...Ahora o nunca...

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Mi pie inquieto golpeaba una y otra vez contra el piso, lo admito, estaba muy nerviosa puesto que era la primera vez que iba a viajar en avión, la primera vez que iba a abandonar mi país y la primera vez que iba a alejarme de mi familia y amigos, en fin era la primera vez que haría algo fuera de mi rutina y eso me emocionaba y aterraba a la vez.

A pesar de eso, ahí me encontraba, sentada en una de las sillas del aeropuerto moviendo mis pies como una loca esquizofrénica sin saber dónde carajos ir.

*Cálmate Alex o pensarán que traes una bomba*- dijo mi conciencia y me obligué a relajarme un poco.

¿Qué es lo peor que podría pasarme?
Bien... ¿Por dónde comenzaré? ¿Cómo se supone que tengo que empezar a buscar?
Realmente estaba muy asustada y tal vez exageré, pero cuando mi celular sonó, salté y grité como si el peor de mis miedos acabara de pasar frente a mis ojos.

El tono de mi celular me trajo de vuelta a la realidad y lo peor de todo, no fue el hecho de que toda la gente volteara a verme como bicho raro por mi anterior y agudo grito, no. Lo peor fue cuando pose mi mirada sobre la pantalla y me fije quien era la persona que estaba llamando.

Nadie absolutamente nadie, sabía que me iría, bueno tal vez Christian sí, pero nadie más lo hacía y así quería que se mantuviese. Porque si se percataban, seguro tratarían de detenerme y eso era lo último que quería.

Respiré profundamente y atendí.

-Hola mamá- dije tratando de sonar calmada.

-¡Alex! ¿Dónde estás? ¿Qué acaso no sabes qué hora es? La señora Thomson ya se encuentra aquí, ¿No recuerdas su cita? ¿Dónde estás, jovencita? Sabes que soy una persona ocupada, no puedo seguir cubriéndote- suspiró- ya dime donde estas.

-Yo... realmente lo siento madre, pero no voy a llegar.

-¿Cómo que no llegarás? ¿Te paso algo hija? ¿Dónde estás? ¿Quieres que vaya por ti?- se apresuró a decir preocupada.

-No, no te preocupes, nada me pasó. Es solo que... ya no volveré madre, no hasta que lo encuentre.

-¿Encontrar qué? ¿A quién? ¿A qué te refieres hija?

-A él madre, encontrarlo a él, a mi otra mitad. Lo siento pero debo encontrarlo, solo te pido que me comprendas.

-¿Otra vez con esas ideas Alex? Por favor ya deja de jugar y vuelve, la señora Thomson pago una gran suma de dinero para encontrar a su verdadero amor, te comprometiste cuando aceptaste verla, por favor... vuelve cuanto antes.

-"¡¿La señora Thomson quiere encontrar su verdadero amor?!"... ¿te estas escuchando madre? ¿Y qué hay de mí? ¿Qué hay de mi verdadero amor? ¿Quién crees que eres para privarme de eso? ¿Cuántas personas ayudé a que encontraran a su alma gemela? ¿Eh? ¿Qué hay de mí felicidad? ¿Cómo puedes ser tan egoísta? ¡Soy tu hija por todos los cielos! deberías velar por mi felicidad y no por la de los demás.

-De verdad lo siento mucho Alex, pero sabes que no es mi culpa el hecho del que no puedas ver tu propio hilo, él ya aparecerá, seguramente cuando menos lo esperes. Solo regresa ¿sí?

-NO. Ya me cansé de esperar, necesito... solamente necesito hacer algo o por lo menos saber que hice todo lo que estuvo a mi alcance- suspiré- si fracaso por lo menos sabré que di todo de mí, solo así me sentiré satisfecha.

Quiero encontrarlo madre, quiero una historia como la tuya y la de papá, yo también, como tú, quiero tener la certeza de estar con la persona indicada.

-¿Quién te dijo, que yo estoy tan segura? Hija por lo que más quieras vuelve.

-Madre, desde que sabes que puedo ver los hilos rojos ni una, ni una vez, me preguntaste si tu hilo se conecta con el de papá ¡ni una sola vez madre!, ese simple acto, me muestra tu seguridad hacia tu elección, nunca quisiste saber; estas tan confiada que no necesitas de mi confirmación y la verdad es que yo... también quiero sentir eso, déjame sentirlo, respeta mi decisión ¿si?

Maldito Hilo Rojo © NovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora