¿Qué?

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- ¡¡Noo!!

Desperté en mi habitación, sentándome con rapidez en mi cama, sosteniendo mi pecho con fuerza. Mis lágrimas y sollozos eran imparables.

- Cami, aquí estoy. - Intentó abrazarme pero me sentía sin aire.

Dolía. Dolía como el carajo.

Me abracé a mis piernas, sentada en mi cama, dejando que las lágrimas salieran; no importaba cuánto me esforzara en hacer que se detuvieran, no se detenían ni parecía que quisiesen hacerlo.

- ¡Rayos! - Escuché su susurro frustrado, dejando de sentirlo a mi lado al segundo siguiente. Escuché cómo abrían la puerta de mi habitación, haciéndome levantar la mirada.

- ¡Hija!, ¿¡qué sucedió!? ¿Estás bien? - Mi madre entró a mi habitación, encendiendo la luz, seguida de mi padre.

- ¿¡Qué sucede!? ¿¡A quién mato!? - Levanté mi rostro del todo, conectando con los ojos de mi madre, quien se acercó a mí para abrazarme; mi padre venía con un bate de béisbol en su mano.

- No es nada, cariño. Vuelve a la cama; iré en un momento. - Sentí que mi padre dejaba un beso en mi cabeza, suspiraba en silencio y salía de la habitación, dejándonos solas. Mi madre levantó mi rostro, haciendo que la mirara. - Pesadilla, ¿verdad? - Asentí y ella suspiró con comprensión. - Cuéntame.

No sabía cómo empezar o qué decirle; de pronto me tome por loca y ahora sí me encierren de por vida. Pero tampoco perdía nada intentando.

- Sólo vi cómo asesinaban a alguien. - Hablé en un susurro para que mi voz no saliera tan rota a como yo me sentía por dentro. Mi madre suspiró.

- ¿Una mujer asesinada? - La miré confundida y adolorida. - ¿Cabello negro y ojos verdes? - Asentí. ¿Cómo sabía de ella? - Hace mucho no tenías ese sueño.

- ¿Qué? - Fruncí mi ceño, sintiéndome enredada e impactada ante sus palabras.

- Cuando estabas más pequeña, comenzaste a tener estos... - hizo un leve movimiento con su mano derecha, tratando de explicar lo que quería - sueños extraños. Decías que habías visto una violación y cómo la asesinaban a ella junto a toda su familia. - Una risa sin gracia escapó de sus labios. - Te llevamos al médico para que te revisaran y te enviaron medicinas que hacían que olvidaras esos sueños. No dormías por las noches y siempre despertabas entre gritos y lágrimas.

- ¿Por qué no me lo dijiste? - Ella suspiró, secando mis lágrimas, mirándome con cierta tristeza.

- Fue idea de tu padre. Él dijo que sería algo que nunca sabrías, y lo apoyé; aunque no estaba de acuerdo. - Me miró, sonriendo con ternura. - La verdad, yo tuve ese mismo don. Podía ver historias viejas sobre asesinatos pero a nadie se las contaba. La gente te tilda de loca cuando eso sucede.

Asentí, sopesando aquello, sintiéndome curiosa.

- ¿Alguna vez fue alguien cercano a ti? - Se quedó pensando unos momentos y asintió.

- Cuando asesinaron a mi hermana menor. - La miré sin comprender.

- Pero eso fue hace... - Pausé un momento, queriendo hacer bien los cálculos en mi mente. - Siete años. - Mi madre asintió.

- Lo fue pero su asesino nunca se encontró. Y la forma en la que la asesinó fue... - cerró sus ojos como si quisiera olvidar algo - espantosa.

- ¿Cómo sucedió? - Ella me miró con pesar, asintiendo ante mi curiosidad.

- Le arrancaron el corazón. - Jadeé levemente. - Pude ver a su asesino pero me pareció irreal así que decidí olvidarlo. - Acarició mis mejillas con cuidado. - Sé que esto es nuevo y es algo impactante pero no temas de lo que sueñas, Cami. A veces, descubres muchas cosas que otros no pueden. - Asentí, viéndola dejar un beso en mi frente. - Ahora, trata de calmarte y descansar. Te veré más tarde.

En La Oscuridad (Completa Y Corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora