Las mismas alas

Cercana Lejanía

Oh John. Pequeño ángel de la vida que ronda los cielos con tu estela azul trayendoles viento fresco y vivo a esa raza tan destruida.

Oh John ¿Por que tuviste que ser un ángel del viento y de la vida? Desapareces de la misma forma que una brisa fresca en un verano caluroso llena de sensaciones inimaginablemente acogedoras.

Oh John ¿Por que siempre te alegras de verme? Yo sólo soy un cuervo del tiempo y de la muerte más. ¿Por que me sonríes de esa forma? Ni siquiera tu compañera, Jane, lo hace tan cálido y reluciente como lo haces tu. ¿Por que me saludas si sólo traigo desdicha y angustia? Y tu, tan esbelto y libre prefieres pasar cinco minutos humanos conmigo en vez de hacerlo con seres más puros, como Jade, la águila del espacio y la naturaleza, o Rose, la lechuza de la luz y la magia. ¿Qué es lo que ves en mi?

"Sólo... me siento raro estando cerca tuyo. Es agradable, casi nostálgico. ¡Es irónico que nunca nos hayamos conocido antes!" Me respondiste una vez

Y yo siempre frío y tu siempre alegre. Yo distante y tu tan cerca. ¿Por que tienes esa manía de mirarme a los ojos siempre? Todos los evitan, ellos causan miedo y horror. ¿Qué es lo que ves en ellos cuando los tuyos son los más puros y brillantes que he visto hasta ahora? Yo soy el que evita las miradas allí para evitar dañarlos.

Ni siquiera mis alas se comparan a las tuyas, tan azules como el cielo cuando cae el sol y tan finas como si estuviesen hechas a mano, tan veloces, tan pequeñas, tan únicas. Y yo, con mis alas en punta que logran lastimar al mínimo contacto y son tan grandes como el poder que poseo como las garras de un oso pardo. ¿Por que a un pequeño Azulejo se fijaria en un cuervo tinto como yo?

Todo podría ser distinto si fueras de Amor, hubiese caído bajo tus encantos mucho antes, si yo fuese de Esperanza hubiésemos hecho el mejor dúo de todos, incluso ser de Luz hubiese sido algo posible en alguno de los dos, pero Vida y Muerte es algo que no se puede unir en uno sólo. Es simplemente irreal.

Oh John. Recuerdo aun el primer día que nos vimos, ese horroroso día que tuve que elegir por ti. Recuerdo como salvaste a ese niño que estaba destinado a morir en las garras de ese canino. Recuerdo que lo intentaste, mantuviste a ambos quietos para que no fueran heridos, pero el perro estaba muerto de hambre y el niño era pobre y solitario. Si el sabueso no comía, moría, pero si no era así mataba al niño. Una irónica desdicha. Recuerdo que me interpuse en tu camino, yo volaba sobre el perro y tu sobre el niño. Me viste desesperado y horrorizado, vi como mantenias tus fuerzas para evitar ambas cercanías. Mate al perro por ti, le concedi un destino. Deje que las piedras cayeran y se llevaran la pobre alma del canino. El niño lloró y se fue corriendo mientras que tu veías triste al canino. Te seguí cuando desapareciste y presencié como le dabas al menor una familia que lo había encontrado mientras el menor se ocultaba entre sus manos. Ese día había susurrado algo que tu lograste escuchar a la perfección.

"Eres un ángel."

No tenías alas blancas, ni brillabas con la luz del sol dejándote una escena perfecta, pero si aquel corazón que aun no lograba sentir ese calor. Tu sonrisa me deslumbró y tus mejillas se colorearon como el color de mis alas rojas al verme.

"Sólo lo ayude." Me respondiste.

Pero le habias dado una vida. Habías cambiado su destino. Habías cumplido un sueño. Hiciste mucho más de lo que pensaste y parecias ser muy consiente de eso. Y no tenías ni medio ego alto como para recalcarlo.

¿Cómo no encontrarnos después si la vida y la muerte van casi tomados de la mano? Me contaste que escuchabas los susurros del viento, plegarias y risas lejanas, chismes, comentarios y palabras dichas sin querer por cuervos rojos. Y yo te conte que veía más que nadie como un alma era arrebatada por mi culpa y mis compañeros, como el tiempo se les pasaba y yo seguía allí. Dos angeles traumados por los humanos que iban de allá para acá como cucarachas.

Y yo siempre arruine nuestras conversaciones. Tú me hablabas de vida y yo de muerte. ¿Qué puede ser peor que eso? Algunas cosas no eran tan malas. Te sorprendiste cuando te conté que cada humano tenía un color que pocos podían ver.

Te mostré el silencio una vez. Sólo habías puesto tú cabeza en mi pecho. Me dijiste relajado que sólo escuchabas cada tanto un bombeo. Pero escuchabas el silencio. En paz. La muerte causa silencios, abrumadores y dolorosos. John era el único que amaba mis silencios de alma.

Yo te llamaba Ángel.

Tu me llamabas Fénix.

Oh John. ¿Acaso puedo estar contigo? Tú, que siempre estas conmigo cuando le susurro al viento mis delirios, ¿Te quedarías conmigo si se lo susurro al viento? No quiero darte una carta por una paloma mensajera, ellos tan curiosos como los felinos. ¿Por que estas siempre en mi mente? Me dejas palabras al aire como si yo pensara que no las escucharias. ¿Por qué?

Oh John. Podría estar milenios así. Sólo así. Cerca tuyo. Viendo un amanecer y un anochecer. Aprendiendo a bailar en los aires como tantas veces insististe. Escuchandote reír. Escuchandote hablar. Escuchandote siempre con todo.

Oh John. ¿Por que me abrazas al irte? ¿No te quema mi tacto? Yo cuando estoy cerca de ti me siento cada vez más vivo ¿Tu te sientes cada vez más muerto? John, no quiero que sientas eso. ¿Por que llegaste a mi cuando me escuchaste llorar? ¿Por qué no logre decirte lo que en mi mente guardaba? Ha pasado tanto tiempo que apenas logro enterarme de que te fuiste para cuando ya estabas junto a mi mirando el amanecer.

Y que volverás la noche siguiente.