Behind the mist

8. Daniel

POV KALEE

Despierto por unos ligeros toques en mi puerta.

- Pasa - espeto con la cabeza aún cubierta por las mantas.

- Mi señora - una doncella miedosa entra con un vestido en sus manos - debo ayudarla a prepararse para el viaje - se acerca hasta el borde de la cama y me muestra las telas.

- ¿Qué viaje? ¿Qué hora es? - me siento en la cama emocionada ante la mínima oportunidad de escapar.

- Hacia la gala de reconocimiento mi señora, son las cinco de la tarde - la chiquilla sigue sosteniendo el vestido delante de mi - para que todos les vean a usted y al señor juntos - pronuncia esta ultima frase cabizbaja y me dedica una mirada compasiva.

- Es muy bonito, gracias - suspiro levantándome para vestirme. He dormido muchisimas horas.

Mientras la chica, que ahora sé que de llama Alice, me ayuda a abrochar el malditamente complicado y estrecho corsé decido investigar un poco más.

- Y... ¿sabes dónde se hará la ceremonia? - le sonrio amable.

- En casa de la prometida, por supuesto - me mira confundida - ¿es que nadie la ha informado de nada, mi señora?

- Porsupuesto que no Alice - me río ironica - soy una presa política, ¿recuerdas?

Mientras ella suspira yo me quedo sin aire cuando dirijo la mirada al espejo. Llevo un larguísimo vestido rojo borgoña con millones de piedras de oro que se arremolinan en el bajo para seguir su camino por el costado derecho hasta el escote. El pelo con un medio recogido que se aguanta por una rosa roja con las puntas negras sigue llegándome hasta debajo del pecho. Me concentro en mi cara, donde mis cientos de pecas han sido perfectamente cubiertas para dejar una tez de color porcelana que se rompe con la enorme ralla de delineador negro que rodea mis ojos.

- ¿Rojo o negro, mi señora? - me volteo de golpe hacia ella aún presa de mi propio hechizo para verla sosteniendo dos pintalabios, uno negro y otro carmín.

- El negro - sonrío y ella también lo hace al entender mi pequeño gesto de venganza.

Bajamos del carruaje que nos ha traido hasta la gran Casa Black, mi casa.

Alexander baja primero y me tiende la mano que hacepto por no estar segura de poder mantenerme de pié con las dificultades que tengo para respirar con este vestido. La verdad es que ahora que le observo me doy cuenta de lo elegante que está. Viste unos pantalones de traje y un chaleco negros combinados con una camisa de seda blanca. Encima, una americana y pajarita del mismo rojo que mi vestido, y en el bolsillo de la americana una perfecta rosa bañada en oro. Al encontrarme con su tacto, al igual que anoche, algo desconocido recorre todo mi ser. Me levanta como si de una pluma se tratara y yo me agarro a él con fuerza para no caer. Caminamos en silencio hacia el interior de la gran mansion y nos quedamos parados frente a las puertas que dan al gran comedor.

- Colocate aquí - me empuja un paso hacia atrás justo cuando las puertas se abren y todas las miradas se dirijen hacia nosotros, así que no puedo hacer nada.

Siento como el pánico recorre todo mi ser al encontrarme con miles de ojos postrados en mi. Respiro hondo en cuanto veo que Alexander inicia a caminar hacia el interior y veo como todos los allí presenes se hacen a un lado para crear un pasillo que nos conduce hasta el trono donde esperan mi madre y Daniel. Daniel. Lo veo allí, sentado altivamente con su típica pose en el sillón al lado del trono de madre. Le miro con los ojos nuevamente llorosos y el me hace una señal para que me contenga y así lo hago justo a tiempo para que Alexander me dé la vuelta hacia el resto de la sala para pronunciar sus palabras.