Marqué el número de mi madre, sintiéndome un poco ansiosa y curiosa; ella respondió al segundo tono.
- Hola, hija, ¿cómo estás? - Asentí con una medio sonrisa, saludándola.
- Hola, mamá. Estoy bien. - Guardé silencio unos segundos en los que me debatía qué debía preguntarle y cómo.
- ¿Qué sucede, Camila Dawson? - Me tensé al escucharla, frunciendo levemente mi ceño.
- ¿Por qué piensas que algo sucede? - Me golpeé mentalmente por ser tan estúpida, negando en silencio.
- Soy tu madre, te conozco bien. - Suspiré, decidiendo que era momento de hacerlo.
- Necesito saber la verdad, mamá. - Pausé unos leves segundos. - Toda la verdad.
Mi madre guardó silencio por unos momentos, dejándome apreciar su respiración acompasada. Comenzaba a sentirme nerviosa. ¿Y si lo que escucho no me agrada?
- ¿Mamá? - Ella suspiró, causando que mordiera mi labio inferior con suavidad.
- Está bien, Cami. ¿Estás sentada? - Asentí, volviendo a golpearme mentalmente: ella no me puede ver.
- Sí, mamá, lo estoy. - Me dirigí a la habitación, cerrando la puerta a mi paso, acomodándome sobre la cama.
- Necesito que mantengas tu mente abierta, hija. - Fruncí mi ceño algo confundida. - Y por favor, no te vayas a alterar ni nada parecido. - Asentí con curiosidad y tensión.
- De acuerdo. - Respondí no muy segura.
- Verás, soy una humana normal, aunque no tan común. - ¿Esta es su manera de aclararme todo? Fruncí mi ceño, sintiéndome peor de enredada.
- ¿A qué te refieres, mamá? - Ella suspiró con cierta fuerza, dejándome imaginarla con su ceño fruncido, asintiendo más para ella que para mí.
- Mi padre, o sea, tu abuelo, era uno de los brujos más importantes que ha existido. Él y tu abuela se conocieron algo jóvenes, enamorándose enseguida; el único conflicto que existía en ese entonces era que tu abuela era una humana más del montón, y entre las leyes de los aquelarres no estaba permitido el unirse a ningún humano. Así que tu abuelo hizo lo que nadie esperó: decidió, renunció, y prometió que no volvería a usar su magia ni nada parecido sólo para poder estar con ella y tener una vida feliz y "normal". - Mi madre suspiró con suavidad, haciéndome entender lo difícil de aquella decisión. - Al nacer sus hijas, ellas adquirieron habilidades que, ellos pensaron, no podrían heredar. Es complicado. - Abrí mis ojos con sorpresa, captando esa indirecta.
- ¿¡Eres una bruja!? ¿¡Lo soy yo!? - Mi pulso martillaba con fuerza contra mi cerebro.
- No, hija. Ninguna de nosotras lo es. - Respiré con un poco más de calma, esperando lo que faltaba de la historia. - Simplemente adquirimos habilidades que ninguno de nosotros pensó que podríamos obtener. Tampoco llegué a imaginar que en ti también se presentaran. Sí es cierto que tenemos una pequeña cantidad de sangre de brujo recorriendo nuestro torrente sanguíneo pero no somos, ni por cerca, brujas. Tu abuelo nos había dicho que era improbable que nuestros hijos nacieran con alguno de esos dones que nosotras teníamos.
Asentí ante su explicación, sintiendo la curiosidad viva dentro de mí.
- ¿Qué don tenían? O ¿tienen? - Escuché el pequeño suspiro que mi madre dejó escapar, dejándome apreciar una leve emoción en el tono de su voz.
- Tu tía Esther tenía la habilidad de ver el futuro; podía verlo como si estuviese sucediendo ahora mismo. Era algo increíble. Stacy tiene la habilidad de predecir los cambios en las personas, el clima, y demás. Yo, por otro lado, puedo ver las cosas pasadas como si las estuviese observando en una película. Aunque, añadiendo algo a eso, puedo ver, sentir y oler todo lo que me rodea, como si estuviese ahí.
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En La Oscuridad (Completa Y Corregida)
Vampire- ¿Q-qué quieres d-de mí? - Quiero todo de ti. - Dijo con deseo en su voz. - No te acerques. - Fue acercándose lentamente más a mí y mis ojos conectaron con los suyos. - Imposible de obedecer. - Y rozó uno de sus dedos por mi mejilla, haciéndome es...