Yoo Soo, en sus últimos once años siendo estudiante, siempre había escuchado que su último año de secundaria sería algo elemental y sencillo. Todos alegaban que las tareas disminuían junto con la presión de los profesores y que todo aquello era remplazado por la buena vibra y emoción de los graduandos al por fin culminar dicha etapa.
Sin embargo, las bolsas bajo los ojos de Yoo Soo, por tan poco dormir, decían lo contrario. De no ser por la oscuridad de aquel bar, todos podrían notar en el mal estado en el que se encontraba: no llevaba su cabello bien peinado, su maquillaje estaba completamente desarreglado y un aspecto cansado y estresado la vestía como si fuera su atuendo.
—¡Todos son unos malditos mentirosos! —gritó, impactando la botella de cristal contra la mesa y llevando sus dedos como acto en desesperación a sus cienes.
—Oye, que un hombre te haya lastimado no significa que todos debemos pagar por sus malas acciones. —habló una voz varonil, captivando su atención.
Cuando alzó la mirada, un par de ojos marrones la observaban con lástima. El chico parecía, más o menos, de su edad. No se preocupó ni tan si quiera en limpiar un poco el rímel corrido en sus mejillas, no le importaba.
—No estaba hablando contigo —dijo con aquella arrogancia que la definía.
El muchacho rio ante tal orgullosa actitud.
—Lo siento, solo estoy defendiendo mi especie. —contestó, guiñándole un ojo y Yoo Soo se preguntó cómo es que alguien era capaz de gesticular de esa forma hacia una desconocida.
—¿Tu especie? —preguntó y él asintió— Debes sentirte más que orgulloso, hoy día no todo el mundo es defensor de animales.
¡Un punto a favor de ella y un golpe bajo para él! Aquella expresión en su rostro de hombre listo y seguro se esfumó como el aire. Yoo Soo le dedicó una última sonrisa sarcástica y tomó su chaqueta, dispuesta a irse.
—¡Espera! —exclamó el chico y Yoo Soo volvió su mirada a él, ya cansada y loca por tomar su rumbo a casa— He venido solo y no tengo quién se haga cargo de mí cuando me emborrache y...
La chica soltó una carcajada cínica y se cruzó de brazos ante su atrevimiento. El muchacho parecía esperar su respuesta muy expectante.
—¿Entonces tengo que hacerme responsable de ti porque te has antojado de ser un alcohólico justamente hoy? —preguntó sin esperar una contestación.
En cambio, el chico solamente le sonrió como si ya hubiera recibido una aprobación de parte de ella.
—¡Bartender! —gritó a todo pulmón— ¡Cuatro cervezas, por favor! ¡Ah, y asegúrate de que sean el tamaño más grande que tengas!
Yoo Soo estaba completamente muda e intentó mantener su boca cerrada. Él lo notó.
—¿Qué? ¿Crees que he ordenado cuatro cervezas para tomármelas en soledad? —le preguntó— Puedes sentarte.
—Me parece una injusticia tener que quedarme aquí por puras niñerías cuando debería estar en mi habitación estudiando —le reprochó una vez que se acomodó por segunda vez en la silla.
Entonces, luego de treinta minutos, ambos adolescentes perdían la cabeza. El alcohol les circulaba por todo el organismo, apenas eran capaces de sostenerse.
—Oye, ¿por qué hace un rato me has tratado como un pedazo de basura andante? —balbuceó el muchacho, causando que ambos rieran inconscientemente.
—Bueno, pedazo de basura andante, es porque lo merecías —le respondió, volviendo a estallar en risas.
—¿Te digo un secreto? —preguntó, llamándola con su dedo índice para que se acercara y cuando estuvo lo suficientemente cerca, él pego los labios a su oreja— Mi verdadero nombre es Jeon Jung Kook, ¿entendiste? Jeon... Jung... Kook.
—Entonces, Jung Kook, creo que es hora de irnos. ¿Nos paramos?
Y así hicieron, sin embargo, aquel esfuerzo lo único que hizo fue que ambos tropezaran el uno con el otro. El rostro de Yoo Soo quedó tan cerca del de Jung Kook que podía sentir su aliento caliente rozar su mejilla. Se sentía agotada y con unas inmensas ganas de dormir.
—¿Cómo llegaremos a nuestras casas?
—No sé —respondió ella, pasando sus manos alrededor del cuello del chico y este abrazó su cintura— Lo único que deseo es ir a la cama.
—En el segundo piso hay una habitación —le dijo él con la poca memoria que le sobraba— Y yo... yo no sé exactamente lo que estoy deseando en estos momentos; si la cama o a ti en la cama...
Ambos se miraron y una sonrisa apareció en el rostro de Yoo Soo.
—Podríamos averiguarlo... —le susurró
Y aquella sonrisa fue contagiosa para él al escuchar sus palabras. Tomó su mano y con esfuerzo se dirigieron al segundo piso... ¿Quién diría que los estudios no serían su única preocupación desde ese momento?
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Daddy to be: Jeon Jungkook
أدب الهواة"Voy a ser padre... No puedo irme, no ahora que me necesitas."