Julia

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Esto es de mis ligues que tenga pero quiero contar cómo conocí a esa joven y buena profesora.

Fue el año pasado, cuando iba a primero de bachillerato. Era septiembre.

- ¡Te dije que no te corrieras en mi boca!

- Joder, ¿quieres callar y tragar? Eres un puto dolor de cabeza.- Me levanté de la silla y cogí mis calzoncillos y mis vaqueros.

- Si tanto dolor te causo vete a buscarte a otra que te aguante. Eres un hijo de perra.

Me reí y le lancé uno de sus cuadernos. Cuando lo cogió yo estaba enfrente suyo haciéndole cosquillas. En ese momento ella era mi amiga y con la que me desahogaba.

- Empieza el nuevo curso. Zoe, si apruebas todo al final de curso, tal vez haga lo que me pides.

Salí de su habitación y fui a mi cuarto. Llevaba desde muchos años viviendo en esa residencia pero mi compañero ya no estaba. Hoy llegaba uno nuevo.

- Hombre, tío. Soy Scott Mans tu nuevo compañero. ¿Eres de esos muermos o de esos que salen?

- Erick Frederiksberg, pero jamás me digas así. Dime Erick Frederik. Soy un puto muermo.

- Los jueves pienso traer aquí a chicas así que no las espantes.

- Eres el nuevo aquí, ¿y ya marcas horario?- Miré su maleta. Estaba vacía y miré su armario. No tenía mucha ropa. Tampoco necesitábamos puesto que íbamos en uniforme.

- Chaval, si estás aquí seguro que me robas a las tías.

Me reí. Desde ese momento nos hicimos buenos compañeros. Me contó sobre sus ligues y yo sobre los míos. Se sorprendió que yo no sólo ligase sino que follase.

Sonó la campana y para mi sorpresa él no parecía afectado por ello. Entramos en la clase que nos tocaba y vimos a una chica rubia, con unas tetas que casi hacían estallar los botones de su camiseta y los botones de muchas braguetas. Se giró a nosotros y sus labios rosados se apretaron.

- Joder, esa la mamará genial. ¿Te la tiraste?

- Ni puta de quién es.

Se acercó a nosotros y observé su minifalda. Sus largas piernas daban qué pensar. Me fijé en su pecho. La talla cien seguro.

- Scott Mans y Erick Frederiksberg, llegan tarde el primer día.

- Y todos los siguientes. ¿Quién eres?- Metí las manos en los bolsillos y oí de fondo algún suspiró y jadeo. Eso causaba yo en las chicas.

- Tu profesora. Siéntate.

Le miré pícaro y puso cara de enfado, aunque parecía más de estar comiendo una polla. La verdad.

Toqué mucho las pelotas ese día y ella me pidió que fuera a su despacho. Miré a Scott, el cuál estaba ligando con una chica a la que me cepillé, me miró y me dijo que me lanzase. Eso iba a hacer. Jamás había entrado a una profesora y si lo lograba subiría mi prestigio de mujeriego.

- Buenas.

- Siéntate Frederiksberg.- Su forma de decir mi apellido me puso la piel de gallina.

- Erick.

Suspiró y se sentó en la silla que había en si escritorio, yo me senté en la de invitados.

- No puedes empezar así. Creas mala imagen.

Después de una larga charla de que debía ser bueno y comportarme como adulto, nos levantamos para despedirnos.

- Espero que no se repita.

El Lobo Es MaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora