Me levanté de la cama y miré el vacío colchón de Scott. Fui a su escritorio y vi que tenía los deberes ya hechos. No sabía cómo en menos de media hora lograba hacerlos.
Me duché con calma y escuché la puerta abrirse. Cerré el grifo y salí.
- ¡Joder! Creía que estabas fuera, no dentro.- Me miró y sonrió. Sonrisa de borracho.- Deja que me ponga la toalla.
Me coloqué la toalla en la cintura y le saqué del baño. Me puse la ropa rápidamente y salí. Le vi sobre mi cama riéndose sin motivo y comprendí que no sólo iba bebido, sino también fumado.
- ¿Qué pasó, campeón?
- Creo que me fumé diez porros.
- No qué tomaste. Qué pasó para que fumaras.
- Katie.
Le iba a preguntar qué ocurría con ella pero se quedó dormido. Cogí una chaqueta y fui corriendo a recepción. Vi a Rocío en la máquina expendedora y la saludé.
- Ay, mi niño. ¿Qué haces tan temprano?
- Pues venía a follarte, ¿buen plan?- Se rió y me dió un pequeño abrazo. Sacó su bebida de ahí y me llevó a su mesa.- Scott está fumado.
- ¿Cuánto tomó?- Le respondí con los dedos de las manos y ella se quedó sorprendida.- Bien, veamos, Scott Mans, enfermo, con treinta y nueve de fiebre. Toma el papel, enséñalo a los profesores que le vayan a dar clases.
Le di las gracias y me fui a la residencia. Vi a una chica que estaba estirando en la puerta y vi su buen culo. La saludé y ella me miró con una sonrisa. Joder, que guapa, pensé. Ojos azules y pelo castaño claro, cintura de muñeca y sonrisa de actriz. No una actriz normal.
- Toma Scott. Hoy no vas a clases.
- Pero los apuntes....
- Copiaré todo. Pediré el cuaderno a alguien. Yo que sé. Pero no vas a clases. No así.
- Gracias, hermano.
Bajé con los otros dos que siempre madrugaban para ir a correr y seguramente para fumar. Sí, deportistas fumadores, raro.
- Hemos visto a una diosa.- Marc se acercó a mí y levantó los brazos como si dijera aleluya.
- ¿Culona, ojos azules y castaña?- Asintieron y me miraron con cara de incredulidad.- No, no me la he follado, pero caerá.
Les conté que Scott estaba hecho un asco y nos quedamos en la entrada de la residencia, viendo como las chicas iban ya arregladas y los chicos iban bostezando y aún dormidos.
Sonó la sirena y decidimos ir yendo. Entré a clase y vi que Julia me miraba interesada. Hice un gesto de que ya le diría todo.
- Erick, ¿qué estás escribiendo en ese cuaderno? ¿Qué haces con ese reproductor de música?
- Estoy escribiendo los apuntes y grabando lo que dices por si no me acuerdo.
Todos los que en la sala estaban sin abrir el cuaderno o en las nubes, empezaron a sacar las cosas y a apuntar como locos. Supongo que ver que el que nunca trabaja, un día lo hace, debe ser un shock.
Al terminar todas clases que había también por la tarde, me dirigí a la puerta pero Julia me frenó. Le miré y ella me miró interrogante.
- Ayer me tiré a Becky, se quedó llorando mientras pensaba en Roben. Scott se ha fumado diez porros por Katie. Y yo ayer estaba desbordado, por eso no...
- No es eso.
- ¿Entonces?
- ¿Por qué hoy te dignas a ser un buen alumno?
- Porque debo serlo, ¿no?- Le sonreí y me fui.
Fui al cuarto y oí ruidos. Me quedé sin saber muy bien que hacer. Hoy no era jueves, así que no estaría con nadie, ¿no?
- ¡Más! ¡Más!- Me quedé mirando la escena, Katie abrazada a Scott que estaba encima embistiéndole.
- Te quiero, joder si te quiero.
Se vinieron y él se separó de ella. Antes de que vieran que estaba ahí, dejé en el suelo el cuaderno y la grabadora. Cerré la puerta y salí.
Fui andando por los pasillos de la residencia y me encontré a la chica deportista. Me miró y sonrió alegre. Me acerqué a ella y le planté un beso. Ella me lo devolvió y señaló una puerta. Entramos y fuimos a la cama.
- ¿Quieres hacer tú el ejercicio?
Asintió y me tumbé en la cama. Ella se puso a horcajadas sobre mí y se quitó el legging que llevaba. Me bajó los pantalones y me montó.
Cuando terminamos, ella estaba sudando y jadeando, yo estaba simplemente en el cielo. Le besé un pecho y le di una nalgada. Se puso de pie y se vistió con la ropa obligatoria que había que llevar.
- ¿Tú de que curso eres?
- Un año menor.
- ¿Nombre?
Me señaló el armario y vi el nombre de Evangelina con letras grandes y fosforitas. Ella me dijo que ya me conocía y que había logrado lo que quería.
Me levanté y me despedí. Fui a la puerta de mi habitación y me paré a escuchar.
- Katie, ¿qué te he hecho?
- Seguro que eres como él.- Sabía que se refería a mí. Cerré mis puños y apoyé la cabeza en la puerta.
- No. Yo te quiero. No suelo decirlo pero es cierto. Por favor, dame una oportunidad.
- ¿Debo fingir que soy tu chica de sexo?- Scott no respondió.- Entiendo.
- Pero se lo diré. No sé cuándo, pero se lo contaré. Él aceptará que estamos juntos. Somos amigos, lo comprenderá.
- ¿Y cómo le miró? Me folló.
Antes de que Scott dijera nada, entré haciendo ruido. Ellos se giraron a mí y Katie se levantó de la cama rápidamente. Se fue corriendo y miré a Scott.
- ¿Repitiendo?
- Es buena en la cama.
Asentí. Le señalé el cuaderno y la grabadora que había en el suelo y me fui. Odiaba que me mintiera de esa forma tan abrumadora.
- Ay, mi niño, Julia no está por...
- Vengo a por ti.- Rocío me miró sorprendida y llamó a su compañera. Le pidió que se quedase y salió. Cogió una chaqueta porque fuera hacía un poco de fresco.
- ¿Qué ocurrió, mi chico?- Fuimos a los árboles donde estuve con Becky.- Me estás asustando.
- No sé qué ocurre.- Me giré a ella y apoyé mi cabeza en su hombro, ella me abrazó y comencé a llorar.
- ¿Qué pasó?
Me quedé callado. No podía creer que estuviera así. Debía ser porque mis amigos se iban enamorando y estaban cambiando y yo seguía así. En algún momento todo acabaría. Todo. Eso no podía ni comprenderlo ahora, pero sabía que sería horrible.
No le dije nada. Ella comprendió todo. Sabía que llenaba mi vida con falso amor. Sabía que me gustaba sentirme deseado y que unos minutos de adoración me servía.
Me quedé ahí. Ella siguió abrazándome y agradecí mentalmente que estuviera ahí. En todo momento. A todas horas. Pero sabía que ella también me dejaría.

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El Lobo Es Malo
Teen FictionEn el instituto siempre hay un chico malo y la chica que cae ante las garras de su depredador.