No tengo excusas, ¿Cuánto pasó ya? ¿Dos años, tres? Ya ni sé perdón por no haber tenido la dignidad de pasar en blanco el epílogo de esta historia.
Pero bueno... La vida sigue(!? Aquí está finalmente y espero de todo corazón que lo disfruten.
Sin más preámbulos l@s dejo con el epílogo.Estaba soñando ¿Verdad? Sí, seguro que lo estaba, no hay forma en que no lo estuviera haciendo ¿Esto realmente estaba pasando? ¿Finalmente el amor de mi vida me había alcanzado?
Todo se sentía irreal, tan surrealista que me era difícil asegurar si en verdad estaba pasando o solo era producto de mi loca imaginación.
No sé, dos minutos, cinco, ¿Tal vez díez? Si lo más probable es que pasaran diez minutos desde que pronuncié a duras penas la frase "Te encontré" diez minutos en el que ninguno de los dos despegamos nuestras miradas la una de la otra, díez minutos en los que nos sonreímos como idiotas; Diez magníficos, hermosos, perfectos y mágicos minutos que para mí parecían no tener fin y la verdad es que no sé si quería que alguna vez se terminaran.
Estoy cien porciento segura que podría pasar el resto de mi vida admirando la perfección de éste hombre.
Este, sin duda, hermoso hombre castaño oscuro, de tez blanca y los ojos celestes más profundos y hermosos que los míos hayan tenido el placer de observar, parecía ser un poema, un poema que se escribía solo, simple, claro y sin ningún esfuerzo.
Las más elaboradas palabras abordaban mi mente y encontraban miles de formas de describirlo, ya sea en un poema cómo ya dije o en una canción o hasta en un entero y jodido libro.
Estoy todavía más segura que si en este momento me pusiera a describir todos los detalles que estoy observando de él jamás acabaría de escribir, todas las bellas palabras del mundo no alcanzarían, no serían suficientes para expresar cómo en cuestión de diez minutos este hombre me hizo sentir.Pero como es ley en esta vida, absolutamente nada es eterno. No pasó mucho tiempo más para que las demás personas que estaban formadas en la fila de los autógrafos comenzaran a inquietarse y protestar; y la verdad es que ni siquiera podía culparlos, ellos sólo querían la firma de su autor favorito, pero ¡carajo! ¿A caso les costaba tanto quedarse callados diez minuto más?
Quejas, reclamos y más quejas impacientes llegaron a mis oídos, a los míos y al parecer también a los de él quien inmediatamente después de escuchar el bullicio le regaló a mi vista la que debería ser la octava maravilla del mundo, su sonrisa.
Un carcajeo entre divertido y apenado por todo lo que ocurría.-Lo siento - río - realmente no son muy pacientes ¿Verdad?
-Cre-creo que debería irme, la señora de cabello rojo tiene un bastón y por lo que noto quiere usarlo en mi cara - bromeé algo nerviosa.
-Tranquila jamás lo permitiría - sonrió.
-Gra-gracias.Sólo tenía que calmarme y hacer que me firme el libro y así evitar que los que estaban haciendo fila, me maten.
-Asi que... ¿Alex? - habló mientras comenzaba a firmar el libro.
-Si - afirmé.
-¿Te gustó mi trabajo? - indagó curioso.
-La verdad que lo poco que alcancé a leer mientras hacía la fila, me encantó~ - dije sin pensar e inmediatamente me arrepentí.*Mira que eres tonta ¿Cómo puedes decirle que no leíste su libro?* Reclamó mi conciencia.
-¿No lo leíste?- preguntó demasiado serio para mí gusto.
-No, yo... Lo siento es que la firma no es para mí, es para la novia de mi amigo y yo solo... ay lo siento.
-Tranquila - sonrió - solo bromeaba, entonces... ¿Tú no eres Alex?
-Si!!! Lo soy - él me miró confundido.
-¿Tu amiga también se llama Alex?
-No, yo sólo...
-¿Tu sólo?... - me sonrió tan apacible, entre divertido por la rara situación y una familiaridad de como si nos conociéramos hace años y el supiera lo despistada que puedo llegar a ser a veces.
-Te ví y me puse nerviosa - reconocí - y de mis labios solo salió mi nombre - reí e inmediatamente me siguió con su sonrisa.
-Es lo más raro y alagador que escuché el día de hoy. Eres rara.
-Lo lo siento - hablé cabizbaja. Lo último que quería es que mi alma gemela me viera como una persona extraña.
-No lo hagas, me gusta lo raro, de hecho... Yo también lo soy.
y con esas simples palabras calmó mi ansiedad.
-Mejor así - respondí.
-¡Ya apúrate! - gritó una chica en la fila.
-Aquí tienes Alex - extendió el libro y me lo dió - dile a tu amiga que la próxima vez firmaré uno para ella, éste te lo dediqué completamente a tí.
-Lo lo haré, muchas gracias y de verdad... Prometo leerlo.
-Mi turno - me empujó y pasó prácticamente sobre mi el hombre que se encontraba atrás mío en la fila.
-Hasta pronto Alex - sonrió Philipe.
-Adiós - saludé alegremente.
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Maldito Hilo Rojo © Novela
Romance(Obra protegida por SafeCreative 1705172351255) Historia completamente original, queda estrictamente prohibida su copia y/o adaptación. Alex puede ver el hilo rojo del destino, lamentablemente para ella, puede ver el de todos excepto el suyo. Es po...