la caja y subirla por esas estúpidas escaleras, ni siquiera se bien porque estaba agotada, pero lo estaba.   

 Dejé a Amelia en el suelo y me sumergí en un mar de pensamientos.

 Por todos los cielos, ¿Cuánto tiempo piensa seguir así? 

Bloody hell//Jerrie Thirlwards.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora