Capítulo V

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El joven camina hacia su coche sin mirar atrás. Sólo de reojo, se asegura que la chica ha entrado ya a su casa. Se siente bien. De hecho, todo ha salido a la perfección. Abre la puerta con la mano izquierda, y con la derecha tiene su teléfono celular. Busca el único contacto guardado, y presiona llamar.

Atienden al primer pitido:

- ¿Arik?... – La voz de Donald, suena preocupada.

- Está hecho... – Dice el joven. Luego cuelga.

Fin de la comunicación.

Él suele ser así. Directo. Esto es algo que le cuesta hacer. Le cuesta fingir, pero no quiere que la situación lo sobrepase. Sabe de los celos de su amigo Geoff. Más de una vez han discutido desde que entraron en La Orden. De hecho, fue su platinado amigo quien lo llevó hasta allí.

HACE CASI CINCO AÑOS...

La secundaria NorthStar Academy, no es un lugar demasiado bueno para este adolescente de trece años. De hecho, nada en su vida lo es. Sus padres no están pasando por el mejor momento. La muerte de su pequeño hermano Christopher, los ha devastado. Si bien ya hace cuatro años de aquel lamentable episodio, hay algunas cicatrices que jamás se borran.

Éste introvertido muchacho, que cursa el primero de bachiller, no tiene amigos. De hecho, varios de los chicos que ya están en el equipo de baloncesto, le hacen la vida imposible.

Hoy no ha sido la excepción. Tanto Niko, el capitán del equipo, como Jonas y Dean, sus laderos, han vuelto a molestarlo en la clase de arte.

Arik ni siquiera responde al sinfín de bromas pesadas, por parte de aquellos tres muchachos. Si bien, ésa es su clase favorita de toda la secundaria, no puede disfrutarla. Ya que la comparte con este grupo de exaltados adolescentes.

Esta tarde, como todas las tardes a la hora del almuerzo, camina hasta el gimnasio para poder comer tranquilo. Sentado en las gradas del estadio de baloncesto, Arik saca de su mochila, un sándwich de atún y tomates. Toma su discman Sony, se acomoda los auriculares, y se sumerge en los redobles de "Cleanin' out my closet", de Eminem.

Mientras mastica el atún, sus ojos están fijos en el campo de juego. Pero su mente, está muy lejos de allí. El sonido de un balón sonando contra el aro, hace que preste atención al lugar donde está.

Un chico flacucho, de melena rubia hasta los hombros, prueba encestar tiros al aro. Lo hace con mucha torpeza, pero, no bien erra un tiro, vuelve a tomar el balón e intenta de nuevo. Su cabello lo molesta, por lo que toma una pulsera negra de su muñeca y se lo ata bien arriba.

Está vestido completamente de negro. Desde su playera, que vista de lejos, es imposible dilucidar de qué banda de rock es. Hasta su jean gastado y sus Converse son de ése color. Apenas brilla su cinto lleno de tachas plateadas.

Luego de maldecir por su mal tiro, el chico de la melena se percata de que no está sólo en el recinto. La sorpresa es de ambos. El niño con el balón se siente sorprendido de que alguien lo esté observando jugar tan mal, y Arik se siente descubierto en su almuerzo.

Ninguno de los dos habla, sólo permanecen mirándose. Hasta que el muchacho de la melena comienza a acercarse donde Arik.

- ¡Hey tú! ¿Llevas mucho tiempo ahí sentado?

- ...Algo más de media hora... te he visto entrar, pero no quise molestarte saliendo de aquí...

- ¿Tienes nombre?... – Dice, arqueando sus cejas.

- Arik... Arik Tomasson... ¿Y tú?... – Su voz suena realmente tímida.

- Me llamo Geoffrey Miller... Estoy en segundo de bachiller... ¿Quieres bajar y jugar conmigo?

Crystal Beck - La hermandad De Los Cuernos Y La Sangre #StarsAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora