Dana

4 0 0
                                    

Me desperté en el suelo y me levanté. Miré la hora, las doce de la mañana. Había estado toda la noche en el suelo mirando el techo sin saber qué hacer. El pestillo estaba echado y no había ruido.

Me vestí con ropa que no fuera el uniforme y saqué de la bolsa todo para colocarlo en el armario. Salí y descubrí que ningún profesor se quedaba el fin de semana en el centro.

Fui a la residencia oficial de alumnos y vi a una chica en un banco fumando. Me acerqué a ella y me senté.

- ¿Me das uno?

- ¿Tengo cara de ser hermanita de la caridad?

- De mal follada, seguro.

Se rió y me dió uno. Lo miré y me lo coloqué en la boca. Ella me dió el mechero y fui a encenderlo pero pensé en Tracie. Solté el mechero y se lo di.

- Mejor, toma.- Le di el cigarro y ella me miró con unas sonrisa burlona.

- Que niño de papá.

- ¿Quieres un buen polvo?

Me miró seria mientras soltaba el humo. Tiró el cigarro que fumaba y me señaló el cobertizo donde se daban las clases de floristería. Le seguí y nos metimos.

- Quítate todo.

Se desnudó frente a mí. Sus pechos erguidos eran como los de Tracie, más pequeños tal vez. Tenía un piercing en el pezón y se lo lamí. Bajé mis labios hasta su coño y separó las piernas para que pudiera chuparle mejor.

- ¿Me tumbó?

Asentí y le abrí los labios mayores. Chupé con ansias su clítoris y gimió fuerte. Me agarró del pelo y su cuerpo hacia un vaivén para que le metiese algo.

- Deja de chupar que me corro.

Me quité los pantalones y le enseñé mi pene. Sonrió satisfecha y se la metí. ¡Cómo gimió!

- Joder, para ser virgen eres súper buena.

Me vine en ella y abrí los ojos. Unos ojos azules me atravesaron. Me separé de ella y se vistió.

- Yo no te he dicho que fuera virgen. Tío, no folles pensando en otras.

Se fue y me vestí despacio. Me quedé solo. Eso era lo que me daba miedo. No tener a nadie que me quisiera. Quería poder tener una persona que todos los días me besara y con la que follara. Alguien con quien pasar buenos ratos.

Fui al despacho de Julia y entré. La vi en el escritorio con las piernas abiertas y entre sus piernas su ex. Él paró de lamerle y me miró. Se levantó de inmediato y se puso detrás del escritorio.

- ¡Erick! ¿Qué, qué haces aquí?

- Por supuesto, The Killer. Venía porque necesitaba ayuda en un ejercicio pero mejor te dejo.

Cerré la puerta y fui a recepción. Vi a la compañera de Rocío pero no a ella.

- Está con Francisco en una galería de arte.

Me despedí de ella y salí al exterior. Qué podía hacer. No tenía mi móvil en el colegio. Decidí ir a dar una vuelta.

Cogí una chaqueta y dinero. Tenía aún el dinero del año pasado porque no solía salir mucho. Lo que quería estaba cerca.

Llegué en bus al centro de la ciudad y fui por las calles. Fui al centro donde muchos de mis compañeros iban. Vi a algunos compañeros de otros cursos. Fui a una tienda donde había unas deportivas que me interesaban, las compré y salí.

- ¿Por qué no me quieres besar?

Scott, su voz me llegó a mí rápidamente y fui a donde suponía que estaba. Efectivamente, estaba en una esquina con Tracie. La tenía pegada a la pared.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 30, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Lobo Es MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora