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Con el día soleado, los viajeros siguen caminando, ahora ya no hay una sola tubería, sino un bosque de tuberías oxidadas que cubren todas las montañas en el sendero que recorren, las montañas son de piedra brillante por la humedad y el óxido cubre la tierra que hay en ellas, las tuberías oxidadas son de todos los tamaños, simulando un reemplazo de los árboles y pinos. Crecen flores grises y azules en las grietas de las piedras y en las tuberías, haciendo que parezcan macetas, James había olvidado cómo era Galia por arriba, había olvidado el olor a cobre con flores y la belleza de aquel lugar, como si el hombre y la naturaleza hubieran hecho un collage de todo dejando aquellas montañas y tuberías. A lo lejos, en lo más alto de una montaña, se puede ver a un animal endémico de la región, una liebre azul de seis patas corre hacia el lugar de donde vinieron, seguida por diez liebres más, como si se mudaran a otra parte que no sea el centro de Galia.

La caravana llega a lo que parece ser el borde de un lado a lado del sendero, el lago es enorme y es separada del sendero por una elevación de tierra, como si los viajeros pasarán encima de un muro natural.

Los viajeros siguen caminando a lado de un río, dejando atrás el lago, caminan hasta llegar a un muro de piedra que bloquea la salida del agua, posiblemente una presa antigua que dejó de funcionar hace siglos.

Lewis está quieto en el borde de la presa mientras que la caravana sigue avanzando, mira los peces que hay en el agua, algunos del tamaño de un hombre por la ausencia de pescadores, piensa en que los peces grandes no se acercan a la orilla de presa ni del río por los comerciantes que se atreven a trabajar en la superficie, sin preocupación por los tiradores que habitan las tuberías.

—¡Alto!.

Lewis mira el frente de la caravana, nota que todos los viajeros se detuvieron por aquella llamada de voz alta.

El guia esta enfrente de todos junto a varios viajeros, algunos apuntan a lo que sea que el hombre está viendo. James, Laneto y sus dos amigos de siempre corren hasta estar en el frente de la caravana junto a los guías...quedando asombrados y aterrados por lo que ven.

Chozas de madera y de piedra, carpas con mesas y carretas que llegan hasta donde los ojos puedan ver y las piedras no oculten de la vista, la huella del hombre en un valle de tuberías y montañas de piedra...

Chozas de madera y piedra, carpas con mesas y carretas en un valle, sin iluminación por la sombra de las montañas,chozas y carpas que llegan hasta donde los ojos puedan ver...

destruidas.

—¿Qué es esto?.

—La plaza exterior de Galia...

Los guías siguen avanzando y los viajeros preparan sus rifles y ballestas mientras caminan, esperando encontrarse con el culpable de aquella destrucción y ruina.

James mira las chozas y el suelo, nota la madera y la piedra, negras por el hollín, trata de encontrar algo que indique un ataque como manchas de sangre en la tierra, pero sabe que es imposible, sobre todo por la humedad en la tierra.

—Busquen sobrevivientes.

—Ya no hay humo ni alguna señal vida...lo que sea que ocurrió pasó hace días.

Los viajeros siguen caminando, observando lo que hay a su alrededor, listos para dispararle al culpable del estrago.

—¡Aquí!.

James y Laneto van a donde está el hombre que gritó, es uno de lo suyos, el viajero está mirando una pared de una choza, los hombres miran la pared, el corazón de todos empieza a latir más fuerte por el miedo.

—¿Será sangre o pintura?.

—Es sangre...definitivamente es sangre.

—Sangre salpicada a montones, eso no sale de un corte de cuello sino de todo el torso.

Uno de los hombres sigue mirando la mancha hasta que voltea hacia el frente del camino, ve una figura a lo lejos, al final del sendero con chozas, carretas y piedras y saliendo de la sombra del valle, una figura pequeña con vestido gris y cabello castaño se aleja girando a otro sendero.

—¡Sobreviviente!.

El hombre empieza a correr hacia la niña, algunos lo siguen, incluyendo James, el guia y siete hombres más corren hacia la niña, llegan al cruce de senderos y giran hacia el lugar donde está la niña...sin embargo no pueden verla.

—Busquen en las chozas, no pudo haber ido...–Dice el guía antes de ser agarrado por el hombro.

El guia voltea a ver al hombre que lo agarro, este apunta su dedo hacia el otro lado del cruce, temblando por algo. El guia voltea a donde apunta su compañero, mira la razón por la que está muerto de miedo.

La niña está mirándolos encima de una piedra, iluminada por la luz del sol.

Los diez caminan hacia la niña, el guia esta frente a ellos y corre para ver si la criatura está sana y salva, hasta que alguien lo agarra de su mano.

—Espera...–Dice Laneto.—Mirala.

El guía vuelve a verla, su ropa está sucia, manchada de sangre fresca y lodo...y con manos de cuatro dedos.

—¿Que tiene?.

—La sangre está húmeda y mira sus manos.

—¿Tienes algo contra los deformes?.

—No pero...

—Entonces déjame ir con ella, es una niña, la única persona que hemos visto además del hombre de la tubería y tal vez sepa qué carajos esta pasando aqui.

El guía camina hacia la niña, esta vez lento y con precaución haciendo caso a su compañero de viaje, James y Laneto observan como el guia esta cara a cara con la criatura.

La niña tiene el rostro bajo, la tristeza está en su mirada sucia, el guia no sabe qué decirle, no sabe como iniciar una conversación con una niña que pudo haber sobrevivido días sola.

—¿Estas bien?.

Es lo único que se le ocurre, la niña no dice nada, no muestra ni siquiera un movimiento, James observa asustado por dentro, como si aquella niña pudiera hacer algo, no sabe de donde saco la sangre fresca en su ropa ni como fue que sobrevivió dias en el valle si es que esto ocurrió hace un tiempo.

—¿Que paso aqui?.

La niña sigue sin mirarlo, y el suspenso cunde en los viajeros, piensa que la criatura no dirá ni una palabra hasta que escucha su voz.

—Llegamos...

Los viajeros la miran con más profundidad, la primera palabra que han escuchado de un galiano.

—¿Llegaron?.

—Llegamos de abajo.

—¿De Galia?.

La niña negó con su cabeza, nadie sabe a que se refiere...

ella voltea a verlos, girando las pupilas con rapidez y enterrando su mirada en cada viajero, hasta que mira al guia, como si quisiera matarlo con la mirada.

—Están muertos, todos ustedes están muertos...–Mira a todos otra vez, mientras suelta una sonrisa, mostrando sus dientes blancos y afilados.—lo que habita debajo vendrá por ustedes.

Un sonido se escucha a lo lejos, más allá de la caravana, casi todos los hombres voltean hacia el lugar de donde vienen, James observa la niña por poco tiempo mas, sus ojos están clavados entre si, siente que ella no es lo que parece.

Sus ojos se vuelven amarillos.

—¡Bestiales!.

James voltea por unos momentos para ver como las carrozas y los viajeros se acercan veloces hacia ellos, escucha disparos, sabe que lo que viene será de vida o muerte, voltea otra vez para ver a la niña.

No está.  



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