Capítulo 8: Nunca más

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Sin pensárselo dos veces me pegó un puñetazo en el estómago y aprovechó para atarme.

Me salía sangre por la boca y la cabeza me retumbaba.

Él no tardó en ponerse detrás de mi y empezar a besar mi cuello.

APRIL: ¡Suéltame! ¡Estúpido!

JONH: ¿Cómo me has llamado?

APRIL: ¡ESTÚPIDO! -Repetí gritando más fuerte.

Jonh se separó de mi, me rodeó quedando delante mía y me pegó una bofetada.

Empecé a llorar más fuerte. Sólo quería que esto acabara de una vez.

JONH: ¿Me dirás dónde está tu grupo? -Me volvió a tocar el pelo.

APRIL: No. -Respondí tranquila.

Eso le enfadaría.

JONH: Esta bien... Hacemos un trato ¿de acuerdo? -Suspiró. No contesté. -Tú te quitas la ropa y me dices dónde está tu gente, y yo te quito las cadenas y no te toco. -Me quedé en silencio.

No pensaba hacer nada de eso.

Él se dirigió a la mesa, cogió el arma y en un acto rápido me apuntó con ella.

JONH: ¡YA! -Me volvió a pegar una patada. Pero esta vez en las costillas. Justo en el centro de la herida.

Me retorcí de dolor en el sitio. Las muñecas me empezaban a doler bastante. Y sangraban debido a la sujeción de las anillas.

APRIL: Tend...drás quu...e soltar...soltarme. -Dije entrecortada. Me costaba mucho respirar.

Jonh me desató y se alejó. Que no se hiciera muchas ilusiones.

Menudo cerdo.

APRIL: Las personas como tú, debéis morir. -Dije quitándome la camiseta.

Él sonrío satisfecho. Había conseguido lo que quería.

JONH: Sigue. -Dijo refiriéndose a que me quería ver las tetas.

Me desabroché el sujetador y lentamente lo arrojé al suelo.

Cubrí mi pecho con mis propias manos. Si quería verlas, que se acercara. A ver si así recibía una patada en los huevos.

Y efectivamente, hizo lo que pensaba que iba a hacer. Se acercó a mi con pasos lentos.

Me agarró de hombro y lo apretó con fuerza.

Escuchamos la puerta abrirse y Jonh se giró para ver quien se supone que iba a entrar.

Él estaba de espaldas. Era mi momento. Levanté mi pierna y...

¡BINGO!

Se cayó al suelo. ¿Tanto le ha dolido?

Me giré sobre mis talones y recuperé mi ropa.

Mire la espalda de Jonh y tenía una flecha clavada.

¿Una flecha?

Sí, y de color verde y negro.

APRIL: ¿Daryl? -Pregunté confundida.

DARYL: El mismo. -Estuvimos así varios minutos. Mirándonos. Sin decir ni una palabra. En silencio.

Pero no era un silencio incómodo. Sino, uno agradable.

Él tenía algunos rasguños en la cara. Y le salía un hilo de sangre por la nariz.

La imagen de hace unas horas se me vino a la cabeza "Daryl a milímetros de mi boca" y no pude evitar sonreír.

Señorita DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora