Dicen que entre las montañas de mi pueblo se perdió una mujer. Anduvo, perdida, con pasos de pluma, hasta que se durmió. Y durmiendo echó raíces. Ahora, en su pelo anidan los pájaros y revolotean las mariposas. De noche canta, se lamenta y ríe. Ya no se sabe si es mujer, casa o árbol. Ahí anda, loca, perdida, viva.
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Margaritas y cenizas.
RastgeleIdeas. Sueltas, desordenadas. Para quién las encuentre. Para quién no las queme.