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"Encuéntrate conmigo en el parque cuando salgas del colegio. -J"

Releo el mensaje y me doy cuenta de que mis pies se dirigen automáticamente al lugar que me indican las letras negras. Estoy caminando a paso ligero como si se marchara de no llegar a tiempo, no quería eso... pero, ¿anhelaba verlo? ¡No! Claro que no.

Me detengo cuando estoy frente a él, quien mantiene una postura recta, unos jeans y una camisa color blanca. Su cabello luce desordenado, un detalle que por más que trate de ocultarlo, comienza a encantarme.

—¿Cómo estuvieron tus clases hoy? —me pregunta desviando su mirada a los árboles que nos rodean, dejando sus manos escondidas dentro de los bolsillos.

—Estuvieron bien —simplemente respondo, observando como frunce las cejas— ¿Qué pasa?

Lo noto suspirar, pero no parece cansado. Ahora sus ojos me observan fijamente y temo a sentirme intimidada. Con pasos lentos se acerca a mí, pero no hago un esfuerzo por alejarme.

—No sé si puedo decir lo mismo, una muchacha me ignoró completamente hoy en el aula —dice sarcástico, sé que habla de mí.

Justamente al llegar al salón de biología, fue lo único que fui capaz de hacer. Aunque quería mirarlo y hablar sobre cuán cómoda me resultó su cama, contarle sobre cómo me comenzaba los malestares por causa del embarazo... No podía.

—Lo siento... —susurro porque no sé qué excusa buscar.

Para mí sorpresa, él ríe de lado y espero que deje sus labios unos segundos más de esa manera.

—No te cité exactamente para eso. Descuida. —contesta y luego da un cabeceo hacia su auto— Móntate, tenemos algo que hacer.

—¿Qué quieres hacer? —pregunto

—Es algo muy necesario, basta de cuestionarme —responde y abre la puerta del copiloto.

Durante el camino, ninguno de los dos dice nada hasta que me doy cuenta de que estamos frente a mi casa. ¿Eso era todo? ¿Quería asegurarse de que llegaría bien a casa?

—¿Para eso me has enviado el mensaje? Podía caminar yo sola, el ejercicio me viene bien...

—Iremos juntos —escupe de repente mirándome seriamente.

Nos bajamos del auto y mis nervios llegan a mi cuerpo, haciéndome colapsar mentalmente del miedo. No muevo ni tan solo un dedo cuando él toma de mi mano y me hala hasta quedar a su lado. Me rehúso totalmente a hacer esto pero antes de que pueda articular alguna palabra, ya él está tocando la puerta de mi propia casa.

—¡Jungkook! ¿Qué haces? No podemos hacer esto, no es momento —digo aterrada y él me mira como si no hubiera salida.

—Tarde o temprano se enterarán y...

Pero es interrumpido y la figura de mi madre está frente a nosotros. Noto la confusión en su mirada al verme con un chico que ella desconoce.

—Yoo Soo, pensé que guardabas las llaves —dice con aquel tono tan discreto y despreciable. Luego su mirada se dirige a mi acompañante— Veo que traes compañía.

Jungkook estira su mano rápidamente y mi madre la toma.

—Jeon JungKook —repite él

—Es un placer, adelante —dice mi madre pero sé que su cortesía tendrá un límite y el mismo estaba muy cerca.

Caminamos hasta el interior de mi hogar y le dirijo una mirada a Jungkook, tratando de convencerlo para que no haga esto. Quiero correr hasta mi habitación y encerrarme, olvidarme de todo esto, darle para atrás al tiempo... pero tengo que enfrentar esto.

—Yoo Soo nunca me había contado de ti, incluso, no recuerdo haberte visto en su grupo de amistades... —comienza, una vez que estamos todos en la sala— ¿Hace cuánto salen?

Jungkook parece un poco incómodo.

—Mamá...

—Cállate —demanda y no hago más que agachar la cabeza. Sus ojos vuelven a dirigirse a Jungkook.

—Señora, estamos aquí por una razón. No espero aceptación, ni tan si quiera el visto bueno... —comienza, su labio temblando.

Mi madre toma la taza de té que descansa sobre la mesa y cruza sus piernas. Está confundida e intenta disimularlo.

—¿Qué quieres decir?

Jungkook toma una fuerte bocanada.

—Yo Soo, ella está... —toma una pausa— Ella está embarazada...

Mi corazón se detiene cuando las palabras salen de su boca. Mi madre parece ahogarse un poco con el té, pero su expresión me eriza la piel: suelta una risa cínica mientras se recuesta en el espaldar del sofá. Quiero escuchar su respuesta, lo decepcionada que está de mí, las preguntas que tiene que hacerme...

—Y mi hipótesis dice que tú eres el padre —dice calmada y Jungkook asiente— No esperaba tal revelación de parte de mi hija. Yoo Soo —me llama y yo la miro. Sus ojos están más oscuros de lo habitual y su expresión me mata, me asesina— ¿Quieres echar a un barranco tus sueños? ¿Quieres derrumbar todo lo construido?

Niego con la cabeza porque es cierto. El miedo atraviesa mis poros, pero una mano aprieta la mía. Jungkook está aquí conmigo.

—Entonces, abórtalo —suelta fácilmente, sin rodeos y mi cuerpo decae.

¿Abortar? Nunca había pensado en eso.

—¿Qué ha dicho? Yoo Soo tendrá a ese hijo. —exclama Jungkook desesperado— Ya le dije que estaba dispuesto, ambos podemos con esto y...

—Díselo a ella —le interrumpe de nuevo mi madre con frialdad— Soy su madre, la conozco más que un chico que no supo lo que hizo cuando la embarazó. Por favor, estoy casi segura de que mi idea le ha encantado en secreto. Elegiría a sus sueños primero que a ti y ese pequeño que guarda en su vientre.

—Señora, no sabe lo que dice...

—¿No es así, hija? —pregunta como si se burlara de mí.

Ella está en lo correcto, ella me conoce pero aun así no quiero perder frente a ella...

—Voy... voy a tenerlo —balbuceo.

Los músculos de su rostro se tensan, Jungkook vuelve a apretar mi mano pero lo único que quiero es llorar.

—Entonces ambos están dispuestos, quiero ver cuán lejos llegan —habla y se pone en pie— Yoo Soo, no vivirás más en esta casa.

No puedo creerlo, mi madre me está echando de su propio hogar como si fuera un perro. Jungkook me observa pero no quiero mirarlo. Quiero volver a ser la misma adolescente estudiosa de antes, quiero que mi único problema sean las tareas, no quiero esto... no deseo esta pesadilla.

—... Si decides perderlo, puedes vivir de nuevo aquí, donde perteneces. De lo contrario, no vuelvas más.


Daddy to be: Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora