Todo comenzó un día en el que yo estaba bebiéndome una copa de whisky en el Bar de Hobby, ese típico establecimiento de carretera en el que los únicos clientes habituales eran las moscas, las cucarachas y algunas ratas de alcantarilla. También vendían desayuno y almuerzo, pero yo nunca había comido nada en ese lugar, así que lo ignoro. Hobby era el estereotipo del enano flaco y cabezón cuya esposa siempre lo sometía, aquella mujer que más bien parecía una morsa andante, no paraba de contaminar el aire con el humo de los 3 cigarrillos que se prendía en la boca al mismo tiempo, pero lo que más aterraba era ese gigantesco, arrugado y peludo lunar que tenía en la barbilla, parecía como si una garrapata africana la estuviera devorando.
Casi no había nadie en ese bar, solamente estaba un viejo maloliente quien siempre pedía una sopa de pollo nada más para remojar su larga y sucia barba dentro del plato, también estaban dos sujetos o más bien dos fracasados que no paraban de enrollar montones y montones de papelillos tan solo para consumir su preciada hierba, aunque parecían miserables drogadictos era entretenido hablar con ellos. Finalmente estaba yo, a menudo venia a este bar nada más porque era el único sitio en el que me podía sentar a tomar una copa sin que alguien me estuviera apuntando con una pistola, incluso tenía mi propia silla personal que tenía muy marcado mi trasero en el acolchado. Cuando una persona que no fuera yo se sentaba en ella, amablemente le pedía que se fuera a la mierda y luego le reventaba una botella en la cara, o una copa, o un palo, o lo que tuviera en la mano.
--Oye Sam, ¿a cuántas personas has matado hoy?—me dijo la mujer de Hobby sacándome de mis pensamientos—
--A un cirujano plástico que colocaba implantes mamarios de mala calidad. El sujeto que me encargó el trabajo era un farmacéutico que vendía pastillas para hombres de pene flácido—respondí
--¡Ja! Tal vez eso le haga falta a Hobby, no se lo he visto parado desde que le miró el culo a una delgaducha que paseaba por la calle hace ya 15 años—
--Helga tu eres un culo viviente—
--No trates de ofenderme Sam, sabes que puedo mandarte ahora mismo a pagarme por todas las copas que nos debes—respondió la enorme morsa cuyo lunar rebotaba cada vez que movía la cabeza—
--Oh claro, porque en este instante traigo un millón de dólares en el bolsillo—le dije de manera sarcástica
El enano flaco y demacrado de Hobby cuya cabeza se estaba volviendo calva por el estrés, encendió el pequeño televisor de la pared para mirar el canal de noticias matutinas, ya saben, esas personas que narran historias de la manera más alarmante posible para atraer el oído de los ignorantes. La locutora de noticias que más bien debería ser una alumna de esas clases de vocabulario por lo mucho que se le trababa la lengua, habló acerca de un pueblo perdido en el desierto rojo, el lugar no tenia nombre, no pudieron hacer algo tan fácil como nombrar a un mísero pueblo, como sea, la gente del lugar se quejaba por la sequia, ¿que se podía esperar de un desierto?, también eran víctimas de muchas enfermedades que poco a poco los estaban matando a ellos y a sus animales, sin duda era un sitio en el que no quisieras pasar tus vacaciones con la novia de tu mejor amigo. Pero la noticia acerca de ese pueblo no duró mucho, tal vez por el hecho de que era muy desconocido y a nadie le importaba la desdicha de esa gente.
Entonces, mientras me preguntaba por qué mi copa de whisky se vaciaba tan rápido; apareció, una mujer alta, delgada, de pelo negro, usando un vestido de falda muy corta, con unas tetas de infarto y un trasero más grande que el lunar de Helga, caminó lentamente hacia mí. El viejo maloliente sacó su cara de la sopa por primera vez, los drogadictos fracasados dejaron de chupar hierba por unos momentos, y el pene de Hobby se levantó media pulgada. La mujer sin pensárselo dos veces se sentó al lado mío, yo me hubiera calentado al presenciar su explotado cuerpo tan de cerca, pero luego recordé lo que me sucedió hace 2 años atrás con otra mujer que se me acercó igual, no voy a contar lo que pasó, solo diré que casi pierdo mis testículos.
--¿Eres...Sam Stoker?—me preguntó con voz de actriz porno seductora
--¿Qué, acaso eres policía en cubierta?—le contesté
--Solo diré que eres justo el hombre al que estaba buscando—respondió
--Ehh creo que me confundes, es normal que las mujeres me confundan con un actor de películas porno—dije sarcásticamente
--Me refiero a que se que eres un mercenario, y tú me ayudaras con mi problema—
--Eso depende de qué tipo de problema—
--Es tan solo asesinar a alguien que me causa problemas—
--Ha sí, ¿y quién es? ¿Tu esposo, tu amante, el amante de tu esposo quien se declaró homosexual?—
--No no, es un sujeto que esta aterrorizando a mi pueblo desde hace ya 30 años—
--¿Y por qué te esperaste hasta ahora para pedir ayuda?—
--Porque es muy difícil escapar de ese lugar por causa del mismo asesino, tuve suerte de poder salir de allí—
--Tal vez no te mató porque eso sería desperdiciar a una mujer tan buena—
--Eres muy hablador lo sabías—
--Sip, es por eso que muchos me quieren matar—
--Como sea, ¿me ayudaras con este tipo sí o no?—
--Primero me gusta recibir un pago por adelantado—
--Lo tendrás cuando lleguemos al pueblo—
--De acuerdoo, se nota que no eres una mujer fácil—
--¿A qué te refieres?—
--Pensé que dirías: "No tengo para pagarte en este momento pero puedo llevarte a un lugar bien caliente para coger hasta el amanecer"—
Nada en la vida es gratis, pero la bofetada que me dio sí que fue bien gratis.
Continuara...
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La muerte negra (+18)
TerrorLos habitantes de un pueblo sin nombre ubicado en las lejanías del "Gran desierto Rojo" viven constantemente aterrorizados por la leyenda de un misterioso asesino llamado "La muerte negra" un pistolero aterrador quien siempre lleva puesta una masca...