Capítulo VI

48 6 0
                                    

Me dirijo hacia el despacho de mi padre, que está cruzando todo el pasillo. Antes de golpear, escucho su voz desde afuera. Debe estar ocupado, no quiero incomodarlo. Cuando doy la vuelta, me encuentro a mi madre, que me mira sonriente.

- Sólo está al teléfono, puedes golpear...

- Gracias, ma... - Y haciéndole caso, golpeo su dura puerta de madera.

Ésta se abre despacio, y es mi padre quien, con el teléfono pegado a su hombro izquierdo, y una carpeta celeste en la mano derecha, me hace señas para que ingrese.

- ...lo sé, Sra. García, pero recuerde que su hijo es un adolescente, y como tal, buscará cualquier medio para conseguir lo que desea. Por eso, mi consejo es no prohibirle la salida al cine con los jóvenes de la Iglesia, sino los juegos de video... si, sé que le costará, pero es mejor que se quede sin videos, que sin sus amistades cristianas... está bien, no hay problemas... serán dados... debo colgar, mi hija me espera. Dios la bendiga... - Y cuelga la llamada.

- ¡Por Dios! Creí que la conversación sería eterna. ¿Cómo haces para soportarlos? – Digo, mientras tomo de su escritorio un caramelo de chocolate.

- Es el amor de Dios que nos amó primero. Siempre lo recuerdo...

- Aunque sea la Sra. García...

- Aún más con la Sra. García. – Y me sonríe. – Y dime, pequeña... ¿Qué te trae a mi despacho un sábado por la mañana?

Me siento nerviosa. Sé que es una tontería, que tal vez lo único peligroso del recital, sea el viaje a Rikers en el auto de Jerry, pero no estoy cómoda en este instante.

- Los piercings y los tatuajes están prohibidos de por vida... - Dice sonriente, sacándome así de mis pensamientos.

- De hecho, pensaba más bien teñirme la mitad de mi cabello dorado, y la otra mitad bordó. – Las carcajadas de ambos retumban por todo el despacho de mi padre. Aunque fue una buena broma, debo ponerme seria. -... en realidad, es por lo del chico mundano... el baterista... Arik...

- ¿Qué hay con él? – Veo como mi padre también se ha puesto serio.

- Mmm... ¿Recuerdas que lo invité para el servicio de mañana?

- Claro, hija. Espero que Jesús toque su corazón. Si toca ese tipo de música, debe necesitar a Dios.

- De hecho, no fue una invitación... en realidad, fue más bien un trato...

- ¿Un trato?

- Si... el vendrá mañana al servicio dominical...

- Si tu... - Interrumpe.

- Si yo voy esta noche a verlo tocar con su banda...

- Suena justo...

- ...en Hole's Rikers...

- No tan justo, de hecho... - Y cuando parece que su veredicto me dejará sin viaje al otro lado del río. – Pero no hay victoria sin lucha. Sé que no es el mejor lugar de New York donde me gustaría que vean salir a mi hija... pero si vas acompañada por tus amigos...

- Sue viene conmigo, y Jerry pasará por nosotras... - Me adelanto.

- Suena a buen plan. ¿Crees hacer lo correcto?

- En mi defensa, debo decir que creo que Jesús está guiando mis pasos. Tal vez no a Rikers, pero sí a Arik al servicio de mañana. Sabe Dios que detestaré el lugar, y no necesito rock en medio de mi entrenamiento, pero si es lo que se necesita para ganar un alma... o por lo menos intentarlo, lo haré.

- Y eso llena de orgullo mi pecho. Claro que tienes mi permiso, pero no dejes de orar antes de ir. Debes saber que con todo lo que está sucediendo, tu madre y yo no dejaremos de hacerlo mientras estés fuera.

- Lo sé. Y gracias. Iré a hablar con Jerry para que sea nuestro chofer.

- No tan rápido, jovencita... - Dice mi padre, señalándose su mejilla derecha con el dedo índice. Nuestro código cuando queremos un ruidoso beso el uno del otro. El mío suena bien fuerte. Amo mucho a mi padre.

- Ve a salvar un alma. Te amo, hija.

- Y yo a ti...

Luego de la penosa tarea que fue convencer a mi padre, para poder oír sonar el rock de Arik y Beetlejuice, me doy una ducha y busco en mi habitación qué ponerme para la ocasión. Como paso toda mi vida sobre jeans, no puedo elegir otra cosa, aunque debo decir que no estoy del todo conforme con esta remera escotada, con lentejuelas doradas. Realmente no es mi estilo. Sería genial que alguien pudiese decírselo a mi tía, que no deja de intentar vestirme igual a ella cuando tenía mi edad.

En fin, luego de revolver todo mi vestuario, recuerdo que mi madre me ha obsequiado una playera negra, con una estampa de Stryper. Sé que no es lo más apropiado para llevar a un lugar como Hole's, pero al fin y al cabo, es rock. Sólo que dedicado a otra persona.

Llamo nuevamente a Jerry para recordarle que pase por nosotras a mi casa. Mi querido amigo nunca tiene su teléfono encima, por lo que suena unas cinco veces antes que su madre me atienda.

- Hola Crystal, Jerry ha salido para buscarte hace como cinco minutos. Se ha dejado olvidado el teléfono. ¿Podrás avisarle?

- Si, señora Isaackson, se lo diré... Nos vemos.

- Nos vemos, Crys... - Y cuelgo la llamada para poder terminar de alistarme.

Cuando ya estoy preparada, esperando por mis amigos, mi teléfono vuelve a sonar.

- ¿Señorita Beck?... – La voz dulzona de Arik, me abraza por completo.

- Así como no creí haberte dado la dirección de mi casa, tampoco creo haberte dado mi número de teléfono. – Sueno cortante, aunque en realidad, estoy contenta de que haya llamado.

- ...Eh, creo que...

- Lo sé, lo sé... Sue estuvo toda la mañana hablando con Geoffrey... - Interrumpo sus excusas.

- Por favor, dime que no te has arrepentido. No escucho el bullicio del bus, taxi, o lo que sea que te traiga hacia Rikers.

- No, de hecho, Pavarotti pasará por nosotras en cinco minutos. Tenemos un trato, ¿Recuerdas?

- ¡Cómo olvidarlo! Debo decir que me ha costado conseguir una camisa blanca en estas horas que he tenido... solo te diré que iré decente.

- Eso espero, mi madre está ansiosa por verte cruzar la puerta de la Iglesia...

- Ok, ok... primero lo primero. ¿Te veo en un rato?

- Hecho... creo que escucho a mi amigo acercarse. – Respondo, al escuchar el ruidoso auto de Jerry doblar la esquina.

- Lo siento, tengo que dejarte. Prueba de Sonido.

- Ve, pequeño David Grohl. – Y escuchando su risa, corto la llamada.

Para mi sorpresa, Sue está sentada al lado de Jerry, por lo que no tendremos que esperarla horas hasta que decida qué ponerse.

Luego de una corta oración de Sue, emprendemos el pequeño viaje al club de música situado en la Isla Cárcel. Será una noche... diferente.

Crystal Beck - La hermandad De Los Cuernos Y La Sangre #StarsAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora