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Nueva Alba es una de las ciudades más prósperas de la región del cruce, construida hace doscientos años por encima y también debajo la tierra, con noventa y seis días y seis horas, es lo que dice el gran reloj del centro que cuenta las horas y la historia que cuenta las décadas, en la superficie los edificios están extendidos simétricamente como si fuera una fortaleza de gran tamaño, alcanzando la extensión de una ciudad pequeña.
Debajo de Nueva Alba está el hogar de casi toda la población, edificios que sirven como columnas que soportan la tierra y piedra del techo y calles que no han visto autos desde hace 100 años. Lo que hay debajo sigue la misma extensión de lo que hay arriba salvo porque ellos pueden aumentar su tamaño cavando más profundo.
En el borde Norte de la ciudad subterránea, junto las paredes de musgo, los campos de pastoreo para los toros ciegos y los pocos árboles que logran crecer bajo la tierra se encuentra la estación del túnel Nueva Alba-Galia, que ha recibido visitas desde hace una semana, contenedores de mercancía o más cosas que representen que hay vida del otro lado del túnel, ni siquiera los viajeros han vuelto a su hogar.
Cinco hombres están en un cuarto de comunicaciones en el tercer piso de una torre subterránea, con vista a la entrada del túnel a Galia lleno de guardias vigilantes, cuidando que ni una persona decida viajar por su cuenta.
En la torre de comunicaciones una señal se escucha en uno de los radios de un hombre, la voz de una persona se escucha en la radio.
—Viajero a Torre de comunicaciones cambio.
El hombre no tarda en contestar la llamada para escuchar la voz del viajero.
—El CSC nos envía al túnel Nueva Alba—Galia para investigación.
—Torre a viajero, dígame sus integrantes.
—Somos dos ingenieros, un electricista, dos redactores, cuatro guardias y dos guías.
—Torre a viajero diga el código de permiso.-Dice después de apuntar los integrantes en un papel.
—Uno, ocho, uno, ocho, dos, cero, uno, cuatro.
—Torre a viajero, tiene luz verde para salir.
Una luz se enciende en la entrada del túnel, justo en lo alto del hueco, los guardias observan el brillo de la luz y escuchan en un megáfono la cantidad de viajeros y sus integrantes.
—Uno de los guardias observará sus permisos del CSC.
Seis guardias están en la entrada del túnel, iluminado por lámparas en el techo hasta llegar que está al fondo. Once personas, vestidos con abrigos y pantalones de mezclilla, cuatro de ellos con rifles semiautomáticos de madera y espadas curvas. Los integrantes entran uno por uno mostrando sus permisos y esperando al resto de sus colegas, en cuanto todos entran estos empiezan a caminar hacia lo más profundo del túnel, dirigiéndose a la oscuridad del fondo, donde no llegan las lámparas.
Los guardias miran a los viajeros como si fueran once puntos pequeños por la lejanía hasta que llegan al borde de la oscuridad, miran como unas luces blancas salen de sus manos, son las linternas que aseguran su vista en la negrura del agujero. No tardan en adentrarse en la oscuridad, perdiéndose de las miradas de los guardias.
Los guardias siguen vigilando que no entre ni una persona más, miran como la luz verde vuelve a estar apagada y siguen sus trabajos normales.

El silencio vuelve a llegar, los seis guardias vigilan la entrada mientras observan a sus compañeros cuidar las entradas al acceso del túnel. las calles y caminos que llevan a los puestos de visado están con una reja de metal, bloqueando casi todos los caminos salvo uno, el central. 

Algo se escucha en el túnel, algo que llama la atención de todo aquel que este cerca del agujero oscuro...

 unos pasos veloces se dirigen hacia Nueva Alba, se escuchan por el eco, los guardias observan que es lo que causa aquel sonido cuando sale de la lejana oscuridad del túnel.

. Una persona está corriendo hacia ellos.

—¡Hay algo en el túnel!.-Dice uno de los guardias.
Un hombre, al parecer uno de los guardias que acompañaba al grupo de viajeros, esta huyendo despavoridos de algo, como si sus pies ni siquiera tocan el suelo por la rapidez de este, desde lejos se observa el rostro arrugado y con lágrimas, está corriendo a toda velocidad mientras las lámparas que lo iluminan empiezan a apagarse una por una detrás suya, como si algo estuviera siguiendo su paso en la oscuridad. Este sigue corriendo, no piensa en lo que puede estar detrás suya y aún está muy lejos de los guardias, una pizca de esperanza pasa por su mente como si fuera una luz de vida...hasta que se escuchan unos llantos detrás que suenan como las voces de los niños...y la risa de una niña.

El túnel comienza a derrumbarse y las piedras que caen crean un eco que alerta a los guardias, estos se alejan del lugar corriendo y se resguardan lejos pero sin quitar su vista del túnel. El hombre sigue corriendo, está cerca de la entrada, uno de los guardias lo observa como si clavara su mirada en sus ojos, él siente que está a punto de salvarse pero el guardia observa algo que lo marcaría de por vida...
El hombre está lleno de manos oscuras...
El techo cae encima de él sin siquiera emitir un grito, como si sólo desapareciera en medio del estruendo y el caos. Las piedras vuelan por doquier cubiertas por las nubes de polvo, los guardias se cubren como pueden, el que estaba justo frente la entrada se cubre detrás de una barrera de cemento antigua, uno de los guardias trata de cubrirse junto él pero un escombro vuela hacia su casco y lo deja en el suelo, con un pedazo de su cabeza aplastado por el metal de su casco.
Después de que las nubes de polvo se disiparon y el silencio volviera a reinar el guardia se levanta y mira a su alrededor, tres hombres están tratando de socorrer a su colega que no pudo llegar a tiempo y otros diez salen de la torre, sólo sigue observando lo que quedó del túnel, una montaña de escombros en donde antes era un camino al otro lado, que cayó encima de una persona...con manos oscuras agarrandolo.

GALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora