2. El tratado

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POV KALEE

Actualmente me encuentro en la segunda dimensión. Ya. Sé lo que estaréis pensando, ¿en serio Kalee, humanos?
Pues sí, aquí estoy observando lo descuidados y perturbadores que son, paseando su despilfarre energético por todas partes de una forma terroríficamente despreocupada. Cosa que, por suerte, dificulta seriamente mi capacidad de concentración y por lo tanto la del resto de cristuras que andan detrás de mí.

Quince minutos después de abrir los ojos consigo reunir fuerzas, me escondo un poco más en la oscuridad del callejón y levanto las manos para observar satisfecha que mi niebla sigue siendo el denso y perfecto humo que tenia en Terland. En pocos segundos esta me cubre el pelo y desaparece dejando unos bonitos y sutiles rizos color cobre. Me quedo observando el reflejo de esa chica de tez blanca y pecosa y ojos dorados que me devuelve el pedazo de cristal que uso como espejo.

Mientras acabo de abrocharme los cordones de las botas y me adentro en la multitud de la ciudad no puedo evitar pensar en mi hogar.
En Terland todos vestimos con el color de nuestra casa. Por suerte el de mi familia es el negro. Aquí todo es un dolor de ojos constante, maldita sea... ¡son peores que los brujos!

No me he esforzado mucho en ocultarme durante las dos semanas que llevo aquí, pero quizá debería ser un poco más discreta y evitar meterme en problemas extra. Janire siempre preocupándose por todo, encontrándole problemas, pegas y peligros a todo... Agradezco que cuide de mi con tantas ganas, pero sé que lo hace simplemente porque es su trabajo. Me explico, todas las esenciales, grupo del cual formo parte en Terland, tenemos un guardián que se nos asigna el mismo día en que nacemos. Ellos tienen alrededor de 18 años cuando nos son asignados y en ese momento se les traslada a la residencia de la familia. Su único deber es protegernos de cualquier mal, especialmente de los furtivos y los indeseables.

Pero ahora no estoy en Terland, no estoy en Black Mist Village y no tengo a Janire vigilando cada paso que doy por el jardín. Por un lado es un gran alivio, pero por otro no logro encontrar ni un atisbo de sinceridad en los ojos de estos humanos a los que les ha tocado alojarme. Claro está que algunos de los de aquí conocen nuestra existencia, pero solo podemos confiar en aquellos que han jurado no rebelar una palabra sobre nosotros y ayudarnos cada vez que viajamos a esta dimensión. Evidentemente, a cambio de que les mantengamos a salvo de los furtivos. Conocen el tratado pero aún así siguen teniendo miedo. En cierto modo yo tambien lo tengo. He decidido no molestar mucho a la família humana mientras estoy aquí, les doy espacio. Simplemente entro en la casa para comer y darme alguna que otra ducha. La verdad es que el miedo a dormir siempre en el mismo lugar juega un papel importante en el porqué no vivo con ellos. Les sería mucho más fácil encontrarme, y se lo voy a poner todo menos eso.

Buenos días - intento sonar amable cuando entro por la ventana de la casa.

-Bu... Buenos días - Paula, la madre, se levanta inmediatamente de la mesa fingiendo ponerse a limpiar las encimares ya relucientes. Adrián se limita a observar la escena por encima de su periódico.

-¡Hola! - exclama Andrea. La simpática niña rubia de la familia Anderson - ¿Quieres una tost...

-¡Andrea, no! - Grita Paula arrancándole el trozo de pan de la mano que se dirigía despreocupada hacia mi.

La cara de horror que sale directamente del corazón de la madre hace que me sienta un monstruo. Eso es lo que ella cree, lo que leo en su mente cada vez que nos cruzamos por la casa y se pega a la pared para pasar lo más lejos posible de mi.

-¡Deja de tratarme así, maldita humana! - de repente no puedo controlarme y siento como el ambiente empieza a oscurecerse - sé lo que pensáis en cada momento, ¿recuerdas? ¡y no permito que me juzgues cuando está claro que no dispones de ese maldito privilegio!

Al levantar las manos para actuar oigo esa voz en mi cabeza, la que me recuerda que debo ser fuerte y no bajar la guardia: 'Contrólate, K'. Cuando consigo separar mis ojos de los de Paula me doy cuenta de que mi cuerpo está envuelto en una oscura niebla que me eleva del suelo e invade cada rincón de la estancia. Andrea contiene las lágrimas y Adrián permanece en silencio de pié junto a la niña.

- Paula, yo... lo siento... - la niebla empieza a deshacerse y el color de mis ojos vuelve del negro al habitual dorado - No quería... yo... es que... quiero que entiendas que yo tampoco quiero estar aquí y no es mi intención haceros daño a ninguno de vosotros - me acerco despacio hacia la mujer que retrocede evitando que la toque.

-Kalee, creo que deberías irte - Adrián se interpone entre nosotras - vamos, márchate.

**

Cierro la puerta con un fuerte golpe y empiezo a correr con los ojos llenos de lagrimas hasta que me doy cuenta de que debería controlar mi velocidad, no es normal que alguien de por aquí corra tan deprisa. Voy aminorando el ritmo hasta que me quedo parada en medio de la calle, ignorando a todos aquellos que chocan conmigo hasta que siento un empujón más fuete.

-Eh, muévete.

Me sorprendo ante el latigazo de energia que he sentido con el contacto de este humano, nunca había sido tan fuerte. Me giro despacio y levanto la vista hasta encontrar los ojos verdes de un chico despeinado y adormilado. Puedo ver como la expresión de su rostro cambia del enfado al asombro y empieza a tartamudear.

- Yo... perdona, no quería que... tu... tus... yo... - intenta sacar algo en claro de las órdenes que su cerebro le escupe a medias mientras levanta un dedo para señalarse a si mismo.

La verdad es que me divierte bastante el poder causar éste efecto en los humanos, pero son tan impresionables que el hecho cazar ya carece de emoción.

*Vaya, este es realmente complicado de controlar, pero ahora no tengo tiempo de pararme a investigar humanos*

-Perdona - le interrumpo en un susurro mientras me giro y empiezo a andar las pocas manzanas que quedan hasta la cafeteria. Volviendo la vista atrás veo que él sigue plantado, con los ojos fijos en mi.

Behind the mistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora