Capitulo 4: Hechicero

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Como había dicho en el principio; la vida es impredecible, en un momento estoy durmiendo en el hotel del pueblo sin nombre, soportando el desagradable olor de aquella asquerosa cama, y al otro momento estoy cenando en la casa de una disfuncional familia de mexicanos ubicada en un campo de maíz a las afueras del pueblo. Aquella familia constaba de 5 grandulones imbéciles que apenas diferenciaban la derecha de la izquierda, una madre anciana con dotes de hechicería, y un perro hermafrodita. Por supuesto que me sentía muy incomodo estando sentado en la misma mesa que aquellos grandulones, apenas y entendía lo que decían. Pero primero debemos regresarnos unas horas atrás para que puedan entender porque mierda me encuentro en este lugar.

Me encontraba en la oficina del alguacil pensando en cómo enfrentar al asesino sin sufrir alguna enfermedad asesina o degenerativa, ¿recuerdan esa frase de varias cabezas piensan mejor que una?, pues esta fue la excepción, los integrantes de nuestro gran plan para devolverle la paz al pueblo consistía de un mercenario pajero, un alcalde ebrio y un sheriff con cara de pera rancia. Los tres nos veíamos las caras esperando a que alguno aportara la primera idea. Fue después de que nos bebimos unas copas de vino bastante añejado que al alcalde se le vino una idea a la mente

--¡Ya lo tengo!—

--¡¿Qué?!—

--debemos acudir al hechicero—

--... ...Creo que ya estas ebrio, deberías recostarte—dijo el sheriff

--¡No estoy ebrio! Si lo estuviera ya me habría cagado encima...a no ya lo hice, pero no importa. Se dice que muy lejos de aquí, en las montañas de piedra, existe un hombre con poderes mágicos—

--Naa ¿en serio?—dije sarcásticamente

--Pero nadie ha visto al hechicero desde hace ya muchísimos años—respondió el sheriff

--No me digas que también le crees esa historia—contesté

--La historia del hechicero se encuentra en los registros del pasado de nuestro pueblo—

--¡¿Entonces por qué mierda nunca me dijeron nada?!—

--Porque aun eres un extraño para nosotros, solo mírate, pareces sacado una película de terror, pero no de las buenas sino de esas que dan más risa que miedo, y el presupuesto no alcanza para contratar mejores actores—

--Aja ok, gracias por darme una descripción detallada de mi cara—

--Pero aun no termino...—

--¡Solo dime como puta madre voy a encontrar a ese tipo!—

--Existen dos maneras; la primera es yendo hacia un campo de maíz a las afueras del pueblo, para hablar con su esposa y sus hijos, ellos te dirán donde puedes encontrarlo—

--¿Y por que ustedes nunca lo hicieron antes?—

--Porque la última vez que un extraño fue a esa casa, un enorme perro le mordió las bolas—

--A claro entonces quieren que yo vaya para que me muerdan las bolas a mí, ¿Cuál es la segunda manera?—

--La segunda es contactándolo por medio de una señal de humo verde—

--¿es difícil hacerlo?—

--Claro que no, solo debes depositar tus fluidos seminales en un frasco y mezclarlo con la sangre de tu nariz para luego...

--Prefiero ir al campo de maíz—

Me dirigí hacia el este en busca de la familia del hechicero, y si, fui a pie, pudieron haberme dado un auto, una moto, un caballo, una mula, un poni, un burro, o aunque sea un sombrero para cubrirme del sol pero noooo, tan solo me dieron la dirección y un analgésico por si acaso me muerden las bolas. Para cuando llegué al campo de maíz ya parecía una momia egipcia, solo que sin trapos, seca, y apestando a nalgas sudadas. Me estaba muriendo de sed y de hambre, incluso podía ver a los buitres acechándome desde arriba, jamás había estado tan cerca de la muerte, o por lo menos de esta manera, casi podía escuchar las últimas palabras que me dijo mi querida madre antes de morir en mis brazos—"Mi hijo querido, sabes que siempre te querré y siempre estaré contigo en donde sea que te encuentres... ... y escondí 100 kilos de cocaína en el patio"--. Ya casi estaba a punto de sucumbir ante el calor abrazador. Entonces tuve que tomar medidas desesperadas para casos desesperados:

La muerte negra (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora