Capítulo 5: Dándolo todo

343 29 13
                                    


Magnus miró al muchacho, recordando cuando Will Herondale fue a visitarlo una vez a la mansión de Camille, rogándole que contactara a un demonio en específico, y luego que lo enviara al reino de los demonios para salvar a la chica que amaba, y era cómo un déja vú, Jace Herondale estaba pidiéndole lo mismo, más de un siglo después. Fascinado por la determinación que corría por la sangre de los Herondales, quedó envuelto en esa capa de sentimientos que tenía Will y ahora Jace Herondale.

—Magnus, por favor.

—Dijiste que no la amabas—. Magnus lo miró, reprochando.

—No lo hago.

—Entonces ¿por qué quieres salvarla? ¿Por qué no dejas que simplemente se encargue otro?

—Es mi deber—. Jace pasó sus manos por su cara, los ojos gatos de Magnus brillaron.

—Es tu deber porque la amas.

—Por el Ángel contigo, Magnus—. Jace soltó un suspiro, exasperado.

—Sé que la amas.

—No entiendo cómo Alec te ama tanto, eres tan molesto.

—Ésa es mi hermosa cualidad, cazador de sombras. Es muy peligroso que te adentres al Reino de los Demonios solo, debo hablar con la Clave.

—Maryse ya lo está haciendo.

—Y ¿cuándo piensas ir?

—Cuando abras el portal, brujo—. Jace lo miró con una ceja alzada.

—Espero que no lleves a Alec contigo—. Jace sonrió.

— ¿Por qué no?

—Por qué no quiero que salga herido.

—Porque lo amas—. Magnus rodó los ojos.

—No lo hago, Jace.

—Entonces ¿por qué te preocupas?

—Porque es mi deber.

—Porque lo amas—. Magnus soltó un gritito, exasperado.

—Joder contigo, Jace Herondale. Eres tan grosero.

—Ésa es mi hermosa cualidad, brujo—. Usó la misma frase de él. —Debo hablar con Robert, necesito que...

—Jace—. Miró atrás de él, igual que Magnus, Alec venía vestido de negro, con unos serafines en su espalda, Isabelle atando el látigo alrededor de su muñeca. —No creas que te dejaré ir solo.

—Tú no creas que Magnus te dejará ir conmigo—. Las mejillas de Alec se sonrojaron, Magnus lo fulminó con la mirada.

—Yo también estoy aquí—. Blaire apareció detrás de Isabelle, con una sonrisa, Jace se limitó a sonreír, sentía que el hechizo se estaba rompiendo.

—No me parece correcto que...

—También soy una cazadora de sombras, Jace. Como tú.

—Lo sé.

—Debo abrir el portal—. Anunció Magnus, ellos fueron detrás de él, hasta la sala de estar de su mansión.

****

—Jace—. Magnus lo llamó, antes de atravesar el portal. —Trae a Clary de vuelta.

—Lo haré—. Magnus asintió, Isabelle se adentró primero, luego Blaire, Jace y por último Alec.

Amo te usque in sempiternumᶳ (Te querré para siempre)

—Te amo nimiumᶳ, Alec—. Magnus lo miró hasta desaparecer, su corazón suplicaba, a quién lo oyese, que regresaran a Alec sano y salvo. (Te quiero demasiado)

Jace abrió los ojos, el mundo de las sombras en todo su esplendor, nuevamente allí, ahora no era para salvarlo a él, era para salvar a Clary, él no era la doncella en peligro esta vez, y eso le alegraba un poco su ego masculino. Sacó su luz de bruja, alumbrándolo todo, buscó a Alec, pero vio una chica llorando, sentada en el suelo con las rodillas en su pecho, era Clary, sintió como su corazón se contraía, y se vio a sí mismo tratándola mal, una Blaire sonriente a su lado, mientras Clary se hundía cada vez más, sintió su dolor, de su boca salieron palabras horribles dirigidas a ella, Clary se levantó, y corrió a un acantilado, susurró con dolor "los ángeles pueden volar" y saltó.

— ¡No!—. Abrió los ojos, dándose cuenta que era una alucinación, sintió una mano en su hombro, sacó su daga con agilidad, dispuesto a matar a cualquier demonio que se le hubiese acercado.

—Jace, soy yo—. Blaire estaba agitada, él bajó la daga. —No sé dónde están Isabelle y Alec.

—Debemos buscarlos—. Jace cogió la mano de la muchacha, guiándola a través de aquel infierno.

*******************

Alec estaba frente al Inquisidor, la espada mortal estaba frente a él, el Inquisidor le pidió que revelara quién asesinó a Magnus Bane, el corazón de Alec se detuvo, ¿Magnus? Hace poco lo había visto, él estaba bien, una lágrima cayó de sus ojos azules, el Inquisidor se burló de él, Camille Belcourt estaba sentada, escuchando todo, su rostro estaba triste, pero gruñó diciendo que había visto como Alec había asesinado a Magnus, cuando lo vio reconciliándose con ella, Alec negó mil veces, diciendo que no sabía que había pasado, pero al poner la espada mortal frente a él, salieron dos finas palabras de su boca; yo fui.

Como si se hubiera despertado de una pesadilla, su cuerpo dio un brinco, todo estaba oscuro, con la luz de bruja emprendió su camino, casi chocando contra un cuerpo sólido, preparándose para atacar, escuchó un suave sollozo, que decía Alec, soy yo. Clary estaba frente a él, no la Clary valiente y llena de vida que había conocido años atrás, ésta nueva Clary tenía miedo en sus ojos, un verdadero aspecto de pánico, su cabello rojizo estaba enredado y la ropa que llevaba el día que la atacaron los demonios, estaba rota.

—Clary, Clary—. Alec, la agarró de la mano, se quitó su chaqueta de cuero y se la tendió. —Por el Ángel ¿qué fue lo que te pasó?

—Alec... vinieron por mí.

—Jace vino por ti—. Los ojos verdes de ella, se fijaron en los azules de él.

—Jace...—. Por un momento el pánico cruzó su rostro. —Él no está a salvo, Alec. ¿Dónde está Blaire?

—Con él, creo...

— ¡Jace!—. La pelirroja gritó, y casi sale corriendo de no haber sido por Alec. —No lo entiendes... Blaire no es lo que ustedes piensan, ella es...

*************

Jonathan Morgenstern le sonrió, su cabello blanco y ojos negros, la miraban con diversión, ella miró a su alrededor, Idris estaba en llamas, escuchaba gente gritando y corriendo, niños llorando, su mirada volvió al suelo, Max... Max estaba tirado en un charco de sangre, sus ojos se cristalizaron y Jonathan tenía una mirada divertida en su rostro, se acercó a ella, tomando un mechón de su cabello, oliéndolo, ella quería gritarle, patearlo, hacerle daño pero lo que realmente estaba haciendo era sonriendo, Jonathan la abrazó mientras estaba de espalda, mirando como Idris se caía a pedazos.

Eres la reina de mi infierno, Isabelle Lightwood. Lo has entregado todo por mí. Eres pura de corazón ¿eh?—. Jonathan miró fijamente la ventana, y ella lo hizo, Simon colgaba del cuello, de un edificio.

Isabelle gritó con dolor, despertó de su alucinación, sacó la luz de bruja y alumbró a su alrededor, sintió que algo le tocaba el hombro, al darse vuelta, estaba Simon; una sonrisa con colmillos en su rostro, Isabelle retrocedió, ese Simon se acercaba de prisa hacia ella, iba a morderla, su látigo empezó a desenredarse, con lágrimas en los ojos, tiró del látigo hacia Simon, el cuello del chico se enredó, con fuerza lo jaló hacia ella, Simon gritaba, él cayó al suelo e Isabelle sacó su serafín.

—Harahel—. Susurró, el serafín brilló y fue clavado en el demonio, empezó a retorcerse, se secó las lágrimas con furia, y se adentró al mundo de las sombras.

N/A:

Muchas gracias por los comentarios y votos, soís los mejores :)

Espero que disfruten el cap, si os gusta, ya sabéis, comentad y votad.

Los quiero xx

Cazadores de Sombras: Ciudad de los Corazones Rotos -Pausada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora