VII

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Tanto Helliva como Renly entraron en el palacio, palacio que se encontraba adornado con los característicos colores de la realeza tales como el dorado, el morado y el azul. La iluminación no faltaba pues, en las paredes se hallaban abundantes candelabros de oro. El techo era de vidrio, material escogido por la princesa Mennise para que los invitados pudiesen gozar de la luz que la luna y las estrellas brindaban durante la noche.

Los músicos tocaban con elegancia sus instrumentos de cuerda, instrumentos que parecían ejercer cierto efecto calmante sobre los invitados, haciendo posible un ambiente sin ningún tipo de conflicto pese, a que solo un tonto crearía un problema al nuevo rey durante el día de su coronamiento.

Las individuos que allí se encontraban se aglomeraron para escuchar las palabras del Rey. Nuestros protagonistas, un poco despistados se unieron al grupo de personas para mostrarle cortesía a la familia real.

- Hombres, mujeres y niños de Yanáttirie, hoy presenciareis la coronación de mi hijo y príncipe Turar, heredero por derecho del trono. Tras la ceremonia, podréis disfrutar del banquete y los bailes que mi familia ha organizado. - 

Un joven trajo consigo un cojín, cojín en el que se posaría la nueva corona del príncipe Turar. Por un instante, todo pareció ir viento en popa sin embargo, un graznido distrajo a nuestro druida. Sus ojos se desviaron, llegando a observar como tres plumas negras se deslizaban por la sala. Una joven mujer se presentó frente a los ojos cristalinos de Renly. 

Azules, purpuras y negras eran las oscuras y ligeras prendas que la vestían. Sus ojos negros como la noche reflejaban la muerte mientras que su blanquecina y pálida piel como la porcelana solo mostraban belleza, fragilidad y elegancia. Sus pies no llegaban a tocar el suelo al igual que el ropaje que portaba el cual, se deslizaba sobre el aire.

La joven diosa y portadora de la muerte llevó el dedo indice de su mano derecha a sus finos labios, labios a su vez susurraban un aviso de muerte antes de mandar silencio al joven druida. 

El pelirrojo se quedó sin habla, atónito por haber presenciado la manifestación de la diosa morrigan, diosa y portadora de la muerte.

- Helliva, tenemos que irnos ¡no! tenemos que avisar a la familia real. ¡Tenemos que desalojar el palacio! - 

Renly sabía que Morrigan solo se presentaba cuando transcurriría un hecho significativo, un acontecimiento que se desarrollaría en la muerte de alguien trascendental o en la de un número importante de individuos. Algo estaba a punto de suceder.

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⏰ Última actualización: Sep 01, 2016 ⏰

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