6. La noche más oscura

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POV KALEE

Me encuentro en los aposentos de mi prometido, mirando el oscuro jardín por el enorme ventanal. Hoy la noche ha caído en Terland como una impenetráble capa negra. Ahora sé que Daniel está confinado en su casa y Max ha pasado su corta existencia en esta dimensión encerrado en las mazmorras de los Blood mientras yo dormía inconsciente durante tres días.

- Kalee - oigo una ronca y arrogante voz detrás de mi - ven aquí - Alexander se sienta en el borde de la cama haciendo, solo con la mirada, que uno de los sillones de la chimenea se arrastre hasta quedar delante suyo - siéntate conmigo.

Me resigno a mi destino y camino lentamente hacia el lugar que él me propone. Me siento y fijo la mirada en uno de los ribetes de la alfombra a mis pies - Si, mi señor - susurro abatida.

- No tienes porque comportarte así, princesa - Alexander pone su mano encima de la mia - ¿dónde esta la Kalee por la que he luchado tantos años?

- Tu jamás luchaste por mi - busco sus ojos - te has dedicado a esperar hasta que has encontrado algo con lo que apresarme.

- ¡Tu eres mia desde que naciste! - se levanta y me rodea enfadado - eres la princesa de Terland, y yo el futuro rey, eres mia - oigo cómo su voz se rompe justo detrás de mi - ¿sabes cuanto me gustaría que me correspondieras? - tiembla ahogando sus palabras - ¿lo sabes? - me da la vuelta y me sostiene por ambos brazos.

- Siempre hemos sabido lo que era correcto Alex, pero también sabiamos que una persona no puede sentir lo que se le ordena - no puedo contener las lágrimas - me pregunto dónde han ido todos esos años de amistad, dónde quedan esos dias en los que jugábamos en el jardín hasta que nuestras madres nos arrastraban a casa - miro hacia el ventanal recordandonos correr entre los arboles - ¿por qué quieres hacerme daño ahora?

- Yo nunca pensé que esto tendría que pasar asi, K.

- ¿Entonces por qué haces que pase? - le grito, no puedo contener la rabia.

- Porque nunca fuiste mia - me suelta empujándome y doy unos cuantos pasos hacia atras - porque por mucho que lo intenté, siempre miraste a otro. Pero ahora todo ha cambiado, yo he cambiado. Ya no podrás controlarme.

- Alexander - hablo despacio - pero si ya soy tuya - le escupo en tono irónico - lo que no podrás poseer por mucho que me mantengas a tu lado, es mi corazón.

Alexander me mira fijamente y veo como una sola lágrima recorre su rostro mientras cae de rodillas ante mi, mostrándome aquel lado que todo Terland, incluso yo que he estado a su lado desde que nací, duda que posea.

- Yo... - solloza. Un solo segundo de humanidad y de repente toda esa pena desaparece de su ser, se incorpora erguido haciéndome sentir aún más pequeña - jamás vuelvas a hablarme de esta forma.

De una sola mirada me levanta del suelo y hace que caiga en la cama. En cuanto puedo reaccionar ya lo tengo encima de mí, rasgandome el vestido y dejándome completamente expuesta e indefensa. Me sujeta la cara entre ambas manos y me quedo immóbil al encontrarlos. Empiezo a notar cómo una gran corriente de energia emana de mi cuerpo directamente hacia el suyo y siento una necesidad alarmante de besarle. Todo cuanto nos rodea desaparece y solo puedo ver mi niebla envolviendo todo su cuerpo y la suya dirijiendose hacia mi. Nos fundimos en un beso lleno de rábia y pasión y al tocarnos siento la urgencia y la melancolía que habitan en él.

Alexander gruñe gravemente y empuja sus caderas hacia mi entrenpierna mientras acaba de rasgarme el vestido para tocarme losnpechos. Se desliza hacia mis caderas dejando un camino de besos y dolorosos mordiscos por todo mi cuerpo y justo cuando llega ahí, un grito lleno de rabia me saca del hechizo en el que me encontraba. Me quedo sentada en la cama viendo a Alexander dar puñetazos contra la pared en el lado opuesto de la habitación.

- Maldita sea Kalee, ¿¡por qué!? - me grita sin dejar de golpear - ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué? - grita desesperadamente.

Aunque todo lo que siento es miedo, me acerco corriendo hacia él y al ver las manchas de sangre en el muro intento tirarle de los brazos para sacarlo del trance en el que se encuentra. Para librarse de mi, me empuja tirándome al suelo y entonces para en seco, de da la vuelta y me mira fijamente. Todo lo que se oye en la habitación en penumbra son nuestras respiraciones agitadas.

- Sé buena y vístete para la cena - susurra con abatimiento y me deja sola en la habitación.

Behind the mistDonde viven las historias. Descúbrelo ahora