Cap. 7

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- Reconocelo.

- ¿Lo que?

- Te mueres por mi. *Nos miramos a los ojos*

- Me muero por esos labios rojos. ¿Te vale?

- Sí. ¿Por que susurramos?

- Por que estas que no aguantas mas para besarme.

Tenía razón. Se que la tenía. Pero sólo me quede mirandolo a los ojos, suplicándole con la mirada que lo hiciera. Pero no se movía, no movía un ápice.

- Sí, verdad. Pero tú no mueres por eso.

Fue ahí, cuando acabe mi frase cuando me cogió, haciendo que me agarrará a su cuello, y mis piernas rodeara su cintura, cuando me besó, me beso con intensidad, sus manos en mi cintura. Comenzó a caminar, no se donde me llevaba, es más mis ojos no querían abrirse, como si los abriera sentiría menos ese hermoso beso. Mi espalda tocó su colchón, no se por que motivo él se retiró de mí como si nuestros padres hubieran entrado en la habitación.

- Lo siento. *Se disculpó*

- No te disculpes estúpido.

- Te gusta insultarme ¿Cierto?

- Sí, un poco. Pero por que no vuelves aquí.

- Por que si voy no sera solo para besarte.

- Interesante. *Le respondí claramente con aires seductores*

¿Por qué hacía eso? ¿Queria eso o no queria eso? ¿Por que me hacía estas preguntas cuando ya esta acercándose a mí? ¡Dios mío! No tengo remedio.

- El alcohol te subio rápido ¿verdad? *Volvió a ponerse encima de mí, agarrando mis muñecas por encima de mi cabeza*

- Puede, pero hace un rato cuando te vi en la discoteca no había tomado, e igualmente quería besarte y que esa tipa se alejara. También debo reconocer que otra parte de mi te quiere lejos, te teme, te detesta. Yo sola me contra digo.

- Estas muy hermosa así. Te sirve de consuelo que deseé tenerte cerca y lejos a la vez. Por que es justo lo que quiero siempre que te veo, eres inrritante, pero a la vez tienes algo encantador. Me haces sentir miedo, mucho miedo. Escuchame *Hincó su mirada en la mía* no te enamores de mí y noe dejes enamorarme de ti.

- Deberías escucharte, no te preocupes nunca me gustarias de ese modo, pero yo a ti si te gusto así.

- Creeme no creó, creó mas bien que tengo atracción por ti, por algo difícil de obtener.

- O sea, crees que sí hoy te acuestas conmigo, mañana no sentirás nada, ya que sería fácil que volviera a caer.

- Sí. Eso es. Y creó que tu si que lo estas, no yo.

- No estoy enamorada de ti, y te repito que tu de mi sí. Sólo estoy algo inquieta hoy. Me da igual que seas tú o el chico de la disco.

Sentí como sus cuerpo se tensaba, apretaba su mandíbula, creí que se alegaría después de eso que dije, pero me beso con cierta violencia mis labios, luego bajo a mi cuello.

- Mi rabioso doctor Becquer. *Le susurre*

- Como te gusta enojarme, eres mi paciente favorita, sólo mía. *Me dijo haciendo énfasis en el «Solo mía»*

Me miraba y yo le devolvía la mirada, su mirada llena de fuerza y la mía era en cambió la mirada mas tímida del mundo. Soltó mis muñecas, pensé que se alejaría de nuevo, pero se saco el jersey negro que llevaba. Tuve que apartar la vista o me daba un infarto, tenía un cuerpo espléndido, como si estuviera esculpido para cualquier mujer, era un Dios, no se si griego, romato, egipcio, la cosa era que su cuerpo era perfecto para cualquiera.

- Me haces sentir vergüenza. *Me dijo en el oído* No me mires de ese modo.

- Eso no me lo esperaba, tu con vergüenza. *Mordí mi labio inferior, mientras lo miraba y él me miraba de soslayo*

- Se te ve dulce, tu expresión es tímida a pesar de que eres la causa de que quiera hacerte mía. ¿Como eres seductora y dulce a la vez? ¿Donde esta tu mirada lujuriosa?

- La tienes tú, tú tienes mi mirada en la tuya. ¿Dejaras de hablar y harás eso que has dicho?

- Me haces sentir miedo. *Beso mi clavícula, luego mi cuello, y suspiro detrás de mi oreja* Eres puro temperamento, dulce, agresivo, y quien sabe cuál más tienes escondido. *Pronunció haciando que cada palabra chocara en mi piel de lo cerca que estaba*

- Crees que no podrás dejarme. ¿Cierto? Como una droga, una vez que pruebas puede que te hagas adicto.

- ¡Maldicion! ¡Calla! *Me beso para callarme, no quería oír la verdad, sus ojos de asombro lo delató*

No sé, en que momento bajo mi vestido hasta la altura de mis caderas, por que no me di cuenta hasta que el beso mi pecho y puso su calida mano en mis costillas. Pocos minutos después lanzó mi vestido rojo por algún lugar de su habitación, la cual estaba solo iluminada por la luz de la luna llena que entraba por la ventana. Lucia hermosa la noche, y él lucia mejor en este estado, que cuando me trata de paciente, a veces siento que me trata de tal modo por lástima, pero ahora no puede tenerla, sólo hay que ver como mira mi piel, sentir sus besos y su tacto en mi piel.

Se retiró de mí, se puso de pié y mi mente pensó que se arrepintió. Pero para mi suerte, solo se quitó el pantalón, y lo demás, solo dejó su ropa interior, no pude evitar sonreir, al ver que su calzoncillo era de un estampado muy loco, parecía un cómic. Pero bueno quizás a él también le parecía gracioso que a mi edad llevará unas bragas de Hello Kitty a juego con el sujetador.

- Metete en la cama, estaremos mas cómodos gatita.

- ¿Gatita? *Parpadee varias veces*

- Perdón, es que estas llena de gatas, y me salió eso.

- Es una gata sólo que se repite mucho, ven aquí ya, que tu llevas tu ropa interior de papel y no dijo nada. *Le bromeé*

- Si un papel muy eleático. *Bromeó*

Se metió en la cama conmigo, se puso a mi lado, para luego besarme, una de sus manos sostenia su peso y la otra recorría mi espalda repetidas veces, hasta que solto mi sosten, toqué su cabello puntiagudo, y besé sus labios con rapidez, no se que me paso que lo recoste, poniéndome encima de él.

- Gatita salvaje. *Me guiño el ojo, mientras sonreía*

- Estas muy duro. *Dije al sentir sus musculos, en mi pecho*

Su pecho y el mío se tocaban, sentía nuestros corazones latir al mismo son.

- Sí, demasiado. *Apreto mi trasero con sus manos, asiendome pegar más nuestras intimidades*

- ¡Dios! Eso también esta duro. *Dije con mis mwjillas al rojo vivo, sentí como me ardían*

- ¿Eso también? ¡Ups! Pense que hablabas de esto. ¿Que es lo otro?

- ¿Hola? De que va hacer, de tu pecho, lo tienes como tus brazos, es decir, hablaba de tus músculos perfectamente trabajados.

- Eso también es un músculo, podre no lo alabas.

- Ni lo vi, y lo acabo de sentir.

- Calma cuando las gatas que hay entre nosotros y el comic esten lejos lo verás y sentirás mejor.

- ¿Y cuando será eso?

- Todo a su tiempo.

- ¿Siempre hablas tanto?

- Cuando voy a echar un polvo, no. Pero tu me haces sentir tal nerviosismo que no puedo parar, y cuando estoy callado eres tu la que hablas.

- Lo siento. Pero ¿follamos o no follamos?

Le solté, y su miraba era de suma sorpresa, no se esperaba estas palabras. Pero quería saber si era para hoy o para mañana. (Es una forma de hablar, se que o se levantaba y no a pasado nada, o pasaba y puede que no fuera la última).

Pon Un Doctor En Tu Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora