¿Podré hacerlo?

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Pude ver cómo la loca de Riley saltaba encima de mi cuerpo, arañando mis brazos descubiertos, intentando golpear mi rostro.

Vamos, Camila, tú puedes hacerlo.

Con una de mis rodillas golpeé su estómago, dándome un poco de espacio para darle una patada que la envió lejos de mí, dándome tiempo para levantarme y mirarme los brazos.

La muy pendeja había hecho heridas no tan graves que comenzaban a sanar enseguida. Thomas se hizo a mi lado al librarse de otro atacante, observando a más de diez vampiros alinearse al lado de Félix; mi familia también se alineó y, junto a nosotros, el resto de la guardia que había en la mansión.

¡Carajo, esto estará feo!

Félix miró a mi costado izquierdo, revelando sus colmillos hacia la persona que se encontraba allí; miré de reojo, viendo a Carlo, dispuesto a pelear contra su creador.

- No debes hacerlo, Carlo, no es tu obligación. - Asintió en silencio.

- Lo sé, Camila, pero quiero hacerlo. Quiero ser verdaderamente libre por primera vez en mi vida. Y tu hijo los necesita. - Sonreí no muy grande, asintiendo.

- Qué traidor más grande eres, Carlo. Te crié como a un hijo y ¿así me pagas? Debería darte vergüenza. - Podía sentirse el enojo en la voz de Félix hacia su creación.

- Me da vergüenza, sí, pero de que me llamen tu hijo. He sido un maldito títere bajo tus manos y eso se acabó. Lucharé al lado de esta familia por justicia y me desharé de ti para siempre.

Todo comenzó a suceder en cámara lenta.

Cuando me dí cuenta, todos los míos estaban peleando contra Félix y su bando. No podía dejar de fijarme en que Ricardo, Felicia, Melissa, Leonardo, Thomas, Carlo e incluso Corey junto a Jackson, tenían buenos movimientos de pelea, y lograban evitar los golpes que les lanzaban.

Yo simplemente estaba ahí, observando en quietud, hasta que un golpe a mis costillas me sacó de mi adormecimiento, haciéndome caer al suelo.

Jadeé por el dolor clavado en mi cuerpo, mirando al responsable de esto: Félix.

- ¿Creíste que te dejaría escapar y salir con vida esta vez? No lo sueñes, querida. Te mataré y me encargaré de hacerle la vida imposible a tu hijo.

Escuchar sus palabras trajeron un aumento de ira a mi ser. Sentí que sufría una explosión.

Me lancé sobre Félix, comenzando a golpear su rostro sin descanso alguno. Mis manos hacían rasguños en su piel y su rostro, haciéndolo ver de espanto.

La sangre comenzaba a brotar de sus heridas y aunque me daba asco y quería detenerme, sabía que no podía. Debía hacerlo por Colby.

Mis golpes cambiaron su curso y fueron a parar a su abdomen, variando entre su rostro y estómago.

Te mataré, Félix, lo juro.

Sentí que alguien me tomaba del cabello, deteniendo mi movimiento, haciéndome volar hacia los árboles, estrellando mi espalda contra ellos. El aire escapó con rapidez de mis pulmones, dejando caer mi cuerpo hacia el suelo, respirando con dificultad, absorbiendo la tierra mientras inspiraba con fuerza.

Giré mi rostro, apreciando a la morena acercarse a mí con una sonrisa socarrona; sus manos parecían garras dispuestas a clavarse en mi piel pero no la dejaría.

Me levanté del suelo con lentitud, mirándola con ira contenida.

- Está a tus pies, querida Riley. Acábala. - Miré a Félix que se alejaba de nosotras.

En La Oscuridad (Completa Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora