La muerte negra (+18)

Capitulo 11: Un nuevo enemigo

"Nuncasales" era una prisión de máxima seguridad ubicada en las cercanías del desierto rojo, sus instalaciones estaban resguardadas por enormes muros y torres de vigilancia llenas de guardias armados y listos para dispararle a cualquier intruso. Esta prisión encerraba a los criminales más peligrosos del país, quienes eran vigilados con suma atención las 24 horas del día. Nuncasales tenía la reputación de tener a los mejores y más fuertes guardias de seguridad del condado, estos hombres parecían unos mutantes, debido a sus grandes tamaños, su presencia aterrorizaba más que los mismos presos. Por dentro, las instalaciones estaban repletas de gruesas rejas de titanio, y puertas automatizadas echas de acero inoxidable, los reos apenas y podían comunicarse entre ellos, ya que las celdas eran individuales, y cualquier intento de rebelión era detenido fácilmente por los guardias armados.

Para poder entrar a Nuncasales, primero debías pasar por 5 puestos de seguridad antes de llegar a la entrada principal que constaba de 6 enormes puertas de hierro, una detrás de la otra, que se habrían automáticamente. Cuando llegabas al patio principal, eras rodeado por las inmensas torres de vigilancia, con francotiradores observando cada esquina. Una vez adentro, caminabas por los largos pasillos repletos de hombres armados a donde sea que voltearas. En ese lugar no existían las ventanas ni ningún contacto con el exterior, si tú eras un prisionero en Nuncasales, jamás volverías a ver la luz del sol.

Los criminales más dementes y peligrosos eran encerrados en las celdas subterráneas de la prisión. Para poder entrar allí, se tenía que pasar por una pesada y gigantesca compuerta de acero, después de eso, había que bajar por un ascensor que te descendía  10 metros bajo tierra, y una vez que llegabas al pasillo, debías tener una tarjeta de identificación que era leída por una maquina inteligente, si no tenías la tarjeta y ponías un pie en el pasillo, automáticamente salían de las paredes ametralladoras que disparaban a fusilar. Las celdas estaban separadas 5 metros una de la otra, y justo en la última puerta que se encontraba en lo más profundo del pasillo, se hallaba un policía experimentado de unos 56 años jugando un partido de ajedrez con el prisionero más peligroso y más resguardado de toda Nuncasales:

--Jaque—dijo el oficial Stephen poniendo su reina frente al rey del oponente

--Que ingenuo eres Stephen—dijo Daxter utilizando su caballo para comerse a la reina y haciendo un jaque mate instantáneo—

--Wow esta es la décima vez que me vences Daxter, te has ganado sabanas limpias—

--Es muy fácil ganarle a un rival tan predecible—

--Fui campeón de ajedrez en la universidad—respondió el oficial—no soy ningún cualquiera—

--Oh, no trato de ofenderle señor Stephen, solo digo que es muy fácil predecir los movimientos del adversario según su mirada y la forma en la que hace las jugadas—

--Como sea, vayamos al tema por el que vine. Escúchame Daxter, tu comportamiento durante estos 4 años ha sido muy bueno, mejor del que muchos se esperaban cuando llegaste, es por eso que intento convencer al alcaide para que te ponga en las celdas de la superficie, y así tener mejor comida, mejor cama, y quizás una visita al patio ¿Qué te parece la idea?—

--Me alaga mucho su idea oficial, pero estas paredes son mis amigas, me hablan, yo les hablo, y tenemos conversaciones muy profundas, más del que podría tener con una persona—

--Daxter si te escuchan hablar así, tu próxima celda será en el hospital psiquiátrico, mis visitas son la razón por las que aun te mantienes cuerdo, es por eso que te quiero ayudar—

--Usted no lo entiende oficial, jamás en mi vida estuve tan lucido como en estos cuatro años de encierro. Puedo sentir cosas que nadie más puede, durante todo este tiempo de meditación, pude entender que los objetos inanimados son las mejores cosas que existen, no sienten, no hablan, no lastiman, pero, eso no quiere decir que no nos puedan ver ni escuchar. Si ellos hablaran ¿se imagina cuantas cosas dirían de nosotros? Ellos pueden ver cómo somos en realidad, y aun así, los ignoramos —