calum

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domingo


"Cam, oddball ha venido a visitarte de nuevo.", escuché a Alice gritar desde el mostrador.

Oddball era una cachorrita dalmata que atendía con frecuencia la veterinaria en la que yo trabajaba. Mi trabajo no era la gran cosa, en realidad la mayoría lo hacía la doctora. Yo solo me encargaba de las cosas sencillas como cortar las uñas y darles baños a los animales. Ganaba lo suficiente para comprar las cosas innecesarias que mis padres siempre se rehusaban a comprarme y para alimentarme todos los días en la escuela. Aparte de eso tenia otro trabajo en el que algunos días de la semana cuidaba y paseaba a las mascotas de mis vecinos. Oddball era mi cliente favorita, la había conocido prácticamente desde que era una bebé de unos cuantos días de nacida y su actual dueño la había traído a la veterinaria después de encontrarla abandonada y moribunda en una caja que había encontrado en el basurero. La pequeña carecía de manchas, a lo mucho tenia dos y para mi eso la hacia muy especial. Tenia apenas tres meses de conocerla pero le tenia un cariño especial.

Guarde mi celular en el bolsillo de mi pantalón. El chat con mis amigas estaba mas muerto que mi vida amorosa. Todas parecían estar ''raras'' por lo que nos había sugerido Darleen que hiciéramos y nadie parecía estar dispuesta a ser la primera en decir algo. Fui hacia el mostrador y vi a la cachorrita entre los musculados brazos de su dueño. 

''Hola, preciosa.'', abrí la pequeña puerta que había en el mostrador y salí para acercarme a los dos. Tome las patitas de oddball entre mis manos y deje un ruidoso beso sobre ellas. Un ladrido que sonó mas como un quejido se escapo de su hocico. Levante la mirada hacia su dueño, mostrando preocupación. ''¿Que le pasa?''

''No lo se.'', respondió y la sonrisa se borro de su rostro. ''Esta así desde ayer y cada que intenta caminar comienza a llorar. Por eso la traje.''

"¿Esta la doctora Lang?", volteé a ver a Alice.

"No", me miró apenada. "Salio hace como 10 minutos, dijo que iría a cenar."

La doctora Lang tenía la extraña costumbre de salir a cenar 40 minutos antes de que cerraramos los domingos.

"Maravilloso.", suspiré. No me molestaba revisar a oddball pero prefería que lo hiciera la doctora por si resultaba ser algo grave. "Vengan conmigo.", les indiqué y camine hacia el consultorio. Volteé hacia atrás, Calum y oddball venían justo detrás de mi.

Calum se sentó sobre el lugar donde revisaban a todos los pacientes y puso a oddball sobre sus piernas. Me acerqué a ellos y tomé la patita de la cachorrita entre mis manos. No le molestaba cuando tocaba al rededor así que no podía ser una fractura, parecía venir del centro, como si algo estuviera enterrado en ella. Calum miraba con atención cada uno de los movimientos. No habría sido incómodo si no se hubieran venido a mi mente las palabras de Darleen.

Calum era un chico adorable. Lo conocía poco pero se había ganado mi respeto y afecto cuando trajo a oddball a la veterinaria en aquel día lluvioso en el que la encontró abandonada y aun más por el hecho de que decidió adoptarla para que no estuviera sola ni un segundo más. Desde entonces vienen seguido a consultas, manicura y todas esas cosas. Se ve que la quiere mucho y la cuida como si de un hijo se tratara, eso hablaba muy bien de un chico.

"Así que te gustan las películas de Disney, ¿verdad?", pregunté. Siempre había tenido curiosidad por saber si el era el tipo de chico que miraba esas películas. Siempre había querido saber por qué había elegido "oddball" para nombrar a su dalmata pero nunca antes habíamos tenido la oportunidad de tener una charla de verdad.

"¿A quién no?", respondió. Levanté la mirada para verlo y el me observaba también.

"¿Porqué oddball?", regresé mi mirada a la pequeña cachorrita. "¿Porqué no jewel o perdita?"

girls talk boys » 5sosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora