¡Maldito Félix! ¿¡Qué es lo que desea!? ¿¡Por qué tiene que seguir atormentando nuestras vidas!?
- ¡¡Lo necesito a él!! No eres tú, no soy yo, ¡¡es él!! ¡¡Él es mi perfecta creación!! - ¿De qué está hablando?
- ¿Y cómo quieres que lo traiga? ¿Lo secuestro? - Esa voz se me hace demasiado familiar.
Esa voz la escuché en...
Asomé un poco más mi cabeza por la ventana, viendo a la persona que hablaba con Félix. Jadeé por la impresión.
Carlo.
- No me importa cómo lo hagas, ¡¡sólo traélo!! - Una manotada al aire fue lo que indicó que estaba desesperado.
- Sabes que no será tan fácil. A menos que... - Carlo se giró hacia la ventana, dejándome ver su sonrisa siniestra.
- ¿A menos que, qué? - Carlo acariciaba su mentón, como si estuviese analizando algo. Rodé mis ojos ante aquella acción. Se le quemarán las neuronas como siga así.
- A menos que le quitemos lo que él más ama. - Abrí mis ojos con sorpresa, cubriendo mis labios para que el jadeo no escapara.
- ¿Estás hablando de la asquerosa humana? - Sentí la repugnancia en la voz de Félix mientras yo sentía mi odio crecer con cada segundo que pasaba aquí.
- Bueno, de asquerosa no tiene nada. Es muy bella. - Oh, Dios, no.
- ¡Basta! ¡Haz lo que tengas que hacer, sólo traélo! - Me levanté con rapidez de dónde estaba, corriendo lejos de allí. Como si pudiera escapar de aquí; ¡mátenme!
Intenté buscar la salida de este lugar pero no la hallaba por ningún lado; ¿cómo rayos salgo de aquí? Intenté abrir puertas pero ninguna me llevaba a la salida.
¿Acaso estoy atrapada en mi sueño? Porque esto es un sueño, ¿verdad?
Está bien, lo único que se me ocurre, que tal vez pueda funcionar, es estrellarme contra la pared. Bufé con frustración, preparándome para lo que haría.
Corrí con todas mis fuerzas, hacia la pared, estrellándome contra ella sin misericordia alguna.
*******
Desperté de un salto en mi cama, sintiendo que la cabeza me explotaría por el dolor y que el mundo me daba vueltas sin descanso; sostuve mi cabeza entre mis manos, en un intento por menguar el dolor y el mareo.
- Pequeña, ¿estás bien? - Miré de reojo a Thomas, notando la preocupación en sus facciones, asintiendo con suavidad.
- Sólo es un dolor de cabeza, nada grave. - Mi voz salió contenida e intenté sonreír, pero el dolor hizo que la sonrisa pareciera más una mueca.
- Te traeré algo del botiquín. - En un segundo, Thomas estaba fuera de mi habitación, buscando el botiquín.
¿Por qué sólo así pude despertar? ¿Qué rayos fue eso? Creo que estoy perdiendo la cordura sin lógica ni explicación.
A los cinco segundos, Thomas se encontraba en mi habitación con un vaso con agua y una pastilla para el dolor de cabeza. Me la tomé sin rechistar.
- ¿Estás bien? - Asentí en silencio, colocando el vaso en la mesita y miré la hora: tres de la madrugada.
- ¿A qué hora llegaste? - Miré a Thomas, viendo la sonrisa que se formaba en sus labios.
- Llegué a las once de la noche pero ya estabas plácidamente dormida; no quise despertarte, así que me acomodé a tu lado. - Se acostó en la cama nuevamente, acomodándome en su pecho.
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En La Oscuridad (Completa Y Corregida)
Vampiros- ¿Q-qué quieres d-de mí? - Quiero todo de ti. - Dijo con deseo en su voz. - No te acerques. - Fue acercándose lentamente más a mí y mis ojos conectaron con los suyos. - Imposible de obedecer. - Y rozó uno de sus dedos por mi mejilla, haciéndome es...