Heo Young Saeng (POV)
Hoy desperté con una cruda moral. Después de tantos botes de cerveza perdí un poco la vergüenza, el valor apareció en mi cuando menos debía y le dije esas palabras. Hoy que ya estoy en mis cinco sentidos he recordado y siento tanto miedo de verlo de frente.
Estoy de nuevo en la cocina preparando un platillo, siendo supervisado por el chef Oh Kyung Soo, ya es tarde, no lo he visto pasar como todas las noches por esa puerta. En un descanso fui hasta su oficina a platicar con secretaria, claro le llevé una rebanada de pastel para poder tener una conversación con ella, digamos, un pequeño soborno.
- Ay chef, usted siempre tan atento ¿usted lo preparó?
- Sí, son mi especialidad - le digo intentando ver hacia el interior de la oficina.
- El joven Kim no vino a trabajar hoy - me dice la secretaria, me ha descubierto.
- Oh - escucho que se empieza a reír y me sonrojo.
¡Genial! Ahora no sólo es la vergüenza por haberle dicho que era guapo y me ponía nervioso, sino también el que su secretaria se haya dado cuenta de que lo estaba buscando. Y aún sigue con esa sonrisa, riéndose de mí. Abre un cajón con un sobre amarillo, escribe algo en un post-it que pega al sobre y luego me lo da.
- Mañana en la noche tengo que regresar esos papeles firmados por él ¿podrías ir mañana temprano a su casa y pedirle que los firme? - abro los ojos sorprendido. Veo el sobre, en el post-it ha escrito una dirección.
- ¿En verdad?
- De paso le llevas un caldo de pollo o algo, dice que tiene un resfriado y por eso no vino a trabajar. Conociéndolo no ha de haber tomado nada de medicamento y ni que decir de que esté comiendo bien.
Me sonrío. Creo que después de todo esa rebanada de pastel sirvió de algo.
- Gracias
Me di la vuelta y caminé de regreso a la cocina del restaurante. Antes pasé a mi locker para guardar el sobre, de pronto se me empezó a acelerar el corazón. ¡Esto es una locura! ¡¿Cómo voy a ir a su casa?!
*Saeng, no te pongas nervioso, no dudes. Tienes que ir*
Cerré el locker, me quedé aún pensando en si tendré el valor de ir. Regreso a la cocina un poco nervioso, al ver los platillos me surge otro problema: ¿En verdad debo llevarle algo de comer? ¡Dios! ¡¿En qué lío me metí?!
Al llegar a casa, seguía intranquilo, mi corazón no dejaba de latir como loco. Revisé lo que tenía en mi alacena, no había gran cosa.
- Tendré que ir primero al supermercado – murmuré.
Al día siguiente, llegué hasta un gran edificio, muy elegante. En mi hombro traía colgado mi bolso con el sobre y cargaba una bolsa con los comestibles. Observaba el post-it con la dirección, aún indeciso en si debía entrar, pero debía llevar los papeles firmados. ¡Tengo que entrar!
Me di la vuelta para buscar la puerta de acceso cuando vi a Minie tomado de la mano de un chico. Me sonreí, ese chico me pareció lindo y se veía muy bien con Minie. Me llevé la mano al pecho, tuve una sensación de alivio, me pareció un poco extraño.
- ¡Mi...n
*¡No! ¡Saeng, no! Min no debe saberlo aún, no debe saber de Hyun*
Iba a gritarle pero cuando lo intenté, él ya había subido a su auto y no me escucharía, así que mejor lo dejé. Ya después hablaría con él para que me contara quien era ese chico.
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Cosas que nunca te dije
FanfictionUna historia de amor que nace de un corazón. No les puedo escribir más porque sería quemar el fic completo, sólo les digo que hay un antes y un después. Inicia con los personajes siendo adolescentes.