(Eliza)
Mi sentido auditivo comenzó a funcionar de maravilla, eso no era nada bueno.
Escuché el ruido de la maquinaria que se encontraba afuera, desde arriba pude escuchar como mi madre utilizaba la licuadora para hacer quien sabe que cosa y todos esos sonidos entraron a mi cabeza de golpe ocasionando un fuerte dolor.
-Joder deténganse -
La cabeza me daba vueltas y vueltas, todo lo que había bebido la noche anterior comenzaba a dejar estragos, abrí los ojos y miré el techo de mi habitación.
-¿Qué demonios? -dije al ver que estaba en mi habitación, no tenía ni la más remota idea de como había llegado.
De pronto sentí un fuerte dolor en el estómago y me lancé como bala directo al baño postrando la mitad de mi rostro casi dentro del inodoro, me quedé sentada alado de el vomitando sin parar, había olvidado como se sentía beber hasta perder la consciencia y despertar al día siguiente con una cruda del demonio .
-No sé si molestarme o estar feliz -
Miré hacia la puerta del baño y mi madre estaba parada mirándome con una ligera sonrisa, se acercó y sujetó mi cabello para que no me manchara de vómito.
-Disfrutas de mi desgracia -le dije con esa voz peculiar que se tiene después de una noche en la cual bebiste hasta morir.
-Por supuesto que no cariño, recuerdo todas esas mañanas en las cuales te escuchaba vomitar por tanto beber y no te miento en esas ocasiones me daban ganas de agarrarte a palos pero ahora es diferente -comenzó a acariciar mi espalda mientras yo seguía en mi labor -me alegra que la hayas pasado bien -la miré -¡Ah pero eso si! que no se te haga costumbre porque sabes que tienes muchas responsabilidades -me sonrió.
Era verdad, en otras ocasiones mi madre me hubiera agarrado a palos, se enojaba tanto cuando llegaba ebria que por eso aveces ni llegaba a casa, tenía razón en absolutamente todo, ahora tenía responsabilidades mayores y esa noche no se iba a repetir.
Me levanté y fui directo al lavabo para lavarme la cara y beber un poco de agua para quitarme el mal sabor de boca.
-Cariño -mi madre se levantó y salió del baño -te traje la comida a la cama, te preparé un jugo de naranja y huevos fritos, come porque debes ir a la construcción-
Estaba mirándome a través del espejo mientras escuchaba las palabras de mi madre
Mierda que pinta terrible tenía
Me llevé las manos a la cara traté de recordar como había llegado a casa pero lo último que recordaba era todo lo que había bebido y Alicia.
-¡Alicia! -llevé las manos rápidamente a mis labios y pude notar en mi reflejo en el espejo que mis mejillas comenzaban a ponerse rojas, mi sonrisa de estúpida salió a flote.
-Ah otra cosa cariño -miré a la puerta por si se asomaba mi madre, pero no lo hizo -me gustaría que invitases a la casa a Alicia, me gustaría que cenemos juntas -
No daba crédito a lo que acababa de escuchar.
-¿Qué? -salí del baño para encontrarme con ella - ¿Alicia? -dije ligeramente nerviosa.
-Si, ayer me pareció muy buena chica -mi madre comenzó a abrir las ventanas de mi habitación dejando entrar los primeros rayos que emanaba el sol-ya sabes que me gusta conocer a tus amigos y ella realmente parece una buena amiga mira que eso de tomarte la molestia de llevar a su casa a alguien totalmente ebrio habla muy bien de la persona -soltó una leve risita.
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Quédate junto a mí.
FanfictionAnte el desate de un virus que arrasa con la ciudad y posiblemente con el mundo entero, Eliza Griffin, una chica de tan sólo 19 años se enfrenta ante una situación que podría cambiar su vida entera, quedarse con los suyos o embarcar un viaje en busc...