5. Hagamos un trato

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POV KALEE

- ¿A dónde vamos, madre? - camino dificultosamente intentando ponerme a su lado.

- Hacia el encuentro que debería haber ocurrido hace muchos años - su voz es seca, segura.

Avanzamos a la par hacia la sala donde el encuentro se llevará a cabo, ambas intentando contener los sentimientos a toda costa. Aunque a duras penas puedo mantenerme en pié, lucho contra las lágrimas que amenazan con caer mientras deseo poder encontrar fuerzas para mostrar aquella sensación de rabia y rebeldía impenetráble que me quema por dentro.

Justo al pararse ante la puerta, esta se abre lentamente dejando ver al mayordomo del príncipe, que se inclina ante la presencia de madre y me da un rápido y apenado vistazo antes de proseguir:

-Qué se le ofrece? - pronuncia cada palabra con extrema precaución, evitando el contacto visual.

- Apártate, Magnus. Tenéis algo que me pertenece por derecho, no nos hagas perder más tiempo.

- El señor ha ordenado que la presente ante él - levanta la mano indicando el camino hacia la biblioteca del senado antes de hacerse a un lado - por favor - se inclina.

POV ALEXANDER

Todavía no entiendo qué la hizo huir de mí. ¿Cuál fué mi error? Ahora que todo se hace más real empiezo a dudar de mis decisiones...

¿Qué voy a decirle?

¿Qué va a decirme?

Ella obligada a volver como una fugitiva y yo aqui sentado, como un puto rey que no merece nada. Quizá no debí haber empezado todo esto... pero ella es mía, me corresponde a mi, al futuro lider de Terland, al mejor mago de todos los tiempos, yo... el capullo más idolatrado de todo este maldito reino. Joder.

- Señor. - Ahí está ese estúpido de Mike, detrás de la puerta como un perro guardián.

- ¿Qué?

- El Transbordador está a punto de llegar, señor.

- Ahora salgo.

Tengo que concentrarme, concentrarme. No puedo dejar de andar, que no vean tu debilidad Alexander, no les dejes doblegarte jamás. Papá... ojala estubieras aquí.

Vamos allá, con la cabeza alta, luego hablaré con ella, a solas. Sí, eso es. Le explicaré todo lo que siento y he sentido durante todos estos años. Lo entenderá, sé que abrirá los ojos y verá lo que realmente está sucediendo. Aceptará estar conmigo, seguro.

- Listo, señor.

Maldita luz... vale, esta bien. Mantén los ojos abiertos, vamos. Eres el lider, estás seguro de tus decisiones, debes mantenerte firme. Camina.

Las puertas se abren y entre todo ese destello blanco diviso tres figuras. Ahí están, el guardián Alec, Elisabeth, será difícil lidiar con ella y, oh dios mio, Kalee. ¿Qué te han hecho?

POV KALEE

Llegamos a la gran sala donde un hombre de cabello negro y penetrantes ojos turquesa se acomoda en una enorme butaca de terciopelo rojo. Camino detrás de madre, deseando estar muerta al tener ante mi aquello en lo que se ha convertido el que un día fué mi mejor y más amado amigo.

- Cómo te atreves a incumplir aquellas leyes que tú mismo estableciste - madre grita y apoya ambas manos en el escritorio dejando que su melena de fuego roze la cara del príncipe debido al ímpetu con el que se inclina.

- Cálmate, Elisabeth - El chico se levanta de su butaca para rodear la mesa con una sonrisa irónica - por favor, discutamos esto como los seres superiores que somos - camina tranquilo hacia un conjunto dorado de mesa de té - siéntense, señoras - sonríe mientras se abalanza divertido en una de las sillas - ¿y bien? - sirve una taza a Elisabeth y se dispone a hacer lo mismo conmigo.

La mujer coge la taza y la estampa contra la pared - ¿Crees que he venido a pasar la tarde, niño? - se queda de pie desafiante mientras una espesa niebla brota de cada uno de sus poros - ¿dónde está tu madre? - entonces las puertas que se abren de repente.

- Elisabeth - saluda una señora de unos cuarenta años vestida con un larguísimo vestido de hilos rojos y dorados - ¿qué te trae a esta casa vieja amiga? - camina hacia madre, que se encuentra inclinada.

- Su hijo ha apresado a un humano de mi pertenencia, Margeri - dice irradiando seguridad aún y estar haciendo una reverencia - solicito que se me devuelva - vuelve a incorporarse.

- Oh, Alexander... - susurra la reina acercándose a su hijo - qué es lo que estas haciendo... - se sienta en la mesa sirviendo las tazas de té que nadie se atreve a rechazar esta vez.

- Ella tampoco quiere darme lo que es mio, madre - el chico se sienta a su lado - y sabes que me pertenece - habla con su madre pero tiene los ojos fijos en mi.

- Yo jamás te pertenecí - me atrevo a decir entre balbuceos.

- Bueno, bueno - la reina levanta ambas manos para hacer que el silencio vuelva a ser sepulcral - discutamos este tema primero. Bien Elisabeth, por mucho que me pese tu y yo sabemos que Alexander tiene razón - da un sorbo a la taza humeante - y no podemos hacer nada con eso. Si el chico quiere un juguete mientras no se le entrega a Kaleeny, ¿qué puedo hacer yo?

- ¡Vamos Marge! - madre empieza a desesperarse - no vas a decirme ahora que todavia vamos a seguir ese tipo de tradiciones....

Me dedico a beber el maldito té mientras se me trata como a un objeto e intento esquivar la cortante mirada de Alexander.

- Porsupuesto que las seguimos Elisabeth, y más aún siendo quienes somos querida - la reina sonrie tranquila - ¿no crees?

- Eso no fué lo que hablamos al nacer Kalee y apuesto a que lo recuerdas perfectamente.

- Igual de bien que recuerdo que aquello que hablamos fueron condiciones estrictamente temporales, ¿no es así? - madre baja la mirada - y creo recordar también que la joven ya cumplió los dieciocho. Puesto que el rey falleció antes de que la chica haya realizado su conexión, es imperiosamente necesario que ella y el príncipe se unan en matrimonio.

- Tiene razón - madre me mira pronunciando esas palabras en tono de disculpa y por primera vez en mucho tiempo intuyo un deje de tristeza en sus enormes ojos verdes - eso ya no puedo discutirlo.

Tras unos largos cinco minutos de silencio decido pronunciarme - Si yo me quedo aquí, dejarás marchar al humano - le digo a Alexander y me sorprendo a mi misma por la seguridad con la que esas palabras han salido de mi.

- Está bien - Alexander levanta las manos en señal de rendición, aunque todos sabemos que él es el único que gana algo en todo esto - hagamos un trato, el humano puede irse - se dirige hacia madre - a hospedarse en la casa Black mientras todo esto se soluciona a cambio de que Kaleeny se quede aquí desde este mismo instante - se arrodilla ante ella - siento haber tomado lo que era de su propiedad Elisabeth, jamás volverá a ocurrir - le besa la mano.

- Hecho - madre responde en apenas un segundo, sin importarle nada de lonquebyo tenga que decir.

- Grácias por su comprensión y por la mano de su hija, mi señora - Alexander se incorpora y me mira con una espeluznante sonrisa ladeada.

Behind the mistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora