III. Steve

12.2K 1.1K 374
                                    

Título: Hermandad de los Lobos

Autora: Clumyskitty

Fandom: MCU-Omegaverse

Parejas: OC/Tony luego entonces Stony.

Derechos: ¿pues cuáles?

Advertencias: Universo Alterno con Omegaverse y m-preg. Estoy loca, enferma y desquiciada. Post Civil War con cambios porque necesito satisfacción. Shalom. Namasté.

Gracias por leerme.



III. Steve.


Era muy difícil de olvidar aquel momento, se juraba que no había sido únicamente producto de una simple reacción instintiva cual bestias. Pero luego ya no supo qué pensarse. Sin embargo, el aroma de Tony, tan embriagante, había sido la cosa más dulce, más esplendorosa que sus sentidos aumentados y perfeccionados por el suero, hubieran sido capaces de percibir. Tal había sido la fuerza con que se había impregnado en cada una de sus neuronas que ahora podía detectarle ahí, en Nueva York, en una ciudad llena de esencias diferentes. Como en Siberia. El Capitán Rogers tomó aire, buscando una mesita dónde sentarse en aquel café al aire libre que anteriormente se viera tan solicitado por los vuelos del perdido Hombre de Hierro, cuya vista ya no deleitaba a sus fans. Estaba tan ausente como la llamada que había estado esperando de él, aunque no tenía grandes expectativas al respecto, si le había distanciado luego de que pasaran juntos el Celo del castaño, por supuesto que no se comunicaría con él después de lo sucedido.

Pero seguía teniendo esperanzas.

Steve encontró una mesita que ocupó, dejando sobre una de las dos sillas su mochila de viaje y tomando la otra. Todavía no limpiaban aquel sitio porque vio una Cajita Feliz olvidada seguramente por algún distraído niño. Miró sin mucha atención los dibujos impresos en el cartón, de aquellos extraños animales que ahora estaban de moda. De estar Tony a su lado, seguramente ya estaría dándole toda una cátedra sobre lo que eran aquellas cosas con sus consabidas burlas de por medio que tanto extrañaba. ¿Por qué le había impuesto tal muro de hielo luego de su Celo? Habían acordado no tener dependencias pero el rubio sentía que en el último día algo había cambiado, era como si hubiera sucedido ayer. Así de vívido recordaba la mirada del castaño, vidriosa, susurrando su nombre en medio de una fiebre mientras sus uñas dejaban marcas en su espalda que solamente le habían excitado más, lo suficiente para...

-Hula.

-¿Eh?

Giró su rostro al escuchar una voz infantil que le interpeló, sacándole de aquel recuerdo. Era un pequeño niño no mayor a los tres años vestido con tenis nuevos, jeans y una sudadera amarillo chillante de esas criaturas raras, cuya capucha con orejas puntiagudas le cubría por completo la cabeza, dejando su regordete rostro libre. Steve le sonrió al ver que tenía unos pícaros ojos azules que le recordaron a sus años de niño en Brooklyn, gesto que le correspondió el infante, mirándose por largo tiempo sin saber por qué, era como si de pronto le conociera o fuese su yo del pasado. Le costó trabajo volver al presente y devolver sus palabras.

-Hola –le saludó cordial.

-She me ovidó mi Kajita. Esha –una manecita señaló muy segura sobre la mesa.

-Oh, claro –el rubio la tomó, tendiéndola al pequeño- Es toda tuya, juro que no la abrí.

Eso hizo reír al pequeño, mostrando una dentadura que apenas iba completándose.

Hermandad de los LobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora